Bondad o maldad, Lucerys

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—... su condición es delicada, su majestad.

— Es un príncipe del reino, haga que su condición deje de estar delicada, o tu cabeza pagará el precio.

Decir que le duele todo, sería una amabilidad, si Lucerys reconociera el lugar y la voz que se escucha afuera fuese la de Maegor y no la de Aegon hubiese hecho algo para aparentar pudor, pero esto no es Dragonstone y su esposo no está peleando con el maestre del castillo, es Aegon quien alega dioses sepan qué. Por lo que no tiene pena cuando se retuerce en la cama y grita cual desquiciado.

Sus cuerdas bucales se estiran al máximo y su garganta enrojece, se retuerce cual oruga con sal en la cama y rápidamente tiene a varias personas intentando contener sus erráticos movimientos. Sigue gritando, tanto que su voz es estridente en sus propios oídos, pero es lo único que puede hacer para el dolor.

Como fuego quemando cada parte de su cuerpo, una picazón inhumana y el corazón tan rápido como aquella fatídica noche en su antigua vida, dolor es poco para lo que siente, tan insoportable que la palabra queda corta, aún cuando le dan paños húmedos y leche de amapola nada cesa su agonía, hace mucho tiempo que dejó de escuchar las voces que no fueran la propia en agonía y hace mucho tiempo que dejó de pensar o racionar, preso del dolor.

— Es peor por que no tiene un alfa, si tuviese uno-

— No hay ninguno presente, Maegor está en Dragonstone con su propio problema de maestres, Aenys en Dorne y yo no permitiré que ningún otro muerda su cuello, es la sangre de la antigua valyria lo que tiene ahí.

— Es joven, una cría hace nada, su cuerpo no resistirá más el calor y se sacudirá, su lengua se morderá hacía atrás y sus ojos se tornaran blanco, cuando eso pase, su hijo no vivirá más. Necesita un alfa, una mordida para que entre ambos soporten la agonía.

— Y entonces cuando tal cosa suceda el alfa entrará en calor y no dejará que nadie se acerque a su omega, jamás permitiré eso.

—¡Morirá!

— Pero si no lo hace, que pasara.

— Señor, nadie a sobrevivido a eso. Busque un alfa, se está desangrando — señaló las mantas que las sirvientes mueven de un lado a otro, blancas manchadas de un rojo intenso, sus ojos amatistas se dirigen al Niño en la cama y un escalofrío lo recorre al ver que sangre espesa y en chorros que sale de su nariz, boca, entre sus piernas, oídos y ojos, Lucerys grita aún más fuerte. — Si está tan desesperado de conservar la sangre, márquelo usted — sugiere.

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— La reina es fuerte, ha tenido 2 partos antes, sobrevivirá a este.

— Lleva más de medio día en cama, nunca han sido tan largos sus partos. La sangre que ha perdido es mucha.

— Es completamente normal en las mujeres mi rey-

—Mujeres Andalas. Mi madre es Valyria esto puede ser algo tan malo en su raza.

— Nunca he atendido partos valyrios mi señor — se disculpa con genuino pesar — sin embargo, usted conoce a alguien que si, el Maestre Od, de Marcaderiva, atendió el primer parto de su madre, de su tía, el de su abuela y el de todas las mujeres Velaryon.

—Pero.

—Pero es viejo y señil, su mano aún tiene el don, pero su cuerpo no resistirá venir hasta dragonstone en barco, tiene más de 80 veranos en este mundo.

— Así que debo mover a la reina hasta Marcaderiva, eso, si los Velaryon aceptan ayudarnos. Se han declarado sin bando en esta guerra.

—Le sugiero no moverla, no hay pánico aún, si bien el labor ha sido larga, n existe un riesgo alto, ella necesita de su presencia, su repentina ausencia la ha angustiado.

Dioses crueles -Lucerys-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora