Muñequita de Miel (EN PAUSA)

Capitulo 6

Julie cantaba despacio mientras balanceaba su cabeza de un lado a otro siguiendo a su ritmo la melodía que cantaba a su amor quien la miraba sonriente con la cabeza apoyada en su brazo, verla cantar le daba ánimos de poder seguir caminando en la oscuridad sin retorcer su cuerpo en la desesperación de estar viviendo en la oscuridad. 

Al terminar de cantar pudo escucharlo aplaudir junto aplausos que venían de la oscuridad, ella simplemente se sonrojaba e inclinaba la cabeza complacida de haber escuchado los aplausos.

—tan perfecta como siempre cariño, nunca podré aburrirme de escuchar tu voz Julie —Wally se acercó a ella y se arrodillo frente de ella para abrazarla mientras apoyaba su cabeza en el pecho de Julie deleitándose con su dulce aroma —me hace feliz escuchar eso Wally...

Julie con esfuerzo levantó su mano la cual temblaba bruscamente hasta lograr dejarla apoyada en el copete de Wally, suspiró victoriosa y un poco cansada a la vez que miraba los ojos de Wally, eran tan grandes y con pupilas tan negras que hacían estremecer su ya delicado cuerpo. Sus besos dejaban rastros tanto en su cuello como en su clavícula mientras acariciaba su espalda y su cintura.

—no puedo dejar de besarte mi querida Julie... Eres demasiado deliciosa para hacerlo... —Julie rio suavemente, lo escuchaba como halagos que estaba acostumbrada a escuchar —no soy un dulce Wally.

—lo eres Julie, lo eres... y no me canso de decírtelo cada vez que puedo.

Wally la besó con cuidado, amaba a su musa, la amaba a un punto obsesivo que su mente le exigía no sacarla de ese oscuro mundo, que la dejara dormir por siempre para que solo él la viera. Esos pensamientos solo empezaron aumentar su pasión por ella dándole besos desenfrenados y hasta suaves mordidas en sus dulces y carnosos labios a la vez que la abrazaba con fuerza casi asfixiándola.

—Wa-Wally... —Sus jadeos eran tan placenteros y provocativos a tal estado que buscaba acariciar su suave piel —Wally... me... asfixias...

Wally se detuvo abruptamente, jadeando y con la frente sudando pensando en que debía detener los pensamientos lujuriosos y retorcidos que merodeaban en su ya podrida mente. Su abrazo se aflojo y se alejó para verla y procurar que todo estuviera bien.

—lo... lo siento Julie, yo no pensaba... —Julie sonrió mientras jadeaba para hacer llegar el estancado aire a sus pulmones —esta bien Wally, lo entiendo.

¿Por qué tenía que dar esa bella sonrisa? Wally simplemente no podía dejar de deleitarse en verla sonreír y se dejó caer en el pecho de Julie para después acomodarse en los muslos de Julie. Las acarició sobre la ropa desde donde estaba conectado a su torso hasta los restos de rotula, las caricias inconscientemente hicieron que los nervios mandaran información a sus muslos y se movieran como si doblara la rodilla haciendo que Wally riera pausadamente, como lo hacía antiguamente.

—eres hermosa Julie... —subió la falda de Julie y besó su piel rosada para luego simplemente levantarse como si nada —debo seguir con lo mío.

Julie asintió y suspiro no podía hacer mucho, simplemente podía quedarse ahí, escuchando como movía cosas, tiraba objetos y experimentaba en hacer funcionar cosas que ciertamente no le interesaban mucho. hace una semana que estaba despierta y le costaba mucho poder volver a sus sueños fantasiosos, lo único que la alejaba de ese retorcido mundo en el cual vivía.

Mientras Bostezaba tuvo que taparse la boca al escuchar como rechinaba la escalera, normalmente Wally nunca subía las escaleras, es más, en cuanto ella se despertaba él siempre se mantenía cerca para observarla largas horas-

—¿Wally?... —lo dijo casi en un susurro intentando no sentirse envuelta en el pánico —no te preocupes cariño, iré a ver.

Escuchó los pasos de Wally alejándose de su zona donde habitualmente se encontraba realizando sus proyectos. Escucho gritos, golpes y pasos acelerados lo que hizo que se aterrara a tal punto de hiperventilarse y temblar, ya que hace mucho tiempo no escuchaba ruidos tan distintos a los que acostumbraba tener desde que la oscuridad llegó a sus vidas.