Capitulo 17

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Julie caminaba sin rumbo, perdida en su propia mente sin poder realizar algún pensamiento coherente ya que ya no existía algún sentimiento oh remordimiento ante sus acciones, acciones que creía habían nacido de su incompetencia e inmadurez las cuales la dejaron ciega al futuro que se le acercaba sin piedad. Arrastraba sus pies lentamente al estar sin alguna luz que la guiara en la penumbra, solo era el eco de algo que goteaba constante produciendo un eco a lo lejos.

Los latidos eran constante, juntos a los suyos dejando un claro sonido, un solo latido unido por ambos corazones que estaban ahora eternamente enlazados siendo cocidos por los caprichos del ciego amor que dejaban rastros de sangre en su pecho. seguía el ruido con calma con el frío abrazándola mientras sus pies descalzos eran cubiertos por un liquido espeso que llegaban a sus talones, haciendo su caminata más pesada.

El olor en ese lugar era pútrido y se mezclaba con el aroma de la madera húmeda dejando un rastro fuerte en la oscuridad a tal punto de que era imposible respirar por lo que sus pulmones se atrofiaban cada vez que inhalaba para conseguir más oxigeno. Sus rodillas empezaron a fallar y no pudo reaccionar en tensar su cuerpo por lo que se desplomó sin tener algo de que agarrarse por lo que cayó directo al suelo haciendo que el liquido llegara a sus labios haciéndola sentir un sabor metálico y que entrara a donde ya no existía su ojo, solo habían restos de nervios y sangre seca que estaba quedando pegado a su piel para que fuera imposible sacarlo.

Sus movimientos fueron casi robóticos imposibles de poder coordinar las extremidades para poder levantarse de ahí, quien la viera sería ver una simple muñeca que aún tenía cuerda con una clara expresión neutral, sin muestra de reacciones tan obvias como gritar, llorar y de correr. Dejó de moverse, ya no tenía sentido levantarse cuando no funcionaba nada.

No habían sentimientos de desesperanza, no había dolor, no había algún sentimiento al tener sus nervios expuestos y destruidos con un cariño claramente bizarro, era una verdadera muestra de amor que solo quedaba en evidencia en su deplorable imagen. Un amor que no podía tener de alguien más, solo de él y nada más que él, es lo único que debía entender en el silencio de la oscuridad.

Se escuchó a lo lejos un teléfono, se podía escuchar mal ya que podía estar en el agua, no estaba segura, simplemente lo escuchó mientras que a la distancia una deplorable luz se abría paso en la oscuridad como si de una desesperante esperanza hubiera ahí.

Debajo del manto de luz se encontraba una mujer, los restos de una mujer rubia sin extremidades, estaba quieta mientras que entre sus piernas se hallaba el teléfono deteriorado de un color rojo. Julie la miraba mientras el bullicio desgarraba el silencio al cual se había acostumbrado, a su vez el agua empezaba a subir, haciendo que el teléfono flotara y se descolgara dejando en paz al silencio que se acobijaba en ella.

—Julie —Su voz era fría, seca, una forma muy distinta de escuchar su voz de la mujer que empezaba a levantar la cabeza para verla —Ya deja de ignorarme Julie. —no dio respuesta, solo la miró —tu y yo tenemos una charla pendiente por delante.

El agua seguía subiendo empezando entrar a la nariz de Julie para destruir su sistema respiratorio, pero aun así Julie no reacciono ni pidió ayuda a quien estaba en la luz, porque sabía que no había salvación.

—ya es hora de que dejes de jugar en la miel.

—ya es hora de que dejes de jugar en la miel

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Muñequita de Miel (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora