Capitulo 11

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Polilla miraba a la pareja en el living, estática en una esquina al sentir que sobraba en esa conversación romántica, ni si quiera ayudó a Wally a subir a Julie, los brazos se encargaron de ayudar a subirla como si fuera una princesa. Estaba ansiosa y risueña luego de haber estado llorando por un tiempo en el sótano, sus lagrimas hincharon su único ojo y su cuenca desprendió un poco de lagrimas, sangre y por supuesto miel.

Ahora sonreía al ver como había al fin un poco de luz más haya de donde siempre se encontraba posicionada, con cariño y cuidado junto a besos románticos la posicionó en un sillón frente a la ventana acomodando su vestido para cubrir sus muslos, como una muñequita posicionó sus manos al frente mientras Wally acomodaba su cabello y peinarlo.

—¿Qué escondes cariño? —Julie no paraba de sonreír, incluso dejó sus labios estirados para que Wally pasara el liquido rojo del labial casero que él creo para ella, claro que ella podía hacerlo, perdió las piernas, no las manos, pero aun así le divertía jugar de esa forma —te tengo una sorpresa querida.

—¿una sorpresa? —Julie amplió su sonrisa, ella amaba las sorpresas —¿que tipo de sorpresa?

Polilla gritó bajo al ver como de la ventana aparecía un ojo, en verdad que no se lo esperaba a pesar de que ya había interactuado con él a base de bromas pesadas y una que otra partida de ajedrez, donde por desgracia siempre pierde. Julie en cambio aplaudió con fuerza mientras inconsciente y sin control de sus músculos movía los muslos con emoción como si pataleara.

—¡Oh cariño! ¿esto es real? —Julie lo miró mientras Wally le daba un cálido beso en la cabeza —lo es mi amada ¡Home al fin a vuelto! ya verás que poco a poco los demás volverán con nosotros.

los crujidos típicos de la casa sonaron por todos lados, como si hubiera un temblor a lo cual polilla por miedo se apego a lo que sería el triangulo de la vida. Wally sonrió mientras tomaba la mano de su querida musa y depositaba besos en este.

—Home está feliz de verte querida, agradece tus actos —Julie se sonrojó y desvió la mirada —no es para nada.

—claro que lo es querida, por eso eh decidido mi siguiente paso, será como un regalo de gratitud a ti mi amor —Julie sonrió y luego buscó con la mirada —¿Dónde esta Polillita?

Wally aguantó las ganas de apretar su mano, debería de estar prestando atención solo a él ¿Por qué tenía que pensar en ese insecto? simplemente era tonto, nada lógico en su cabeza. En cambio Polilla en cuanto escuchó que preguntaba por su persona se acercó a verla, aún con las imágenes tan traumáticas que cualquier cosa que pudo ver.

Julie en cuanto lo miró sus manos dejaron las de Wally y agarraron del muñeco gris algo que hizo enfadar a Wally y clavar su mirada en ese miserable insecto que robaba la atención de su perfecta musa. Polilla sentía la penetrante mirada, pero intentaba ignorarla lo mejor posible y sentirse triunfante de una competencia de llamar la atención de Julie de la cual automáticamente ambos entraron a competir.

—¡oh Polillita! siento mucho el haberte dejado tan sola, no pude resistir a dormir —Wally miraba atentamente las acciones del insecto —no te preocupes, debiste de estar cansada ¡pero con gusto puedo acompañarte todo este tiempo hasta que vuelvas a quedar dormida!

Julie soltó una leve carcajada para después dar palmaditas en el sillón para que se sentara en el apoya brazos, que con gusto obedeció para dar una larga charla para conocer del contrario con la característica alegría de Julie, mientras que Wally iba a la cocina para prepara un poco de té para esa "linda" conversación.

Julie soltó una leve carcajada para después dar palmaditas en el sillón para que se sentara en el apoya brazos, que con gusto obedeció para dar una larga charla para conocer del contrario con la característica alegría de Julie, mientras que Wally ...

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Sentir algo blando nuevamente de cierta forma era reconfortante, estar siempre sentada apoyada en la pared le había traído consecuencias como dolores en la espalda y en los muslos, pero que gentilmente Wally ayudaba con masajes cuando ella ya no podía aguantar el dolor.

Julie observaba como Wally subía a la cama y se arremangaba la camisa para proceder con el masaje para su hermosa numen. Levantó la falda del vestido y en sus manos hecho crema para luego masajear y hacer fricción con este para quitar cualquier nudo oh molestia del cuerpo de su muñequita.

No decía nada, sabía muy bien que su Dulcinea necesitaba esos segundos de silencio por aun no aceptar que ya no podía caminar, lo intentaba ocultar, pero era bastante obvio para él saber que no lo había superado aunque hayan pasado años. Quito con cuidado su corsé para después quitarle el pañuelo con el vestido. 

Wally se levantó y dejó la ropa de su mujer aparte en un sillón que se encontraba la habitación, fue a la mesita de noche y tomo el paño que tenía mojando el cual estrujó y con delicadeza de no abrir las costuras que hizo. Amaba verla desnuda la ropa no era necesaria para tal musa que inspiraba sus obras de arte.

—mi bella Julie, no importa cuando te mire, siempre llamas mi atención —Julie se sonrojó y sonrió con algo de pena —no digas eso Wally, ya no soy como era antes...

—¿como puedes decir eso cariño? cuando tu siempre eres motivo de ser mi numen —Wally besó su vientre haciendo que Julie se estremezca —Wally...

Wally la miró mientras seguía limpiando el hermoso cuerpo de Julie, dejando besos donde pasaba el paño húmedo. Al terminar con la toalla secó el cuerpo de su bella dama en delicadas palmadas y después hecho nuevamente crema a su cuerpo.

Wally se puso encima de ella y sin poder evitarlo la besó en sus delicados y rojos labios que como siempre le exigían su atención, los mordía y lamía, dulces juegos que empezaban aumentar de pasión, consumiendo sus almas en la cual bajaron al cuello de Julie para dejar más besos y mordidas mientras su amada jadeaba.

—Wally... Recuerda que no estamos solos —Julie gimió al sentir la mano de Wally acariciar su pecho —lo estamos, toda esta habitación solo para nosotros dos, como era antes...

Dio pequeñas mordidas en su cuello mientras acariciaba los bellos muslos de su bella rubia, sus leves movimientos lo incentivaban a más y es que simplemente no tenía nada que hacer para incentivarlo, con solo su mirada prendía su pasión por ella.

acarició sus labios inferiores mientras besaba y lamía las leves heridas que hizo en su cuello, la necesitaba y esto solo la hacía gemir y suspirar lo más bajo posible, intentando que no fueran tan claros para que se escuchen más allá de la habitación y lo más claro posible para su amado. Sus muslos se removían a los costados de Wally quien se apegaba más a ella para poder sentirla, se quito el chaleco corsé junto a la camisa exponiendo la cicatriz de su vientre.

Julie miró esa línea, esa preciada y perfecta cicatriz la cual Wally mostraba con orgullo para su amada, en especial sabiendo que esa cicatriz era importante para ambos a pesar de solo estar en el cuerpo de Wally. Julie se dio el atrevimiento de tocar y sentir el pequeño bulto que ocultaba la cicatriz.

—Tantos años... Tantos años y al fin lo estás logrando Wally, no rompiste tu promesa... —Julie lo miró quien no dejaba de sonreírle y luego darle un dulce beso en la frente haciendo que riera y le devolviera el gentil beso —todo esto no a sido nada cariño y verás que todo lo que sacrificamos será recompensado.

Los besos iban y venían y con sumo cuidado las caricias llegaron sin importar ya si había alguien más en casa oh que Home estuviera despierto volvían a estar solos con los delirios del placer los gemidos de ambos se mezclaban deleitando sus oídos a la vez que Wally se movía lentamente, cuidando de ella de complacer su cuerpo y la vez de que los intestinos de Julie abrieran las heridas recientes.

Los placeres de la lujuria y de las promesas eran deliciosos platos que solo se podían disfrutar en pareja.


Muñequita de Miel (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora