1-. Dos rechazos.

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El día había comenzado con lluvia, pero por suerte a esa hora del día (casi las dos de la tarde) ésta había desaparecido. El día se veía hermoso.
Era una verdadera lástima no estar afuera disfrutándolo.
Miré por la ventana del departamento con nostalgia. Yo habría querido estar ahí disfrutando del sol y de la compañía de L.
Myung Soo.
Lo miré de reojo. Se encontraba en la sala, charlando con Sung Yeol mientras que delante de ellos yacía la televisión olvidada.
Desde mi sitio no alcanzaba a oír su platica y era mejor así. Últimamente me ponía celoso por todo. Y sin motivo. Era cierto que había descubierto tener sentimientos por él, pero este... amor era unilateral. Lo sabía muy bien. L sólo me veía como su hermano pequeño. Claro que solía hacer mucho fanservice conmigo para deleite de las fans, pero aunque a veces podía ser muy dulce también podía ser frío y cortante. Como si Myung Soo tuviese también partes de L.
En ese momento se abrió la puerta principal y entraron Sung Kyu y Dong Woo.
—Tenemos grandes noticias —exclamó nuestro líder sonriendo—. Grandes y emocionantes noticias.
—¿De qué se trata?
Quiso saber Sung Yeol, aunque yo me mantuve en mi sitio.
—¡Adivinen!
Sung Kyu se veía de excelente buen humor. Debía ser algo realmente bueno.
—Vamos, dinos ya.
Se escuchó la voz de Hoya, el cual había estado en su habitación.
—Que amargados son —se quejó Sung Kyu, pero sin dejar de sonreír—. El mánager acaba de decírnoslo —miró a Dong Woo—. Tenemos el fin de semana libre.
Sung Yeol y Hoya gritaron al mismo tiempo, levantando los brazos con emoción. Cuando actuaban así eran ellos quienes parecían los menores.
Fruncí el ceño, pero me limité a escuchar en silencio. Tiempo libre me daba lo mismo. De todas formas no era como si tuviese muchas cosas que hacer. Y eso me hizo recordar otra razón por la cual debería estar deprimido. No sólo era presa de un amor no correspondido hacia uno de mis compañeros de grupo, sino que además el sudichoso había comenzado a evitarme. Ya no íbamos juntos de compras. No íbamos a comer. Y tampoco nos desvelabamos hablando de tonterías.
L se estaba alejando de mi. Y temía que fuese mi culpa, que de alguna forma hubiese descubierto mis sentimientos y esa fuera su forma de rechazarme indirectamente.
Hoya dijo algo sobre comer carne y salió de la casa casi volando, mientras que Sung Yeol decía todo lo que haría (o no haría) ese fin de semana. Dong Woo lo escuchaba con paciencia. En ese momento L se volvió y nuestros ojos se encontraron. Su poderosa mirada sobre mi. Dejé de respirar, sintiendo que moriría. Y Myung Soo se giró, como si verme hubiese sido un error.
Sung Kyu se desatendió de todos y fue en búsqueda de Woo Hyun, quien dormía en la habitación que compartía con el líder desde hacia un rato.
Desanimado, volví mi atención al exterior, el cual era mucho mas brillante de lo que yo me sentía.
Dong Woo se acerco.
—Sung Jong, no te ves muy emocionado por la noticia.
—Estoy cansado.
Murmuré. Mentía, pese a los ensayos y la falta de sueño no me sentía físicamente cansado, pero mi estado emocional estaba exhausto.
—¿Por qué no vas a echar un siesta?—. Opinó. Dong Woo era como la mamá del grupo—. Te avisaré cuando Hoya llegue con la comida.
—Eso suponiendo que traiga para todos.
—Lo hará —respondió con seguridad y se inclinó un poco hacia mi—. ¿Estás así por el ensayo o por ya sabes quién?
Dong Woo era el único que se había percatado de mi situación y me apoyaba como podía. Después de todo el tenía sus propios sentimientos no correspondidos por Hoya.
—Un poco.
Mentí de nuevo, porque no era sólo "un poco" sino "un mucho".
—Deberías probar a hablar con él.
Sugirió en voz baja, aunque ni L ni Sung Yeol nos prestaban atención. Habían retomado su plática anterior y parecían ajenos a todo lo demás.
—No tiene caso —murmuré —ya sé lo que dirá. Qué es asqueroso y que me odia.
—Él te quiere mucho, Sung Jong. Dudo que sea capaz de decir esas palabras.
Yo también lo dudaba.
—Pero seguro me odiara.
—No pierdes nada probando.
Pero de hecho si perdía. Y mucho. L ya me evitaba aun sin conocer realmente mis sentimientos, ¿que pasaría si lo hiciera? Dong Woo se había confesado y Hoya lo había rechazado; y ahora se trataban cada vez menos. La estrecha amistad que los unía parecía estar muriendo. Y aunque Dong Woo parecía llevarlo bien yo no me sentía tan fuerte como él para hacerlo.
—No puedo.
Pero o Dong Woo era un entrometido de primer nivel o deseaba verme sufrir también porque se volvió hacia los otros dos:
—Ey, chicos. ¿Que harán en sus días libres?
—Comer y dormir.
Respondió Sung Yeol.
—Tal vez ir de compras.
Dijo L simplemente.
—E iremos a un sitio.
Añadió Sung Yeol.
—¿A dónde?
—No importa.
Le cortó L, mirando a Sung Yeol con rencor. Me sorprendió un poco eso.
—Pues a donde sea que vayan, ¿por qué no llevan a Sung Jong con ustedes?
Ya estaba listo para inventar una excusa del porqué no podía ir con ellos cuando Myung Soo tomó nuevamente la palabra.
—No. Esto es algo entre Yeol y yo. Sung Jong no puede venir.
Me lanzó una mirada y echó a andar hacia la salida. Sung Yeol me miró con el ceño fruncido, pero fue detrás de él.
Dong Woo se volvió hacia mi. Me encogí de hombros y ambos vimos a Woo Hyun salir de su habitación con una pequeña mochila en el hombro. Nos dirigió un gesto con la mano y se fue por donde lo habían hecho los otros tres miembros de Infinite.
—Oh no. Esos parecen problemas.
Murmuró Dong Woo y fue a la habitación de los dos vocalistas principales.
Me volví a la ventana de nuevo. Ya tenia suficientes problemas personales como para encima preocuparme por la vida amorosa de Sung Kyu.
Al cabo de unos minutos Dong Woo y nuestro líder salieron. El primero sonriendo y hablando en voz muy alta, mientras que el segundo se limitaba a asentir.
—Volveré de inmediato.
Y Dong Woo tambien se marchó.
Sung Kyu y yo nos quedamos solos. Pero no nos miramos.
—Sung Jong —me sorprendió hablándome—. ¿Por qué aún sigues aquí?
—¿Por qué no debería estar aquí?
Atajé, ofendido y sin ganas de dejarle meterse conmigo como acostumbraba.
—Tenemos el fin de semana libre —respondió —deberías aprovechar y salir.
—¿Y tú vas a salir?
Sung Kyu comenzó a reír.
—Sí, claro.
Escuché un crujido de papeles y me volví para mirarlo. Tenía un sobre amarillo entre sus manos y lo miraba con el ceño fruncido.
—¿Qué es eso?
—Reservaciones para un spa de lujo.
—Wow. ¿Son para ti?
—Es obvio.
—Suena a un buen plan.
—Sonaba.
—¿Qué?
Arqué una ceja. El mayor chasqueó la boca antes de responder.
—Invite a Woo Hyun a venir conmigo, pero se negó. Prefirió salir con Key.
Y tiño de desprecio cada letra del nombre de este último.
—Lo lamento.
Dije en voz baja.
Sung Kyu se levantó, con el mentón hacia arriba.
—No necesito que alguien menor que yo se compadezca.
Me arrepentí de ese momento de bondad. Definitivamente Sung Kyu y yo nunca podríamos tener una relación libre de tensión.
—Pero aún así —dije, armándome de paciencia, con todo y mi precario estado emocional —será un desperdicio si no vas.
—Ya lo sé, pero es una reservación doble.
—Invita a un amigo.
Sugerí, pensando en el montón de amigos que parecía tener. Nuestro líder parecía encajar con casi cada persona que conocía. Sung Kyu me lanzó una mirada de advertencia. No le habían gustado mis palabras.
—¿Dónde están L y Sung Yeol?
—Se fueron.
—¿Y por qué no fuiste con ellos?
—No es tu asunto.
Gruñí y me volví hacia la ventana de nuevo. Sung Kyu se acercó entonces, de nuevo abusando de su poder como el mayor.
—¿O sea que piensas quedarte aquí solo el fin de semana?
—Sí.
Hubo silencio. Esperaba que Sung Kyu me dejara en paz de una vez. Si tanto le dolía la actitud de Woo Hyun debería él hacer lo mismo. Conseguirse a alguien más para pasar el rato.
—Sung Jong.
—¿Qué?
Ese líder nunca se daba por vencido. Me giré de nuevo y me sorprendí al ver el sobre extendido hacia mi. Pero esa acción no fue nada en comparación a sus palabras:
—Ven conmigo al spa.

Quédate a mi lado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora