Ángel Descarriado 🔞©|libro#1, Saga Eternal|

Capítulo 12

Edmond

La ira empezó a recorrer mi cuerpo, la sangre que circula por mis venas se siente más caliente de lo normal, de un momento a otro me sentí como si el pasado estuviese frente a mi otra vez.

Las palabras de Miguel me tomaron por sorpresa, incluso después de tantos años, él sigue siendo el único que obtiene todo.

—Señor, lo siento mucho, le juro que no volverá a suceder.

Hace cinco minutos mi hombre de confianza vino a informarme que atacaron a mi hermano, los hombres de Ezra quieren venganza porque tome a Nora, sin embargo, ella nunca fue de él.

—¿Cómo mierda ocurrió esto?, ¿Y mis hombres?, ¡malditos inútiles!— grité.

Escuche los pasos de Nora, detrás de mi y tome aire, busque mi arma y la guarde en mi pantalón sin girarme a verla, no pienso dársela a nadie, pero mi familia, mi familia no se toca.

Me giro sobre mi eje y su mirada confundida me llena de desconfianza, ella es un ángel no debería estar aquí, pero no dejaré que vaya a ningún lado.

—Edmond, ¿esta todo bien?, ¿Por qué los gritos?

Sonreí al ver el revoltijo en su cabeza, su cabello es tan suave, pero igual de rebelde que ella, camine hacia ella y sonreí a pesar de no tener ganas de hacerlo.

—Hay una enorme guerra allá afuera, mujercita, asi que por ahora te llevare a casa de mis padres, es más seguro hasta que termine de solucionar mis problemas con Ezra.

—¿Puedo hacer algo para ayudar?—pregunto con preocupación.

Asiento con la cabeza y coloco mi mano derecha en su cuello, tomándolo con posesividad.

—Se una buena esposa y espera en casa de mis padres, cuando vuelva me recibes con una sonrisa y todo estará bien— asegure.

—De acuerdo— siseo.

Me puse serio nuevamente y me diré dándole la espalda, observe a Miguel y este asintió con la cabeza entendiendo sin necesidad de palabras.

Salí de mi apartamento y subí a la camioneta donde mis hombre esperaban desde hace unos minutos, sin decirles nada condujeron hasta una de mis bodegas donde ya tenían a dos de los hombres que atacaron a mi hermano.

Al llegar baje de la camioneta y entre en la bodega, tome asiento en el asiento quedando frente a ambos hombres, los reconocí inmediatamente como los hombres de Victor, eso me sorprendió un poco, ese viejo siempre haciendo alianzas de mierda.

—Nombre— exigí mientras limpio el cañón de mi arma con un pañuelo.

Ninguno dijo nada, ambos se mantienen con la cabeza agachada, aprieto la mandíbula sintiéndome enojado y me pongo de pie.

—Ninguno puede hablar entonces supongo que no necesitan su lengua para nada,  es un órgano inútil para ambos.

Tome un encendedor y lo enciendo observando la hermosa llama que sale de su interior.

—¿Quien fue?—. Pregunté teniendo claro que sería la última vez que lo preguntaría.

—Por favor, tengo dos hijos pequeños, solo estaba cumpliendo ordenes, por favor— lloriqueo el que se encuentra a mi izquierda.

Sonreí de lado y camine hacia él,  uno de mis hombres le sostuvo la cabeza y otro le obligó a abrir la boca.

—Entonces si puedes hablar, que lastima porque no lo harás otra vez.

Acerque el encendedor a su boca y sonreí al ver sus lágrimas a través del fuego, me eche a reír a carcajadas y guarde mi encendedor.

—Esto es aburrido, arranca sus lenguas y asesinalos— órdene.