Nora
Mi espalda es apegada a la pared con una fuerza inimaginable, mis piernas empiezan a temblar y todo mi interior es una revolución.
Observo a mi progenitor apretar las manos en puños mientras pienso en las posibilidades de huir de sus golpes, pero las oportunidades de escapar de sus garras son nulas, hace dos años supe que este hombre es mi padre biológico, Cristopher Hastings, el mismo que ha hecho de mi vida una miseria desde que me obligó a vivir con él.
—Escucha, mocosa, no es una pregunta, el viernes vas a ir con tu prometido, deja de ir en mi contra, maldita sea—
Desde que tengo memoria solo he estado con mi madre, de la nada en mi cumpleaños número diecinueve, este hombre apareció en casa de mi madre con la noticia de que es mi padre, jamás juzgué a mi madre, pero fui muy estúpida al pensar que un hombre como él en verdad amaria a la hija que tuvo con su ama de llaves.
Han pasado dos años y a parte de los lujos de este horrible lugar, todo lo que recibo son maltratos, golpes, humillaciones y desprecios por parte de mi hermana menor y vaya sorpresa fui traída aquí para salvar su trasero.
Ese mismo día luego de amenazar a mi madre de muerte me dieron la ridícula noticia de que me voy a casar a los veintiún años, ni siquiera he tenido más de dos novios por Dios.
El problema real no es contraer matrimonio, el problema es con quién, Edmond Nikolae, un hombre de 29 años, que además es el socio de mi padre, no hay que ser muy inteligente para saber que es un asesino que se dedica al tráfico de sustancias ilícitas.
Los dedos de mi padre rodean mi mandíbula y aprieta con fuerza, fruncí el ceño y abrí los labios por la presión ejercida en esa zona.
— Papá— gimotee.— Por favor— Supliqué y una lágrima traicionera se deslizó por mi mejilla.
Odio tanto mostrarme débil ante los demás, él disfruta hacerme daño, le gusta verme llorar, su ego crece cada vez que le suplico que deje de lastimarme, mi espalda es la única prueba de todas las veces que intente hacerme la valiente e intenté no suplicar por mi vida.
Sus Perfectos dientes brillan frente a mi y quisiera poder borrar esa sonrisa de su rostro, su cara se acerca a la mía y el olor a tabaco y licor inunda mis fosas nasales y siento ganas de vomitar.
—No vuelvas a abrir la boca si no te pido que lo hagas, estúpida, deberías agradecerme que decidí casarte con Edmond, en tu miserable vida hubieses conseguido un marido así— siseo.— Largo de mi vista— ordenó.
Mis piernas aún tiemblan, pero empecé a correr lejos de mi padre, entré en mi habitación y cerré la puerta con seguro, tomé mi celular y marqué el número de Katie y Prince, hice una llamada grupal y ambos contestaron al instante.
—¿Ángel?, ¿Qué pasa?— cuestionó mi amiga preocupada.
—Te escucho, virgen María —se burló Prince, siempre me recuerda que aún conservo mi virginidad.
—Bar Eternal, yo invito— colgué la llamada y después de abrir la ventana de mi cuarto, baje como pude, ya que a penas es un segundo piso.
Al llegar al frente camine hasta llegar a la carretera y entonces tomé un taxi, en unos minutos estuve dentro del bar con mis amigos, los cuales me miran como a un bicho raro por tener una tarjeta dorada y ropa cara.
Les expliqué todo lo sucedido en esos dos años que desaparecí y ahí estaba la sonrisa estúpida de Katie.
— Tú me tienes que estar jodiendo, ¿Has visto a ese prometido tuyo?— Arqueo una ceja y niego con la cabeza, nunca lo he visto.
— ¿Sigues siendo virgen?— juro por Dios que pensaría que me quiere desvirgar, pero él es gay.
Sentí ganas de hacer enojar a mi padre y una cuenta enorme por pagar en un bar es la única idea que me mantiene lejos de sus puños, al menos por ahora.
Todo a mi alrededor empezó a volverse borroso, la cabeza me da vueltas y las ganas de reírme por todo aparecen de la nada, mi amiga toca mi mano y dice algo que no logro escuchar, pero giró el rostro hacia la barra donde hay un tipo guapísimo hablando con un hombre algo mayor.
Me pongo de pie y sonrió con malicia.
—Al menos no me casare siendo virgen y casta—
Empecé a caminar tambaleandome de un lado a otro, llegué frente al hombre y solo espero estar sosteniendo el rostro correcto de las tres personas que veo frente a mi.
—Me voy a casar mañana y quiero ponerle los cuernos a mi futuro esposo, ¿Qué opinas de un polvo?— joder, ¿Un polvo?, Es enserio, Nora Hastings, ni un oral sabes hacer.
Su sonrisa me saco de mis pensamientos de un golpe y le sonreí de vuelta, sentí su mano posarse en mi espalda baja, su rostro se acercó a mi cuello donde dejó un beso para después subir hasta mi oreja.
—No puedo prometer que solo será un polvo, terminaras pidiendo unos cuantos más— su lengua recorre el lóbulo de mi oreja y aprieto las piernas sintiendo un cosquilleo en mi entrepierna.
"Aún me quedaba un último vuelo, pero me quedé sin plumas, me quedé sin cielo"
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Ángel Descarriado 🔞©|libro#1, Saga Eternal|
RomanceNo debieron hacerlo, nadie se detuvo a pensar en las consecuencias de unir a un ángel rebelde con el mismísimo diablo, él no quería ir al cielo con ella, pero ella anhelaba arder en las llamas del infierno junto a él...