Ángel Descarriado 🔞©|libro#1, Saga Eternal|

Capítulo 6

Nora

¡Mierda, mierda y más mierda!, ¿es enserió?, ¿tan mala suerte tengo?.

Cuando escuche sus palabras aquella noche en el bar, "¿vas a pretender que no recuerdas lo que me hiciste anoche?'.

Justo en ese momento mi memoria volvió completa, las imágenes de Edmond, besando mi cuello, bajando la cremallera de mi vestido, desabrochando mi sujetador y mirándome con esos ojos que tiene.

¡Tierra ya tragame, por Dios!, "Por lo menos no me casaré siendo virgen dije, pero de igual forma termine enredada en las sábanas del mismo diablo, ¿Por qué?, ¿Por qué a mí?.

Han pasado cuatro semanas desde esa noche, no he regresado al bar por obvias razones, Edmond Nikolae, hago lo posible por convencer a mi padre de que me casaré con él, la última vez me hizo conocer a un señor de unos 65 años y joder no, prefiero vivir bajo el mismo techo con ese narcisista estúpido, a casarme con un señor que parece mi abuelo.

Supe por mi hermana menor que Edmond salió del país hacia Rusia, su país natal, se desconoce el tiempo que durará por allá, pero supongo que eso me hace ganar tiempo y buscar una alternativa a ese matrimonio de locos que se invento mi padre.

Se muy bien que Edmond es cruel, frío, un posesivo extremista y sobre todo un tipo con el ego tan alto que se cree Dios, piensa que nadie puede ir en su contra, todos tienen que compartir los mismos ideales que él y todo lo que quiere lo tiene que tener, gracias al cielo hay muchas mujeres en el mundo, a lo mejor regresa casado de Rusia y me deja en paz.

Me aterra la idea de vivir bajo sus reglas, pues pienso que no sería tan diferente a como vivo con mi padre, pero su reacción aquella noche al ver mis golpes, me hace querer saber si él me liberaría de esto, o tal vez aún después de estar casada con él seguiré siendo el saco de boxeo de mi padre y mi hermana, no estoy segura de nada.

El hermano de Edmond, ha estado frecuentando la casa de mi padre más veces de las que puedo recordar y siempre me sonríe al verme, no se si viene a husmear para llevarle el chisme a su hermano o que carajos hace aquí todos los dias, ¿Acaso no tiene trabajo que hacer?.

Bajo las escaleras y al llegar al pasillo me encuentro con la figura de mi padre quien se me queda viendo enojado por la ropa que llevo puesta.

—Buenos días, Padre, señor Ezra, Buenos días— gimote. El miedo en mi voz es notable y el amigo de mi padre asiente con la cabeza.

—Ponte algo decente y baja al despacho— ordenó.

Asenti e hice una reverencia hasta que ambos se marcharon, subí nuevamente las escaleras y empecé a rebuscar la prenda más grande que tengo, ese viejo cochino, depravado sexual, no va a llevarse imágenes sensuales mías a su casa, claro que no.

Me coloqué frente al espejo y me vestí, un vestido azul claro cubre mi cuerpo y gracias a que mi cabello esta sin planchar lo dejo justamente así rebelde como le gusta estar, sonrió para mi misma y fruncí el ceño al escuchar el timbre de mi celular.

Un número desconocido brilla en la pantalla, pero con la esperanza de que sea mi madre descolgue la llamada.

—¿Hola?—

—Hola, bella durmiente—siseo.

—Edmond—asegure.

—Nora Hastings, soy tu prometido, pero recuerdame cuando te di el permiso de tutearme— rodé los ojos.

—Cuando rompiste el compromiso, quizas—me burle.

Una risa se escucho del otro lado de la línea y no pude evitar reírme también, me descubrieron pero aquí ando yo, riéndome con mi verdugo.