Chapter 7

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— ¿Quieres que salgamos y así te calmas? — preguntó Byeol, viendo como el llanto silencioso del pelinegro no cesaba.

Este se limitó a hacer un pequeño gesto de afirmación con su cabeza, y así, la joven avisó a su profesor y se dirigieron a fuera del salón.

— Cálmate, ¿si? Estoy aquí contigo, estoy aquí. — decía esta mientras aún abrazaba al chico y sobaba su espalda. — Puedes contarme lo que sea que te ponga así para desahogarte si lo necesitas, pero estoy aquí ¿si?

Estas palabras hicieron que el pálido se calmase poco a poco.

— Gracias Byeol, nunca antes nadie había sido capaz de quedarse a mi lado y intentar calmarme. — comentaba el aún con alguna que otra lágrima en su rostro.

— Esta bien, ahora vayamos al baño a limpiar tu rostro. — añadía la muchacha mientras con sus dedos intentaba quitar las lagrimas que habían quedado en sus cachetes, provocando un leve sonrojo en este.

Sunghoon entró al baño mientras Byeol esperaba afuera, y este en comenzar a pensar en lo sucedido, comenzó a notar un leve cosquilleo en su estomago, provocando que este se sonrojará. Intentó evitar ese sentimiento que podría llevarlo por un mal camino, y limitarse a lavar su rostro para no hacer tan notable que había estado llorando, ya que ahora le tocaba el descanso, y no quería que sus hermanos se diesen cuenta de eso.

— ¿Estas mejor?

— Si, gracias por ayudarme.

— No es nada. — aclaraba esta dandole una leve sonrisa a este. — vayamos, ya sonó el timbre.

Y así, se dirigieron a la cafetería, donde se encontraban todos los demás.

— ¡Holi!

— ¿Hoy tampoco traes comida? — preguntó Jay.

— Que antipático, podrías devolverme el saludo al menos.

— No le hagas caso. — explicó Jungwon. — ¿ya sabes lo de la fiesta?

— ¡Siiii! Ya tengo ganas de que sea, les llevaré unos regalos que seguro les encantan.

— No hace falta que traigas rega- ¡¿Como que no?! Es una fiesta de cumpleaños, hay que llevar regalo si o si, y aunque no los conozca mucho, les haré unos regalos increíbles. — interrumpió esta a Ni-ki.

— Bueno, si tan segura estas. . .

— Segurísima, ahora, acompañenme, les tengo una sorpesa.

Ella los guió hasta un pequeño banco, lleno de flores, que se encontraba en la parte trasera de la escuela.

Era realmente hermoso, tenía incluso unas bonitas vistas. Al parecer, esta alguna que otra vez había ido hasta allí cuando se sentía mal, y pensó que sería buena idea mostrarselo a estos.

— ¡Es genial! — comentaba Sunoo mientras abrazaba a la joven.

Pasaron el descanso allí, y se volvió el lugar favorito de la escuela de Sunoo, pues a este le encantaban los lugares con flores.

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Ya era sabado, el dia de la fiesta, y ese mismo dia en la mañana, Byeol había salido a comprar los regalos de cada uno de los chicos. Había decidido comprar un pequeño peluche de zorro para Sunoo, uno de pingüino para Sunghoon, uno de perrito para Jake, uno de bambi para Heeseung, uno de pollito para Ni-ki, uno de gatito para Jungwon y uno de águila para Jay. Hubiese querido comprar cosas más especiales para cada uno, pero su presupuesto no llegaba, ya que su paga que tenía en su pequeño trabajo de cajera era muy bajo.

Esta comenzó a arreglarse, le habían enviado la ubicación de su casa y estaba a un buen rato andando, así que tendría que salir un poco más temprano.

Decidió ponerse un vestido azul cielo algo apretado del pecho, pero suelto por la parte de la cintura. Se maquilló bastante, pero decidió no añadir sombras ni nada más, ya que no quería destacar más que los propios cumpleañeros.

Decidió ponerse en marcha a la fiesta, iba a dejarle una nota a su madre, pero sabía que seguramente ni la leería, pues al final, su madre era una alcohólica, con un sueldo mínimo que se gastaba en alcohol o tonterías, por eso era que Byeol tenía que trabajar, para pagar los gastos del hogar y comida, aunque con eso, le solía robar dinero a su madre, y su padre, se fue cuando ella tenía tan solo seis años, desde entonces su madre se volvió de esa manera.

Byeol se sentía mal por esa familia tan disfuncional que tenía, pero pensaba en personas como los chicos, y se sentía afortunada.

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Byeol anduvo durante un rato por ese enorme bosque, hasta que logró encontrar la enorme casa. Tocó la puerta, no se veía muy animado, solo habían luces, pero no se oía música alguna.

— ¡Byeol! — dijo Sunoo mientras se abalanzaba sobre esta dandole un abrazo y siendo correspondido.

— ¡Felicidades! — exclamó mientras daba pequeños saltitos de emoción.

— Pasa, pasa, los demás estan en la cocina

Con la ayuda de Sunoo, se dirigió a donde había mencionado, observando la enorme casa. Había bastante gente y una música altísima, pero desde afuera no lo parecía.

Cuándo vio a los chicos allí, fue a abrazarlos y les cantó un pequeño "Cumpleaños feliz".

— ¡Aquí están sus regalos! ¿Cuando los abrirán?

— No sabemos aún.

— ¡Abranlos ahora! — proclamó mientras entregaba los regalos uno por uno.

Todos los abrieron al mismo tiempo, y al ver los peluches se quedaron algo extrañados, pues nunca habían recibido regalos así.

— ¿Que pasa? ¿No les gusta. . .?

— ¡No, no, no, al contrarío, nos encantan! — dijo Jungwon quien había notado la tristeza en el rostro de la joven.

— Bueno, más les vale, porqué perdí los tickets.

Todos agradecieron y continuaron con la fiesta, hasta que alguien agarró el brazo de Byeol, empujandola con fuerza a una habitación apartada y oscura, muy oscura.

Sign of the times - Sim JakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora