Tenía los pies juntos pegados a su pecho mientras veía aquel triste atardecer, las nubes de lluvia que cubrían el horizonte amenazando con dejar caer las gotas a cada segundo, el cabello despeinado sobre su rostro, las lágrimas caían sin parar, muchos dicen que puedes llorar bajo la lluvia y así no se distingue, pero es mentira
Cada gota salada que caía de aquellos ojos azules era más oscura que la anterior, más ruda y amplia, más difícil de soltar, el calor de su cuerpo se desvanecía ante las frías corrientes de aire que chocaban en el casco del barco, sus manos temblaron sosteniendo un cigarrillo, una chispa de luz que brillará entre la densa neblina
Se reclino un segundo, sus lágrimas detenidas, contraídas, retenidas con nada más que voluntad, el rubio se tambaleó, levantándose de dónde se encontraba, su pecho dolía estrepitosamente
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Las manos ajenas estaban sobre el tercer hijo, amasando su cuerpo hasta el cansancio, los evidentes moretones, desde verdes hasta morados, cada uno con dueño y tiempo diferente, su cabeza dando vueltas, entre estocadas difíciles de recibir
Falanges y extremidades que quemaban, ardían como el fuego contra la pálida piel, era obvio, las mil y una marcas que iban a quedar para siempre, tanto en su cuerpo como en su mente, chispeantes y avivadas cuando se mire al espejo, odiosas y molestas cuando quiera bañarse
Recostado en el suave lino blanco de aquella cama, su cuerpo despojado de humanidad, dignidad, orgullo, amor propio, despojado de lo que tanto se había tardado en construir su capitán, alejado de su tan apreciada libertad
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En el momento que lo vio supo que ese chico no estaba enterado, cuando enrollo sus brazos elásticos alrededor de su adolorido cuerpo
Claro que aguanto el dolor, la incomodidad de ser tocado por alguien, reprimió el deseo de empujar al peli-negro, porque el sabía que lo estaba ayudando, lo estaban rescatando y aún así, no dejaba de sentirse asqueroso, no podía simplemente deshacer todos los recuerdos que había tenido, no cuando aquello quedó grabado en su piel
-Sanji! -Grito la angelical voz, su amada dama no le haría algo como lo que esos bastardos
Alejo a Luffy descuidadamente y se lanzó a los brazos de su querida cisne...nami, su cuerpo contraído, ahuecado contra la chica, abrazando descuidadamente sus caderas, su espalda torcida para comparar ambas alturas, en un susurro puso toda su esperanza de ser escuchado
-Alejame de ellos...- Su garganta dolía, cuántas veces no pudo respirar, cuántas veces tuvo ganas de vomitar, por ser llenado a tope
La chica entendió, no hizo falta más, miro al capitán que parecía consternado, y rápidamente su expresión cambio, ¿enojo? No, eso era poco para llamar el cúmulo de emociones que desbordaba del joven
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-No! - Grito el rubio, sus manos temblaban mientras intentaba cortar los ingredientes de su platillo- No quiero... Que me toques, por favor...
Sus palabras habían sido claras para todos, ya no peleaba con el verdoso, le sacaba la vuelta, mantenía su distancia con cualquiera que no fueran las bellas señoritas, pero Luffy no estaba dispuesto a perder tan fácilmente la libertad de su nakama
Más de una vez lo intento, quería abrazarlo, pero era recibido por una patada y un empujón, ¿Que había hecho el monito para que su novio no quisiera un simple abrazo?, ¿Era tan difícil para sanji simplemente recibirlo?
-Yo... No puedo, mi piel arde, quema cada que alguno de ustedes la toca, lo siento mucho, por favor... -El rubiales se inco frente al sorprendido Mugiwara, pegaba su frente al suelo, aquello le valdría una serie de ofensas de parte de zoro si lo viera, pero ¿que más le daba? -Tenme paciencia no quiero tomar tus manos, no puedo tocarte, porque me lástima
____________________________________De verdad quería entender, habían pasado dos meses desde aquello, estaba volviendo a actuar normal, pero Luffy sabía en su interior que ni era así, algo raspaba en el Interior de su mente, le gritaba y decía que no podía abandonar las cosas a la suerte, en un "Quizá" para un abrazo
Con paso firme agarro las manos del cocinero y lo miro, el mayor estalló en lágrimas, sus pulgares acariciando los nudillos del chef, afirmandole que había alguien, un hombre tomando sus "tesoros" y no de manera morbosa, no masturbándose con ellas o doblandolas sobre su espalda para joderlo sin parar, simplemente deteniendolas, amandolas
Agachó su cuerpo hasta poder besar sus manos con suavidad, le permitió desmoronarse, partirse en piezas y dejarse construir, sanji se sentía vulnerable, pero había algo, un pequeño hilo de la paz que su corazón rogaba
-Nada fue tu culpa... Eres una víctima de toda esa... Mierda, tu no eres ni serás un participante activo, no eres el culpable
-Pero yo... Pude
-No, no podías, nunca pudiste hacer nada, se aprovecharon y te violaron, te lastimaron hasta cansarse y... -Las manos del capitán temblaban de impotencia
-Amor... -Trato de llamar la atención, algo asustado aún por el contactó con un "Hombre"
-Lo siento...- Calmo sus pensamientos y le dedico una suave sonrisa, esas llenas de felicidad que solo sabe dar el, ese rayo de luz
-Eres un tonto...
-Y seré tu tonto -Respondio en tonos bajos, dando confort con su voz, nada de abrazos, solo tomar su mano, nada de abalanzarse y tocar, nada de llevarse lo que quiere del Rubio.____________________________________
Sus labios se juntaron en un beso, primeramente tierno, amable, dulce y amoroso, tanto como el corazón de ambos permitía, el rubio sujetando a su contrario con cuidado, como una obra de arte invaluable, un cristal frágil con valor de millones
Sus palmas en la cintura del chico, apegadas, con miedo de cualquier movimiento brusco, no quería dañar a su cocinero, el se volvería el lugar seguro del contrario y viceversa
Llevaba apacigiando esos deseos desde hace tiempo, y cuando el oji-azul tomo la iniciativa, sabía que estaban tentando al destino, entregándose el uno al otro
-No prefieres hacerlo... Y que se sienta bien?- Pregunto el de la cicatriz en cara
-Solo si me cuidarás como merezcoAquello hizo sonreír al monito, su novio merecía que el mundo se pusiera de rodillas ante el, si Luffy pudiera, metería a sanji en una cajita de vidrio, que solo el pudiera poseer, nadie era digno de admirar a su chico, nadie era bueno o aceptable para acercarse a la bondadosa alma de su novio
Sabía que esos pensamientos eran posesivos, pero con el infierno que había pasado el rubiales con su familia, le daba igual si sonaba maniaco incluso, cuidaría a sanji hasta su muerte misma
-Mereces ser feliz
-Tu me haces feliz
-Lo suficiente?
-Incluso más que eso
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One Shit (All x Sanji)
Fiksi PenggemarRecopilación de escritos e ideas que no me dan para una historia completa y tampoco puedo agregar a las historias que ya tengo