Te Odio Pero Te Amo

La tormenta

⚠️Este capítulo tiene escenas +18⚠️

La cabaña por dentro estaba completamente austera, no había muebles ni alfombra donde pudiéramos recostarnos.

Estaba recargada en la pared disfrutando de su lengua pasar por mi cuello mientras yo comenzaba a dejar un camino de besos succionados cerca de su clavícula.

Pasó sus manos con desesperación bajo mi playera para tocar mi abdomen y subir a uno de mis pechos comenzando a masajearlo haciendo que mi pezón se pusiera duro.

De nuevo sus labios regresaron a los míos, mis manos subían y bajaban por toda su espalda ancha.

-¿Estás segura de esto?- Dijo entre jadeos

Solo pude asentir con mi cabeza, mi respiración era entrecortada dificultando mi habla.

Entre mis piernas podía sentir como su erección iba creciendo, bajé mis manos para quitarle la parte baja de su ropa dejándolo completamente desnudo.

Me quedé admirándolo por un momento mordiendo mi labio inferior tenía un cuerpo firme, musculoso y muy deseable.

Segundos después me quitó su playera dejándome desnuda frente a sus ojos, su mirada se volvió más turbia como si una enorme tormenta estuviera por venir.

Me ayudó a subir mis piernas en su cadera, lo cual aprovechó para entrar en mi sin avisar.

Solté un grito de placer que no pude evitar, sentirlo completamente dentro de mi me había hecho caer en la perdición.

Comenzó a moverse haciéndome perder todo raciocinio en el placer, tenía tan apretada mi mandíbula que podía escuchar como rechinaban mis dientes.

Todo era caricias, besos, sudor hasta que el punto de mayor éxtasis estaba por llegar, podía sentir como en mi centro comenzaba a tensarse, mis uñas se habían encajado en su piel.

Los movimientos estaban siendo más rápidos, estaba desenfrenada no podía evitar soltar gemidos, en verdad lo estaba disfrutando hasta que mi cuerpo estalló en uno de los mejores orgasmos que he tenido, Billy no tardó en llegar soltando un gruñido recargando su frente sobre la mía.

Nos dejamos caer al suelo de madera de la cabaña, aún no podía recuperar mi consciencia, había sido como si hubiera subido a una montaña rusa extrema.

Tardamos un poco en recuperar nuestras respiraciones pero en cuanto la noche cubrió el cielo Billy se levantó de un brinco.

-Debemos irnos ya Artemiza, ya es de noche- Estaba vistiéndose muy rápido

Como pude me vestí, levantamos las cosas de la mesa de afuera y corrimos al carro.

Traía un par de linternas en la mochila así que con esa poca luz íbamos corriendo por el bosque.

Sin darme cuenta tropecé con una roca haciéndome caer al suelo donde había un pedazo de tronco roto golpeando mi frente.

-¡Con un demonio!- Se acercó hasta donde estaba, me cargó y siguió corriendo.

Una vez en el auto arrancó, estaba manejando demasiado rápido y la verdad no me estaba sintiendo del todo bien, sentía ganas de vomitar y todo estaba dándome vueltas.

Bajé la visera para ver mi frente que me estaba comenzando a arder.

No era solo un chipote me había abierto la frente y la sangre ya estaba bajando por mi sien.

-Billy....

Estacionó en la orilla de la carretera para verme.

-Carajo, carajo, carajo- Comenzó a golpear el volante con fuerza