𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟮: 𝗔𝗵𝗼𝗴𝗮𝗱𝗼 𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝗯𝗲𝗯𝗶𝗱𝗮

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— Chuuya hijo, ¿Te encuentras bien? Tu cara no se ve muy bien hoy — Preguntó la maternal mujer de caballera escarlata, se hallaba junto a Chuuya mirando las rosas rojas que ella se encarga de cuidar.

— Es solo que no he mejorado mamá, iré a dar un paseo por ahí, en estos días he trabajado mucho — Después de decir aquello partió a la ciudad buscando que Atsushi pudiera hablar con él, en ese lago que antes lo encontró.

— Hola Atsushi, ¿Te acuerdas de mi? Soy el chico que cuidaste cuando tenía fiebre — Soltó las palabras yendo al punto, ese era el de cabello naranja, directo en acciones y palabras.

— Aahh es usted, Nakahara Chuuya, lo siento pero me advirtieron de usted así que con su permiso me retiro — A Atsushi el presidente de la agencia de detectives armados le dió ese aviso, por lo que la plática quedó ahí sin extenderse más allá.

«No te vayas, quédate por favor» pensó Chuuya mirando que Mori metió las garras en ese asunto, que le concernia a él.

— Vaya si que tienes cara de idiota, cada vez que lo ves pones esa cara de enamorado de película romántica — Tachihara, perteneciente a la mafia fue a vigilar a Chuuya para asegurarse que no hiciera locuras por amor.

— Claro que no, solo aprecio la belleza del hombre tigre a la distancia — Joder, ¿De qué manera le empezó a atraer ese lindo albino? Por fin pudo verlo de perfil, esos orbes morados con toques amarillos.

— Ese comentario es el más homosexual posible, si tanto quieres amarlo ve por él — ¿Quién se creía ese idiota? Chuuya era el de las órdenes, además nadie le decía que hacer, excepto Mori y Koyo Ozaki.

— Déjame tranquilo, no me des órdenes se perfectamente lo que debo hacer para tener su corazón — Habló fastidiado  caminando a casa, en el corazón del mafioso peli-naranja una canción de amor resonaba, si podía saber que Atsushi se preocupa por los demás, la comida favorita del precioso albino era chazuke.

Genial eso podía ser, nuevo plan a llevar a cabo, operación conocer al amor de su vida iba en marcha, quizás el alcohol haría que tuviera un mejor plan.

— Mori me ordeno que te vigilará para que no hagas de las tuyas, sabe lo impulsivo que eres cuando algo se mete a tu cabeza — ¿Acaso el líder de la port mafia lo asignó cómo niñero? Así lo veía Tachihara, un hombre de ojos azules con un capricho.

— Atsushi se metió a mi cabeza, dudo mucho que pueda olvidar ese nombre, esos ojos, la bondad que radica en su personalidad — Esas palabras se convertían en sentimientos reales, que aunque hubiera medicina para ello, no bebería la cura jamás. ¡Jamás!

Esa vez que vio a Dazai con Atsushi le rompía el corazón, ese maldito bastardo al lado de su Atsushi, si bien sabía que el idiota ese ni sentimientos tiene, bueno si, pero el peli-naranja veía ese asunto así por lo mucho que rencor le guardará.

Koyo Ozaki adoraba las flores, un tema de su admiración las amaba, ver en como crecían cada una de ellas. Las rosas en amor un lenguaje que podía atraerse a amor apasionado, aunque sin mucha experiencia en el amor resultaba ser inaudito, en casa tal vez buscaría un modo de acercarse al amor.

Chuuya descubre una serie francesa romántica, haciendo suya esa adicción de serie romántica, Francia, de hecho era un tema extenso de ser un país que es conocido como ciudad del amor, exploró el amor en esa serie de romance, la mejor referencia que tenía en amor.

Ya podía hacer el siguiente movimiento esté consistía en pedir por favor iba cita con Atsushi, lo haría diciendo que era petición de Mori, en el plan macabro de Chuuya nada debía fallar.

— Atsushi, mi Atsushi que tanto adoro, pronto estaré contigo — Si Chuuya suspiraba amor, aunque al llegar al edificio de la agencia de detectives armados los miembros de alarmaron.

Incluso Atsushi que regaba las plantas desde la ventana, ¿Tanto miedo infundia en personas ajenas a su entorno?

— Chuuya, amigo tanto tiempo sin verte ¿Qué te trae por aquí? — Dazai Osamu, un bromista de primera despreocupado de la vida, fue el encargado de salir a recibir al miembro de la mafia.

— Que yo recuerde nunca dije ser tu amigo, vengo por un asunto — Dijo mostrando a si mismo imponente, a Atsushi debía tener en sus brazos cueste lo que cueste.

— Pues no Chuuya, será mejor que te vayas de donde veniste — Ellos pelearon hasta que uno tuviera la razón, esa expresión que tenía el oji-azul era terrorífica, todas las veces que quiso acercarse a Atsushi acabaron mal.

En alcohol podía buscar refugio, después de todo él era un adulto, tenía que todo bajo control así que no pedía ayuda a nadie más, adiós a un amor que podía tener cosas bonitas, que llenará una parte que le hacía falta en un rincón del corazón.

Toc toc, la puerta se abrió de par en par, Chuuya bebía una copa de vino que adquirió lo más reciente, la visita era nada más ni nada menos que la madre del oji-azul desesperado.

— Chuuya cariño ¿Por qué no me cuentas qué te pasa? Llevas así varias semanas, sabes que puedes confiar en mi — Le habló desde la puerta, alejado aunque la voz dulce hacía que estuvieran en un ambiente agradable.

— Sobre eso, estoy enamorado de alguien, se llama Atsushi Nakajima — Por fin soltó la respuesta, beber alcohol armaba de valor un tanto a Chuuya, porque muy en el fondo era tímido en temas de amor.

— Con que estás enamorado de ese detective, sería buena idea que lo traigas ante mi, quiero saber si es bueno para ti Chuuya — Por boca de Mori, escuchó hablar sobre esto y bueno, si eso haría feliz a Chuuya dejaría que su hijo estuviera con él.

— Pero mamá, él es perfecto para mí — Tal vez el de cabello naranja no conocía mucho a Atsushi Nakajima, esa noche le basto para decir que el corazón del peli-blanco era dulce, con cobertura a chocolate blanco.

— Eso ya lo veremos, Chuuya solo quiero lo mejor para ti — Dada la conversación de vital importancia, un Chuuya borracho veía la pared, hasta ahí veía la linda sonrisa del peli-blanco, de esa vez que alimento a los patitos.

Descubrió una nueva faceta en él mismo que antes ni sabía que pudiera existir, ¿Acaso Atsushi Nakajima era un sueño? Porque escuchar el nombre del albino hacía que soltará suspiros a diestra y siniestra, se trataba de valorar las pequeñas cosas de la vida.

Un paso de puente veía perfecto para ver el reflejo de su mirada, dios, una cámara para capturar ese momento porque veía a sus orbes azules poder hablar, y si hablarán dirían, quiero tener a Atsushi, aunque suene egoísta lo quiero para mi solo.

 ¡꒷🐯 𝗦𝗮𝗰𝗶𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗮 𝗹𝗮 𝗯𝗲𝘀𝘁𝗶𝗮 🍛 Ꮺ ¡!   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora