VII

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La peliblanca ya había partido a la mansión, había revisado a todos los cazadores y concluyó de que solo necesitaban descansar. Estaba siendo escoltada por un par de Kakūshi que estaban detrás de ella, viendo si había peligro.

Me pregunto si todo estuvo bien ayer — Pensó mientras veía a la distancia el hogar de Kagayā — Espero que Tōkito-san este bien.

Al llegar los uniformados se despidieron y se retiraron, la muchacha fue a saludar a Amanē y Kagayā, para hablar un poco de los últimos acontecimientos, sobre el pelinegro y después fue a asearse.

— Buenas tardes — Saludó luego de ingresar a la habitación del chico, estaba con las gemelas menores que hablaban con él, pero se veía un poco deprimido sin embargo cuando lesvnto su vista, pudo observar un brillo en los ojos del joven — ¿Cómo se encuentran?

— ____-nee-san — Ambas gemelas se acercaron y la abrazaron, bajo la atenta mirada del muchacho — Estábamos preguntándole a Tokitō-dono sobre como se siente.

— Ya veo, muchas gracias por hacerse cargo, pueden ir a descansar — Las gemelas sonrieron y se retiraron. La peliblanca se acercó a la cama del chico para poder revisarlo — ¿Cómo te encuentras Tōkito-san?

Volvió... — Pensó el muchacho mientras la veía, el brillo de sus ojos ya había desaparecido, por lo que mantenía un rostro neutro y sin expresión — Bien. . .

— Me alegro — Le comentó la joven mientras sonreía levemente cerrando los ojos — ¿Ya has comido?

— Si. . . — Respondió mientras veía a la joven, nuevamente se quedó hipnotizado por sus ojos — Ya comí.

— Eso es bueno, Tōkito-san — La muchacha está vez mostraba un rostro inexpresivo, de un momento a otro había cambiado su semblante — ¿Puedo hacerte una pregunta?

El muchacho no supo cómo responder ante el cambio repentino en el rostro de la peliblanca, así que solamente asíntio. Vió como ella se sentó al costado de su cama y cerraba sus ojos.

— ¿Recuerdas. . . — Formuló mientras abría los ojos y lo veía. Mūichiro no entendía lo que pasaba — lo que sucedió, antes de despertar aqui?

Ante está pregunta, el joven se quedó pasmado, no entendía porque su cuerpo reaccionó de esa forma, de un momento a otro comenzó a sentirse molesto, como si algo lo hubiera enojado de sobremanera. Intento recordar algo antes de ver a la peliblanca, pero su mente no le ofrecía ningún recuerdo, solo había oscuridad. Apretó sus manos con frustración, al no poder ser capaz de recordar.

— No. . . no recuerdo — Comentó con dificultad pues su respiración se había agitado mucho, su rostro se oscureció, cosa que alarmó a la peliblanca, se notaba realmente mal, el ambiente se había vuelto tenso, inconscientemente el muchacho apretó tanto las manos que comenzó a salir sangre — ¿Eh?

— Tōkito-san — Llamó la muchacha para sacarlo de su trance, al recobrar el conocimiento, encontró a la muchacha limpiando sus manos — No te preocupes, no necesitas decírmelo.

Tokitō no respondió y solo se quedó observando las suaves manos de la joven que sostenían las suyas propias. Ella estaba vendando sus manos con mucho cuidado, como si temiera lastimarlo.

Cuando terminó, él se quedó contemplando sus manos ya curadas por varios minutos. Hasta que un grito le llamó la atención.

— ¡____-sama! — Un Kakushi nuevamente irrumpió en la habitación haciendo una reverencia — ¡Necesitamos su ayuda, los demonios han dejado muy graves a un grupo de Kinoes!

— Ire enseguida — La muchacha se levantó de su sitio para poder ir a atender a los heridos, volteo a ver al joven — Nos vemos luego Tōkito-san.

El muchacho no respondió y solo observó como la peliblanca se iba seguida por el uniformado, pudo escuchar unos murmullos que se alejaban.

«Tú Calida Voz» || Tokitō Mūichiro Y Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora