XII

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La peliblanca examinó el lugar, por obvias razones estaba completamente oscuro. Había una caja de madera en la esquina de la habitación, el muchacho peliburdo se acercó y se sento con cuidado para luego tocar suavemente la tapa del cajón.

— Nēzuko, Nēzuko. Lamento interrumpirte pero. . . — Dijo con una sonrisa para esperar — ¿Puedes salir?. Vamos, Nēzuko, sal ¿si?

Luego se escuchó como la caja se movía y algo arañaba por dentro, ante esto el pelirrojo sonrió, la peliblanca observó curiosa y el pelinegro se alarmó. Tomó rápidamente su katana para poder acabar con la presencia de ese demonio que sintió.

— ¡¿Ehh?! — Exclamó el hermano mayor al ver la acción de Tōkito — ¡P-

— Mūichiro-san. . . — Dijo la muchacha colocando una mano en la del chico para evitar que siga — Tranquilo.

— Hay un demonio — Dijo este confundido por la actitud de la ojimorada, pero está solo le regaló una sonrisa — ____-sama, debo-

— Confía en mi — Dijo tomando su mano esta vez, el se quedó perplejo — Tranquilo.

Eso hizo que el pilar se relajará y solo se quedara viendo a la peliblanca, quien asíntio y caminó hacia la caja, cerca de Tānjiro y se sentó a su lado.

— Nēzuko, ven — Habló suavemente el muchacho, logrando que la pequeña puerta se abra. Dejando salir a una pequeña niña — Nēzuko, me alegro que estés bien.

La niña gateó hasta su hermano y se dejó abrazar por él, acurrucandose en sus brazos, bajo la mirada de la peliblanca. Ella analizaba el comportamiento de la demonio para tratar de entenderla, después de un rato ya sabía por qué actuaba así.

— Mira Nēzuko, ella es ____-sama — Dijo el muchacho haciendo que su hermana la vea con ojitos curiosos — Y nos va a ayudar, ¿Podrías dejar que ella te vea un rato?

La niña observó con detenimiento a la ojimorada, pudo sentir su aura totalmente tranquila y calmada, además de una pura y cálida, por lo que asintió a su hermano y gateo hasta ella con cuidado aún. Al llegar frente a ella, la ojimorada extendió una mano cerca a ella, y sonrió un poco.

— Hola, Nēzuko-chan — Dijo suave ganandose una mirada con brillitos de la pelinegra por lo suave de su voz — ¿Me permites ayudarte?

La demonio asintió y dejó que la muchacha acaricie su cabeza, para luego al sentirse tan cómoda recostara su cuerpo en el regazo de la ojimorada. Eso sorprendió a ambos muchachos que veían la escena, no esperaron eso.

— Gracias — Dijo la muchacha con una sonrisa para sacar una jeringa, dejando algo aterrado al pelirrojo — ¿Eh?

— ¡E-espere porfavor! — Dijo algo alarmado — Eso. . . ¿No la va a lastimar?

— No, no te preocupes — Dijo con una sonrisa para calmarlo lo cual funcionó — Mira.

La joven incrustó el utensilio en el brazo de la pequeña demonio, pero ella actuó como si nada pues estaba recibiendo caricias de la mayor. Ella se dejó retirar sangre y luego recibió más caricias de la peliblanca, que a su vista era una señorita muy bonita y buena.

— Listo — Dijo guardando la jeringa en una cajita para acariciarla nuevamente — Eres muy educada pequeña. Gracias.

Después de unos minutos la joven se despidió de la demonio, por lo que volvió a dormir algo triste ya que le cayó muy bien. Pero su hermano le dijo que tenía que descansar.

Los tres muchachos salieron de la habitación y caminaron a la salida de la Finca.

— Gracias por dejarme ayudarlos, Tānjiro-san — Dijo la ojimorada haciendo una reverencia, poniendo nervioso al contrario — Prometo hacer lo posible para volver a Nēzuko humana.

«Tú Calida Voz» || Tokitō Mūichiro Y Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora