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Laura llevaba conduciendo alrededor de dos horas. El paraje había cambiado desde que dejó la autopista principal; se veían explanadas y árboles diseminados en un horizonte verde, como un tapiz pulcro. Laura no se consideraba a sí misma como mujer de pueblos, montañas ni lugares abrazados por aquella sensación primitiva y sosegada de naturaleza.

Le daba igual una pieza de concreto en medio de la ciudad como una de madera en la nada, rodeada de ruido "animal" como le había dicho su padre esa mañana, en un mensaje de audio. La idea había sido de su editora Gabriela, pero Laura sospechaba que también su padre había estado involucrado en ese viaje.

Gabriela le había mandado un volante de aquel sitio que rezaba "necesitas despejarte del ruido de la ciudad, este es un lugar ideal para desconectarse de la ciudad y tener un momento de paz y tranquilidad" junto a una extensa carta para que fuera a ese lugar y tener "un momento de paz" palabras textuales que la editora utilizó sin la ligera sospecha que el viaje no era un impulso suyo, que la idea en apariencia espontanea, fue más bien como un hilo trazado con una anticipación de la cual Gabriela quizás jamás se llegaría ha enterar

Laura además creía que su padre vio en ese lugar un espacio para que ella pudiera desprenderse de los malos acontecimientos de su vida privada y superar las malas experiencias de los últimos meses. La editora había reservado por dos semanas, con posibilidad de ampliar la estadía hasta un mes, si Laura lo creía conveniente.

El pueblo quedaba a veinte minutos en auto desde la residencia "Los Olivos" un terreno extenso de cabañas de alquiler que quedaban entorno a un pequeño lago, árboles y vista a las montañas. Tras pasar le primera gasolinera, Laura estacionó junto al almacén de comida. Había salido a las tres de la tarde. El clima y la luz habían comenzado a descender. Pese que se había abastecido de comida en la ciudad. Decidió ver que había en el pueblo, me memorizar ciertos lugares en caso de necesidad.

Había pocos carros circulando. Al entrar al almacén solo había dos señores mayores ya en el mostrador pagando. Laura saludo y merodeo por los estantes, sabiendo que su aspecto exhalaba una extravagancia citadina.

Laura era una chica alta de uno ochenta de estatura y de unos cincuenta y dos kilos, tez blanca, y rasgos hispanos, cabello negro, ojos cafés, rostro ovalado, de labios gruesos. Había aparecido en una revista de medio pelo, como dijo ella misma burlona, en un ranking de "Las escritoras más bellas del año 2024" Gabriela tubo una rabieta descomunal al saber de dicho ranqueo, quiso hablar con los de la revista, demandar por usar una imagen sin consultársele y sin consentimiento, pero solo lo hizo como dijo "por catalogar la belleza y no el talento. Que hablen de tu libro, mierda. A nadie le importa una cara bonita si no hay talento, bueno solo a los degenerados que ya no se fijan en la cara si no en otras partes del cuerpo ¿entiendes? y en esa foto que eligieron de ti ¡Dios! ¿La has visto? bueno ya sabes de lo que hablo, sacaron una en la que estas en la playa y vas en traje de baño, eso es un asco, revise bien y eres la única, las otras posan en lugares cerrados y bien vestidas, ya sé que eres bonita, pero esto es un insulto" Laura tomó una botella grande de agua y cinco manzanas verdes y se condujo hasta el mostrador.

-Hola jovencita ¿vienes a Los Olivos verdad?

La cajera era una mujer de edad, envuelta en telas de lana y un gorro. Llevaba gafas y el poco cabello que se le vio tuvo un blanco sedoso. Olía a perfume y se veía como una imagen de buena anciana, pensamiento que le hizo gracia a Laura ya que ella siendo escritora sabía lo poco que podía decir la apariencia de una persona. Ella misma se dijo la escritora, pasaba por una jovencita bella y buena, detalle alejado de la realidad. Era de todo, se dijo Laura menos una persona buena.

La escritora asintió preguntándose cuantas personas veía esa mujer que iban para las cabañas a lo largo de los meses. Creyó que debía hacer conversación de manera sutil para comprobar que tan sola estaban las cabañas en esa época del año.

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