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Ambos se supieron descubiertos. La intriga radicaba en cuanto sabía uno del otro para mantener aquella farsa. Sin embargo, Laura no sospechó que la seguridad de Ben era a causa de tener a Dennis atado a sólo unos metros de ellos.

-Todos tenemos malos sueños -dijo Ben y tomó una bolsa plástica que se encontraban a un lado de los pescados -estar aquí, solos, en contacto con la tranquilidad puede sernos algo abrumador -introdujo los pescados en la bolsa, luego se irguió, esta vez no suspiro como un anciano quejumbroso, se lo veía radiante -es como sí despojarse de la civilización y estar consigo mismo nos hiciera una mala pasada.

-Como si el silencio nos trajera todo el ruido que hemos causado -dijo Laura.

-Una hermosa manera de decirlo, Laura. Yo no lo hubiese podido decir de mejor manera.

"¿Por qué no actúas, Ben? ¿qué te de tiene a un ataque directo" se preguntó Laura.

Miró de nuevo el lugar, una brisa leve le acarició el rostro y los hombros "¿dónde estas Dennis? ¿estas viéndonos ahora mismo?" no siguió con aquellos pensamientos dado que Ben soltó un silbido corto y se palpó las rodillas mirándola con una sonrisa que le hizo estremecerse "solo tiene que atacarme, Ben. Solo... tienes que..."

-Déjeme ir a dejar esto a la cabaña. Por favor no se vaya. Tenía planeado bajar al pueblo. Ya que esta aquí puedo llevarla y dejarla junto a la puerta de su cabaña, y tal vez charlar un rato.

Sin esperar respuesta el hombre se condujo hacia la cabaña balanceado la bolsa con los pescados de un lado a otro.

-Luego recojo el tiradero. Porque no me espera junto al auto. Como le dije, no la invito a pasar porque esta hecho un caos -al ver que no hubo reacción de ella, Ben se volvió, ya a una distancia considerable -no me diga que prefiere volver corriendo a su cabaña. Correr no es una buena opción -hizo una pausa en la que sopeso el peso de sus palabras, Laura fingió muy bien, tuvo que reconocer Ben, pareció no alterarse o no demasiado- quiero decir, no después de que usted hiciera todo el trayecto hasta acá. Déjeme llevarla y ahorrarle el...

-Estoy aquí Ben. No pienso ir a ningún sito. Lo esperaré, tome su tiempo. La vista es hermosa.

El aludido asintió y se encaminó hacia el porche. Sólo tras unos largos segundos, con la espada de Ben en su dirección, Laura se permitió hacer unas largas inhalaciones y exhalaciones para mitigar el frenesí del palpitar del corazón "esto es una locura, Laura ¿Cómo llegaste a creer que esto se podía hacer sin..."

-Riesgo -Murmuró ella y se hecho a reír por lo bajo.

Si corría ahora ¿Qué probabilidad había de que Ben la persiguiera? Sobre todo, lo fundamental sería que todo encajara como un rompecabezas, es decir, que Ben estando en su cabaña buscará su arma y que Dennis ya de antemano supiese que debía actuar por tanto el arma debería estar con este último para que si ella se diera a la fuga, Ben no la parara en seco con un balazo.

-Pero todo se ha precipitado -dijo Laura y miró más allá de la carretera, hacia los árboles. Estuvo tentada a gritarle a Dennis -pero... si no estas aquí Dennis ¡mierda, estoy jodida!

Se llevó la mano al bolsillo donde encontró un alivio apenas comparable a una gota de agua para una garganta sedienta, al tocar la navaja.

Entonces la escritora pensó en Gabriela, aún estaba su agente. Sólo en ese instante vio como acierto haber puesto sobre aviso a su agente.

Si después de todo ella moría, habría pistas para sospechar del infeliz de Ben.

Cuando estuvo dispuesta a encaminarse al auto de Ben, este salió con una canasta de mimbre en brazos.

La Escritora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora