13

25 9 1
                                    

Dos meses antes.

Ambas estaban sentadas en una banca de madera pintada de blanco. Era tarde, Laura no estaba segura de la hora, tal vez serían las tres o cuatro de la tarde.

No quiso dar un vistazo al móvil para no ser descortés con Emma. Habían hablado por varios minutos de temas sin importancia, agotando las banalidades hasta lo imposible para evadir "aquello" el asunto verdadero que les llevó a estar ahí, a conocerse, a compartir un fin pese a lo macabro de dicho fin.

Laura intuyó que ambas se contenían en expresar lo que sentían, o en todo caso lo que les afectaba una acción como aquella "la de matar" en la escritora, no lo negaba, existía el deseo de saber que pasaba por la cabeza de Emma, aún si esto fuese bajo el influjo de una curiosidad literaria, no negaba que otros componentes hicieron menos estético querer saber el estado anímico en el cual se encontraba Emma ¿el peso de la culpa y el pecado podía lavarse con el odio hacia un padre monstruso como el de Emma?

En las ocasiones que Laura vio a Emma, pareció enfrentarlo con resiliencia, se sabía sobreviviente, había bajado al infierno y pese que salió de el con graves quemaduras, renacía, cada día y cada segundo "estoy tan agradecida de estar viva" recordaba Laura, que le dijo en una ocasión Emma. De esta Emma venida de las cenizas, como un ave fénix, la escritora fundía su intriga en querer saber como operaba la venganza en alguien como Emma.

Ahora ambas había estado calladas, ambas sabían que el plan estaba ya terminado y solo faltaba esperar a que la editora; Gabriela pícara el asuelo, que Laura se mostrase abatida e inquieta por el engaño de su novio para verse vulnerable, como alguien que necesitaba un lugar quieto, solo y en contacto con la naturaleza, que el destino y tal vez, solo tal vez se dijo, Laura, alguien allá arriba les ayudaría, que Ben muriese y fuese recordado como lo que fue; un monstruo.

-Me gustaría que no fueras -dijo al fin Emma, mirando hacia el espacioso jardín -me gustaría poder detener esto.

En lo dicho, la escritora obtuvo respuesta sobre cómo llevaba la otra la venganza.

Emma era otra sin duda, y jamás sería lo que debió ser si ese infeliz no le hubiera hecho lo que le hizo, sin embargo, lo que era ahora, era algo bueno. Un ser que debió ver en todo aquella maquinaria del asunto de "ojo por ojo, diente por diente" un despropósito dañino para los tres implicados. Laura dio un largo suspiro de alivio al saber que de los tres, Emma estaba muy lejos de ser un impulso de ira y rencor.

-Debes pensar que soy una cobarde, Laura.

La escritora negó, pero no respondió de inmediato. Ella misma no podía parar aquello, se dije Laura, ella misma ya se veía encaminada a una ficción real, como hacer una maqueta en la cual Dennis y ella eran la estructura.

-No, Emma. Es un alivio escucharte decir eso.

La otra se volvió a verla y sonrió.

-No entiendo.

-Eres mejor que todo esto, Emma. Que el odio y la venganza. Que el monstruo ese... que nosotros.

-Eso no quita que fui yo quien pidió a Dennis que te involucrara en esto, Laura.

-Porque lo querías hacer, deshacerte de..., tu me entiendes. Lo querías, pero ya no. Lo que sea que te haya frenado es bueno, Emma. Por otro lado, no es el caso de Dennis y mío. Estamos tan encandilados a esto que...,

-No quiero que lo hagan.

Emma miró de nuevo hacia el frente. Dijo aquello sin matices, creyó la escritora, como si hablara consigo misma, sin inflexión para ser un reproche o una suplica.

-Mi vida es distinta, Laura. Yo.... Que más da que le pase a ese monstruo. La idea de ma... de eso, es una locura ¿te contó Dennis que le dije lo mismo que a ti? -Emma cruzó las piernas y los brazos, se recostó en el respaldo de la banca, no recordaba haberla visto tan serena como ahora, reconoció la escritora - él lo tomó igual que tú, con bastante naturalidad. Dejándome desahogarme, esperando tranquilamente a que expusiera mi negativa. Pero... -vaciló y por primera vez, la escritora vio que Emma enturbió la mirada debido a las lágrimas -pero ni siquiera suplico ¿lo has notado, Laura? Es decir mi negativa es a penas un débil gesto, tal vez aún quiero que pase, tal vez.... -Emma se limpió una lágrima, no veía a la escritora pero sonrió al sentir una de las manos de esta sobre su hombro derecho - tal vez los estoy enviado a sus mue....

-¡No! -exclamó Laura -no, ni lo digas Emma. En cuanto mi editora me envíe a los olivos, la siguiente vez que nos veamos no será en este lugar. Tenlo por seguro, Emma.

-No puedo negar que la idea me hizo, no sé.... que significó en su momento algo que podría darme tranquilidad. Lo que digo no tiene sentido, Laura. Lo sé. Dennis comenzó a preguntarme cosas, me dejé llevar esperando.... ¿Qué Laura? No lo sé. Terminar con ese monstruo podría suponer la respuesta a todo. Ahora se que no. He sobrevivido ¿acaso no es él el de generado, el ser repulsivo y asqueroso? Cualquier adjetivo negativo que se le pueda adjudicar le calza. Para mi es castigo suficiente.

Laura miró en redor, la luz de la tarde era entre naranja y amarilla, estaban solas. La escritora negó con la cabeza sin que la otra advirtiera el gesto "no, Emma. No es suficiente los adjetivos, ni la mirada de repudio a seres como tú padre. Ellos mismos no se ven a sí mismos como lo que son. Esta lucha ya no es sólo tuya, Emma, por desgracia" pensó Laura.

-Si mañana la vida sigue con la misma belleza de hoy, si sigo respirando, Laura ¿Qué más da si él sigue con vida? Algún día se le acabará y.... Lo que sea que le aguarde después de vivo, espero y sea algo horrible.

-Y si no. Y si no hay nada después de morir, Emma. Y si ese infeliz solo se apaga como si nada, y si....- Laura vaciló al comprender que su voz había subido y le temblaban las manos a causa de la impotencia -si no paga después de muerto, Emma.

Emma la miró, y la otra supo que ambas se observaron con espanto. La vida era injusta, ambas lo sabían, una tal vez en un nivel por desgracia superior a la otra, pero era algo evidente. Entonces ¿Qué garantías había que lo que fuese que hubiera después de muerto, fuera justo?

-Voy a volver, Emma. Te lo prometo -y en esta promesa inverosímil, la escritora no dudo ni un segundo en su veracidad -y esto, este asunto no es tuyo. Te libero de cualquier cargo de conciencia, Emma. Esto es asunto de Dennis y mío.

Ambas se abrazaron largo rato.

La Escritora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora