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Siete meses antes.

Laura estuvo un rato en el auto, en el estacionamiento de la cafetería. Una carpeta estaba a su lado (en el asiento del acompañante) la escritora venía estudiando lo que esa carpeta contenía desde hacía meses.

Ahora mismo no sabía descifrar cuando es que su imaginación fue cimentando la estructura ya no solo de un plan, también de un asesinato ¿fue antes de que Dennis le entregara la carpeta? ¿fue cuando vio el volante publicitario de Los Olivos?

Cuando pensaba en las cabañas, en ese ser repugnante aislado del mundo, Laura se preguntaba ¿si había alguien allá arriba ayudándolos? Era descabellado pensar así, lo sabía.

Pero hubieron casualidad que fueron como puestas por una mano invisible, casi diciendo "ten, toma, casi esta arreglado solo te faltarán un par de cabos sueltos" fue evidente que de matar a Ben, tendría que hacerse en las cabañas.

Sin embargo, no debía ser un accidente, debía ser..., "un acto en defensa propia" se dijo para sí Laura.

Luego otra casualidad, resultó ser que Ben practicaba la taxidermia. Ese detalle, creía la escritora, fue clave para despertar su intuición, fue como si una larga mecha hubiera sido encendida y se precipitara a una explosión inminente.

Entonces llegó la primera chispa clara de creación. Fue como un chasquido en una tiniebla vasta. Una viruta de luz en todo un panorama oscuro.

Ben debía verse ante los ojos de otros como un asesino serial, o envías de serlo, un sociópata y la taxidermia jugaba un papel muy importante.

La escritora comenzó a pedirle a Dennis que investigara sobre el tema de disecado animal, que hablara con expertos. Ella no podría hacerlo ¿Por qué no? Al inicio no sabía porque, pero ahora sentada en el auto supo porque.

Ella quería estar en la línea frontal llegado el momento. Ella sería el conejillo de indias y por tanto ella tendría que estar limpia de todo trazo, para una posible investigación.

Esa mañana Laura se había quedado largo rato viéndose en el espejo. En un minucioso estudio de sí misma, navegando en interrogantes; pros y contras, a veces horrorizada del impulso de todas aquellas maquinaciones para matar ¿era ella? ¿dónde habría quedado la otra? La que fue educada con principios y valores sólidos, la que imaginaba cosas turbias pero se ventilaba la culpa con el mantra "es solo ficción" Ben merecía morir, era claro, de hecho si la vida hubiera sido justa, o un Dios mirase desde arriba, alguien como Ben no se le hubiera permitido vivir tanto, y en las mejores condiciones.

Pero la escritora no era crédula, la podredumbre del humano era infinita, pero después de ver los videos de Emma y..., si ella podía ser ese Dios, o ese destino y contarle la vía a ese monstruo lo haría. Aún si aquello significara sacudir sus principios.

Pero, se dijo tomando la carpeta y saliendo del auto, no justifica su accionar, sería parte de un crimen.

Era un jueves y darían las tres de la tarde, el cielo esta a gris, y una brisa leve anunciaba lluvia, hacia dos semanas había encontrado a su novio Neo en el apartamento de este, con otra y lo único que agradeció esa tarde, fue que era la excusa perfecta para que su padre, al verla dispersa, ausente y extraña lo acuñara a ese evento y no al real, a ese de planear una oscura ejecución para un ser igual o peor de oscuro al acto en sí.

Vio a Dennis al fondo de la cafetería, este sostuvo la mirada mientras ella se acercó a la mesa.

Laura no terminaba de decidir si el hombre pelirrojo le agradaba o le inquietaba, en todo caso en los meses que se habían citado en la cafetería, desarrolló una extraña confidencia para con él, sin saber cómo o porque, algo en ella le hizo confiar de manera ciega en él.

La Escritora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora