Capítulo 3

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Cuando Draco subió a su habitación ya era tarde.

Él y Theo habían almorzado, luego Draco se había cambiado y habían ido a un coctel en honor a Mario Vargas Llosa en el Intercontinental Hotel, donde Draco compartió con muchos autores y personajes del mundo literario, en especial del latinoamericano, bebió prudentemente y practicó su muy estudiado español, recibió al menos tres propuestas veladas para salir del lugar a un sitio más íntimo, y una más no tan disimulada que le hizo incomodar y buscar a Theo para quedarse a su lado por un tiempo prudente.

Lamentablemente, el Romeo era el dueño de una cadena de librerías que funcionaba en todo el sur de los Estados Unidos y que Draco prefirió no contrariar – ni maldecir – pero por dentro, hervía de indignación y no pudo resistirse a ponerle un poco de poción para dormir sin sueño en su copa disimuladamente al despedirse de él, quien claro, se acercó todo baboso a abrazarle sin poder evitar intentar meterle mano.

Siendo un Muggle, con tres gotas se iba a dormir en unos diez minutos, pero le duraría el efecto unos dos días seguidos por lo menos. Draco sintió satisfacción al saber que todos iban a pensar que era un ebrio o un adicto. Él se lo buscó.

Theo estaba molesto por lo que hizo, pero más aún por el comportamiento del viejo empresario, y cuando se fueron de la recepción, le llevó hasta su hotel, se bajó a abrirle la puerta del auto, abrazó a Draco antes de acompañarlo a la entrada y le prometió que nunca iba a permitir que nadie se metiera con él, y menos así, de esa forma grosera y abusiva. Nunca, le aseguró, pero no podía hacer nada si Draco no pedía ayuda. El rubio un poco acongojado asintió, Theo le besó en la mejilla y Draco se dejó, luego Theo volvió a su Audi A5 mientras Draco entraba en el vestíbulo del hotel y subía en el ascensor cansado soñando con darse un baño.

Draco se iba a quedar esa noche en Miami para pasear un poco por la costa antes de viajar a su próximo destino. Theo iría esa noche a Los Ángeles donde tenían unas entrevistas en tres días para prepararlo todo mientras Draco descansaba y escribía en la ciudad costera.

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Cuando Draco llegó a su habitación, se apresuró a poner a cargar su teléfono celular, luego de darse un baño y ponerse una suave y afelpada bata de baño; oyó de nuevo el mensaje de Harry.

Definitivamente, su voz era impaciente, ansiosa. Draco pensó unos minutos en silencio, y luego le llamó a su celular. Harry contestó al primer repique.

"¡Draco!", dijo con voz somnolienta.

Draco habló con voz melosa y tonta, "Señor Potter, buenas noches, llamamos para solicitarle que por favor nos confirme si su subscripción a Sexy Bruja y PlayMago va a continuar por los próximos tres años, dado que su plan es trianual y usted suele pagar por adelantado", Draco oyó las carcajadas de Harry en el celular y rió también.

"Hola, guapísimo", dijo Harry y era evidente que sonreía al teléfono. "Qué alegría oír tu sexy voz otra vez", se oía encantado y Draco rió más. "No puedes creer lo ocupado que he estado. He intentado llamarte desde hace días y días y nunca parece ser el momento adecuado entre juegos, conferencias, escribir artículos... el comienzo del verano siempre es una locura... ¡y nunca estás en tu puta oficina, Malfoy! ¿Es que acaso esa tonta secretaria tuya jamás te da los mensajes?", preguntó Harry con indignación y Draco negó como si este lo estuviera viendo.

"No", dijo, "la muy perra", y rió. "En serio, todo lo confunde, es nueva. Si no fuera porque estoy de gira y ahora no tengo tiempo de buscar un reemplazo ya la habría despedido... lamento no haber sabido que has llamado antes... pero existen las lechuzas, ¿sabes?", dijo Draco con ironía.

"Oh, sí, pero es que quería hablar contigo... no mandarte una carta... me imaginé que estabas en gira o algo así, ¡las noticias de tu libro!... ¡guao, Draco!, ¡son brillantes! Estoy jodidamente orgulloso de ti. Todos aquí quieren que vuelvas al país para poder besarte el trasero".

La Boda de mi Mejor AmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora