Capítulo 23

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Draco y Astoria se Aparecieron en la Mansión. Ella le volvió a abrazar y corrió a sus habitaciones. Él se Apareció en la habitación donde se suponía que debía cambiarse. Se dio una rápida ducha y se arregló. Por suerte, todos sus afeites estaban allí. Cuando se miró al espejo, se dijo que si Harry no detenía la boda al verle, es porque realmente amaba a la cría esa y él se lo perdía. Lucía imponentemente guapo.

Su túnica, a pesar de haber sido hecha con premura, era fabulosa. Combinaba perfectamente con sus ojos. Su cabello lucía perfecto. Su perfume era exclusivo, hecho personalmente para él y esta era la versión de lujo que solo usaba en fiestas y noches especiales. Sus anillos eran elegantes. Sus zapatos italianos combinaban perfectamente con su túnica. Dudaba que ningún mago luciera mejor que él en esa fiesta, pero luego se dio cuenta de que si habría uno, y ese era, Harry Potter. Reprimió las ganas de llorar y se recompuso. Salió y se dirigió al punto en donde el séquito se Aparecería en la Iglesia.

Ginevra y Daphne lucían túnicas color lavanda, del mismo tono que la flor en su ojal y el pañuelo en el bolsillo de su túnica. Ellas entraron primero. Él entró después y no se sorprendió al oír un jadeo general que le confirmó que lucía impactante. Alzó la vista orgulloso y miró a Harry frente al altar. Cuando se acercó, Harry le sonrió radiante y le guiñó un ojo haciéndole ver lo bien que se veía. Parecía embobado admirándole. Draco le sonrió levemente y se puso del lado de donde estaría la novia. No se le pasó que George le miraba como si quisiera correr hasta donde estaba y Charlie tuvo que darle un pellizco simulado que lo hizo gemir mientras Ginevra soltaba una risita desde su puesto intentando contenerse.

Luego, todos se distrajeron porque entró Astoria y todos los ojos se dirigieron a ella.

El vestido de novia de Astoria era sumamente hermoso. Caminaba sonriendo ampliamente llevada por Walter Greengrass. El rostro de Harry se iluminó de felicidad cuando la miró y a nadie le quedó duda, y menos a Draco, de que ella era la elegida del Elegido.

De repente, Astoria le miró y sonrió en su dirección y Draco le regresó la sonrisa sinceramente. Fue una ceremonia hermosa y larga. Draco no recordaba las palabras exactas de los votos que los vinculaban como marido y mujer, estaba absorto en la imagen de felicidad de Harry y Astoria, pensando que podría haberle robado este momento perfecto a la persona que más quería, y que eso hubiera sido imperdonable. Principalmente, él mismo no se lo hubiera perdonado nunca.

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En la recepción, Ron hizo un brindis torpe pero encantador, finalmente resignado al amor de su amigo por la niñita, como solía decirle. Él y todos los Weasley se habían rendido también a la idea de que Harry hubiera elegido a Astoria al verle tan feliz. Evidentemente, no preparó nada, así que todo lo que dijo fue cursi, tonto y chapucero. Harry lucía sumamente feliz porque sus palabras, no elocuentes, eran sinceras.

Luego, vino el turno de Draco quien recibió el aplauso de todos. Draco se preguntó cómo serían las cosas si supieran que intentó con tanto ahínco arruinar esa boda. Prefirió olvidarse de ello por un rato.

"Anoche tuve un sueño... uno bastante raro...", sonrió hacia los novios y miró con afecto a Harry y Astoria por igual, "soñé, que un ser despreciable y ruin intentaba separarles", Astoria rió divertida y Harry le miró con afecto y sonrió un poco pero a la vez luciendo algo triste. "Afortunadamente...", Draco tenía que respirar hondo para que su voz no temblara, "fue solo un mal sueño. Cuando desperté, aliviado, me di cuenta de que todo estaba tal cual como debía ser... porque mi mejor amigo... eligió a la chica que lo haría feliz...", los ojos de Astoria se empañaron y miró a Harry con amor, pero sin embargo, una lágrima salió de sus ojos cuando volvió a mirar a Draco. Astoria volvió a sonreír con afecto hacia él y Draco supo que todo iba bien. No pudo evitar que sus ojos se humedecieran esta vez. "No compré un obsequio para ustedes", dijo mirándoles avergonzado y muchos rieron en las mesas alrededor, incluidos Harry y Astoria, se secó la lágrima que se escapó de su ojo derecho y asintió mirando al director de la orquesta, "pero les presto esta canción mientras ustedes eligen su propia canción de amor para los años venideros".

La Boda de mi Mejor AmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora