Me sobrabas tú

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Fui un libro con páginas ilustradas para que me entendieras mejor, te inventé cuentos de hadas y te protegía del dolor como lo haría el dragón de una torre encantada, te di cada uno de mis latidos para que ahorraras los tuyos y hasta te ofrecí pedazos de piel nueva, por si llegaras a necesitar un día un cambio en la tuya.

Rebusqué en cada basurero piezas de alas rotas para reparar las tuyas, y, con ellas, te hice las más fuertes y luego te ofrecí mi cielo, para que alzaras el vuelo.

Con pedazos de mis cristales quebrados te armé un portal hacia un universo paralelo, hice lo imposible por dibujar una sonrisa en tu rostro aunque mis pinceles, se estaban destrozando en el intento.

Luché por ser aquella, esa lucecilla que alumbrara tu vida aunque no fuese una estrella, luché contra vientos y mareas, me mantuve firme en mi lugar a pesar de terremotos, y tornados, quice ser yo la cirujana que arreglase cada una de tus heridas, sin saber que aún así no me amarías, que solo terminarías descosiendo las mías.

Perdí mi sonrisa mientras te buscaba en la brisa una razón para seguir viviendo. Hice lo imposible por hacerte feliz, aunque yo muriera en el intento, y a pesar del dolor y el sufrimiento, no te culpo por nada, yo sola estaba enamorada y debía hacerme cargo de mis emociones, pues pedirte que me quisieras muchas veces lo intenté y en cada intentó fracasé, solo conseguí dejar cuál tatuaje otra marca de dolor en mi piel, hasta que no quedó sitio el cual marcar, ya no había espacio donde tatuar.

Sentada en mi lecho hoy he descubierto que la culpa fue solo mía, que el problema no fue que apuntarás tu arma hacia mi pecho,  el problema fue el hecho de que yo, me había enamorado de tus balas.

Según tú, nunca te di lo que necesitabas, era como una muñeca con la jugabas hasta que te cansabas, me dijiste que a amar no estabas acostumbrado, pero yo de ilusa seguía intentando conquistar tu corazón inexistente, porque en medio de tu pecho estaba la imagen presente de un hueco vacío que por mi, jamás sería llenado, pero de terca muchas veces pensé que lo había logrado.

Quise ser yo la que estuviera siempre a tu lado, aunque poco a poco mis colores comenzaron a desteñirse, mis brazos de ti no querían irse, mientras me decías que tú cariño nunca sería suficiente, pero yo lo único que necesitaba eran par de besos y tú cuerpo a mi lado presente al despertar.

Llegué a amarte sin encontrar razones suficientes para ello, como tonta me humillaba porque pensaba, que almenos de esa forma me permitirías estar en cada uno de tus días, pero como terco cada vez me recordabas que a mí algo me faltaba, que no sabías, pero no era suficiente, nunca fui suficiente para ti.

Ya no quedaba nada por darte, me saque el corazón del pecho en el último intento esperando que almenos con el, pudieras sentir algo por mí, quice dártelo, ofrecerte algo de mi humanidad, ya que según tú, hacía tiempo la realidad habías perdido.

Me saque los ojos y te los ofrecí a cambio de los tuyos, se que los míos siempre te habían gustado, y de tonta pensé que algo cambiaría, yo quería que me vieras a mi de la forma en que yo te veía, hice de todo por ti y aún buscaba que más, que más podía darte, que no había hecho, que no te estaba dando para que me amaras, pero al mirarte desde tus ojos me di cuenta que nada nunca me faltó, que la mirada no marcaba la diferencia, y que aún sin corazón, en mi pecho tu seguías viviendo.

Tarde comprendí, que aún si te ofrecía cada una de mis piezas, seguirías diciendo que no encajarían en tu rompecabezas, me di cuenta al fin, que yo estaba completa, que yo no te necesitaba, que nunca me faltó nada por darte, que a mí nada me faltaba, más bien me sobrabas tú.

Entre Luces y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora