¿Cuántos golpes puede soportar un corazón?

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Una vez me dijeron «quita peso de tú alma, y no olvides que tener riesgos te hará daño»

Les hice caso inconscientemente,
quité de mi vida el peso de la felicidad, y ya no tomo riesgos para tenerla.

Camino sin rumbo,
voy a mi destino pero sin mirar el paisaje,
¿por qué lo miraría?

Son sólo tinieblas con imágenes aterradoras,
ya tengo bastante en frente que no me permite desviar la mirada.

Aprendí a disfrazar mis miradas tristes, a carcajear cuando no podía reír, porque mi sitio favorito se caía a pedazos.

Ya no tengo sueños,
sé que ellos sólo son partículas irreales de deseos que crea nuestra alma triste.

No miro al futuro,
prefiero agachar la mirada y contar mis pasos como tonta.

Ya no me invento historias,
mi vida es una historia,
una bastante llena de tragedias como para pensar en otras.

Y como si todo eso no fuera suficiente,
tengo un nudo,
uno que no he roto,
lo traigo atorado a la garganta,
y no se bien si quiere deshacerse o terminar ahorcarndome.

Trato de safarlo,
pero se ajusta más,
me corta la respiración,
mientras yo misma le grito "ármate de valor y acaba conmigo"

Mi corazón parece pedirme a gritos que no lo haga,
y me desato pero vuelve a encontarme, y me amarra como si fuera su esclava.

¿Desde cuándo razón y corazón no pueden ponerse de acuerdo?

Si me paro al borde del precipicio uno grita,
y el otro ríe, ¡Maniáticos!

¿Porqué discuten ustedes si la indecisa debo ser yo?

Traigo adentro una carta y un cuento,
la carta está vacía y el cuento está mal hecho.

Me dijeron que el orden no altera el producto,
y aquí estoy,
tratando de hacerle un desenlace a este nudo ciego,
que más que ciego parece eterno, tratando de salvar a mi alma,
de mi propia mente.

Sufrí una pérdida,
en la que yo misma me perdí.

Quiero encontrarme,
pero cuando creo llegar al comienzo,
sólo estoy en el fin...

Me convertí en un rompecabezas,
el que intento armar pero las piezas no encajan,
faltan algunas y a las vez muchas sobran.

Lancé gritos de auxilio,
nadie escuchó mi voz ,
tal vez fue demasiado baja,
o estuvo tan quebrada como yo.

Miedos que me consumen...

Y aquí sigo,
mirando como como un ciego,
sintiendo como siente un muerto,
respirando sin intentar vivir.

Porque cuando lo intenté,
sólo volví a morir.

¿Cuántos golpes puede soportar un corazón?
...

Entre Luces y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora