Rosas y espinas

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Ya lo dijo Arjona, o aprendes a querer la espina o no aceptes rosas,
¿Pero dime qué puedo hacer si luego de llenarme los dedos con espinas, las rosas no deciden tocar mis manos?
¿Que puedo hacer si por más que intente crear un frondoso jardín solo crecen malas hierbas en mis tierras?
Quiero tulipanes,violetas, rosas,lirios, amapolas, pero no recibo más que cactus sin vida, porque de tantas lágrimas sus raíces se han podrido.

Lo que más me incomoda de todo es eso, es cuando llega la noche,
es cuando llega el silencio,
porque todo resuena de una forma distinta, incluso mis pasos, como si pudiera sentir el despliegue del zapato para volver a azotar en el piso, el sonido me parece algo incierto, supongo que el miedo se acompaña de la incertidumbre, porque precisamente eso ocurre cuando amas demasiado, no sabemos qué pasará mañana. O mejor dicho nos asusta vivir sin ese alguien que se ha convertido en el motor que mueve nuestra nave, la cual hacia mucho no abandonaba su zona de confort.

El frío se filtra en mis extremidades,
las arterias se ramifican en un espacio que aún duerme; estoy cansada físicamente,
las espinas que logré sacar dejaron cicatrices y las que no, aún siguen doliendo,
el presente se arrastra
suplicando a mi pecho una palabra,
necesito escucharme fuera de mi pensamiento,
necesito escucharte decir que me amas, que no me dejarás,
necesito pruebas, no solo palabras,
te necesito, pero no me atrevo a decirlo,
porque al final yo no soy nadie,
no puedo cambiar los cimientos de la torre que habías construido antes de que yo,
tocará ciegamente a tu puerta.

Inhalo
Exhalo
y mientras tanto
llueve en mis ojos y en cada centímetro de mi piel…

Entre Luces y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora