12.

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Calor y Frio

-Parece contento con su nuevo nombre. ¿Tú qué piensas? -preguntó Sakura.

Sasuke el gato estaba sentado encima del frigorífico con los ojos cerrados y sin hacerles ningún caso. Sasuke el hombre pensaba que estaba loca y que resultaba adorable.

-Está loco de alegría.

Sakura se echó a reír y él hizo mentalmente una foto. Quería recordar siempre aquel momento. Estaban metidos en una conversación absurda en una cocina que era un horno sin electricidad, y no recordaba haber sido nunca tan feliz.

Ella se puso de puntillas y lo besó en los labios.

-Aunque no te guste admitirlo, eres un hombre muy agradable.

Su ternura lo sorprendió.

-¿No me has llamado idiota hace poco?

-No son mutuamente exclusivos. Se puede ser las dos cosas.

Lo miraba de un modo que hacía que a él se le acelerara el corazón. Pero ella se equivocaba. El noventa y nueve por ciento del tiempo era idiota y ella estaba despechada por lo de Naruto y le adjudicaba cualidades que no tenía.

-Tendrás que hablar con Naruto -dijo.

-No, no tengo que hacerlo. Pero supongo que lo haré.

-Tienes que cerrar ese punto o tendrás que buscarlo más tarde para quitarte una adicción al Prozac -comentó él.

-Me conoces muy bien -ella le tiró un paño de cocina a la cabeza.

Él lo atrapó con la mano.

-Parece que lo has asimilado bien.

-No soy propensa a la histeria.

Sasuke enarcó las cejas, recordando la escena que había hecho ella cuando él había vuelto a la habitación. Había estado al borde de la histeria. Por él. Todavía le costaba creerlo.

-Bueno -rectificó ella-. Si creo que alguien que me importa puede morir, eso es distinto, pero en líneas generales no soy propensa a la histeria -lo miró de arriba abajo y detuvo los ojos en la parte delantera de su pantalón-. Y tú me has ayudado a superar mi dolor por el rechazo.

-Me alegro de haber servido de algo.

-Puede que no me creas en absoluto, pero casi me siento aliviada. No de que Naruto sea gay y me haya engañado, eso me cuesta aceptarlo. Pero creo que los dos sabíamos que algo no funcionaba. Y cuando empecé a soñar contigo... bueno, eso hace que pienses que no estás preparada para meterte en el matrimonio.

A Sasuke lo sorprendía todavía haber sido el objeto de sus fantasías.

-Los sueños no son un buen indicador -musitó-. ¿Habrías anulado el compromiso si Naruto no se hubiera acostado con otra persona?

Sakura pensó un momento la pregunta.

-No lo sé. Espero que no. No lo odio, pero no me gusta su infidelidad ni que te haya encargado contármelo a ti.

-¿Todavía lo quieres? Es evidente que lo has querido.

-No estoy segura -ella se tocó el punto del dedo donde había estado su anillo de compromiso-. Lo quería. Y supongo que, cuando se me pase el enfado, lo querré todavía -él sintió un nudo en el estómago-. Pero no como debería quererlo para casarme con él. Nos divertimos juntos, pero entre nosotros no hay pasión auténtica.

Lo miró a los ojos.

-No hay intensidad. ¿Me comprendes?

Sasuke apartó la vista. La comprendía muy bien.

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