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Qué donde lo quieres?...

Cuando tenía siete años y estaba frustrada por su falta de progresos en sus clases de natación, un día había respirado hondo y se había lanzado de cabeza sin pensarlo dos veces. Y desde ese día su filosofía había estado muy clara: nadaría o moriría en el intento. Evidentemente, había aprendido a nadar.

Y ahora acababa de lanzarse también de cabeza con Sasuke. Pero lo que había dicho era cierto. Temía no poder estar con otros hombres. Y si de paso, ella podía servirle de descarga de su amor no correspondido, ¿por qué no?

Sasuke se acercó a ella y empezó a hacer una foto tras otra.

-Sakura, estoy seguro de que sí puedes estar con otros hombres. Y no tardarás en descubrirlo en cuanto vuelvas a estar en... circulación.

Circulación. Quería decir en la cama de otro hombre. Y evidentemente, no tenía la menor intención de ser ese hombre. Sakura se sintió avergonzada.

¿Por qué no podía tener la boca cerrada? ¿Por qué había dejado que unos cuantos sueños eróticos y un beso de primera la convencieran de que había química entre ellos?

Era obvio que toda la química estaba en su cabeza... en su desequilibrio. Él estaba dispuesto a fotografiarla y antes le había ofrecido consuelo y ella había interpretado mal la situación. Y lo que tenía que hacer ahora era vestirse e intentar mantener su dignidad hasta que volviera la luz y Sasuke saliera de su casa y de su vida.

-Tienes razón. Circularé un poco y resolveré el problema -repuso-. Déjame que me vista.

Se dirigió al armario. A lo mejor podía encerrarse una hora en él... pero no, porque estaba oscuro. No volvería a estar en su casa sin una linterna.

-Sakura...

Sasuke le tocó el hombro y ella se quedó paralizada mientras una ola de calor la llenaba por dentro.

-Por favor, no me toques.

-Eso no era lo que decías hace un momento.

Anhelaba que la tocara. ¿Y qué importaba el orgullo después de todo? Ya se había puesto en evidencia.

-Sabes a lo que me refiero. No creo que pueda soportar que me toques y no sigas más allá. Y puesto que eso no te interesa, lo mejor es que no me toques para nada.

La mano de él seguía en su hombro.

-Yo no he dicho que no me interese -sus dedos se movieron por la piel de ella en una caricia suave-. Lo que no quiero es que mañana te arrepientas de esto.

La joven se giró despacio hacia él.

-No busco una historia eterna. Te deseo esta noche. Sé que estás enamorado de otra mujer. Déjame ser ella esta noche para ti.

-¿Tú te acostarías conmigo sabiendo que puedo fingir que eres otra mujer?

Ella levantó la barbilla.

-Sí. Porque te deseo mucho -no era una chica tímida en casi ninguna situación, pero la proximidad de Sasuke y la luz de las velas la desinhibían más que nunca-. Aceptaré lo que tengas que ofrecer, excepto un revolcón por lástima.

-Tú no ocuparías el lugar de ninguna otra. Aquí se trata de ti y de mí. Yo no te insultaría fingiendo que eres otra persona -Sasuke le puso un dedo debajo de la barbilla para echarle atrás la cabeza. En sus ojos no había nada de lástima. Ardían de calor y pasión por ella-. Y yo no quiero un revolcón por venganza.

-Jamás -repuso Sakura. Le echó los brazos al cuello y sintió la tensión de su cuerpo-. Esto no es una venganza.

Quería saciar aquel deseo que la consumía y quería que él la hiciera sentirse una mujer deseable. Necesitaba subir su autoestima sexual.

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