13.

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emergencias

Sasuke se despertó con un sobresalto. Tardó un momento en darse cuenta de que sonaba su móvil, que estaba en sus pantalones en algún lugar del suelo oscuro. Saltó de la cama y los buscó a tientas.

Cuando consiguió encontrarlos, había dejado de sonar. Miró su reloj. ¿Quién podía llamar a esa hora de la madrugada?

Sakura se incorporó sobre un codo.

-¿Quién llama?

-Voy a verlo -marcó el buzón de voz.

-Sasuke, soy tu padre. Llámame cuando oigas esto. Espera, no puedes llamarme aquí -colgó.

-Mi padre -dijo Sasuke a Sakura, que estaba ya bien despierta-. Primero me pide que lo llame y después dice que no puedo llamarlo. Pero voy a probar de todos modos.

Se sentía aprensivo. Sus padres no lo llamaban nunca. Aquello no podía ser nada bueno.

Antes de que tuviera tiempo de hacer la llamada, sonó de nuevo su móvil.

-¿Papá?

-Sasuke, gracias a Dios que contestas. Estoy en el hospital City North. Creemos que tu madre ha tenido un infarto.

Las palabras de su padre fueron como un puñetazo en el estómago por lo que se sentó en la cama.

-¿Dónde está ahora?

-Aquí, en el hospital.

-No, quiero decir si está en la UCI.

-No. Le están haciendo un electro en Urgencias. Necesita que vengas -hubo una pausa-. Yo necesito que vengas.

Sasuke no vaciló. Para bien o para mal, eran sus padres.

-Voy para allá. Puede que tarde, pero voy para allá. Llevo el móvil encima. Llámame si cambia algo.

Colgó el teléfono y notó con sorpresa que le temblaban las manos.

-¿Qué pasa?

-Mi madre ha tenido un infarto -decir aquello en voz alta le hizo sentir náuseas.

-¡Oh, Sasuke! -Sakura lo abrazó por detrás-. ¿En qué hospital?

-El City North.

Ella lo soltó y salió de la cama. Abrió un cajón de la cómoda y se puso un pantalón corto de correr. Sasuke se puso los vaqueros y la camiseta. Ella se puso un sujetador deportivo.

-¿Qué haces? -preguntó él.

-¿A ti qué te parece? Me visto. El City North está al noroeste de aquí. No tengo coche y no sé si podremos encontrar un taxi a estas horas, pero podemos ir corriendo -miró las botas Doc Marten de él-. Si crees que puedes correr con eso. Mis deportivas no te quedan.

-¿Podemos?

Sakura se recogió el pelo en una coleta y lo miró por el espejo de la cómoda.

-Voy contigo.

-No es necesario.

-Sí lo es.

-¿Y si no quiero que vengas?

-¿Me estás diciendo que no me quieres allí?

El problema era que lo asustaba hasta qué punto la quería allí. Lo asustaba lo fácil que era querer apoyarse en ella cuando había vivido tanto tiempo solo. ¿Y qué importaba que él la quisiera allí o no? Conocía la conocía y sabía que iría de todos modos.

-¡Qué diablos! Vente si quieres.

-Muy amable -ella lo besó en la mejilla-. Pero te perdono. Sé que estás preocupado por tu madre.

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