18. Epílogo

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Epilogo

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Un año más tarde...

-¿Nerviosa? -preguntó Sasuke.

Sakura miró desde su posición en el despacho de Naruto a los invitados que se movían por la galería de arte. Todo estaba en su sitio. La música. La comida. Los invitados.

-Un poco. Nunca había planeado una boda, ni siquiera una informal. ¿Por qué lo mencionas? ¿Tú estás nervioso?

Él introdujo un dedo debajo del cuello de la camisa.

-No me gusta llevar esmoquin ni tener que estar de pie delante de una multitud, pero, aparte de eso, estoy bien.

Sakura lo miró de los pies a la cabeza. Tenía puesto un esmoquin Negro, combinando éste con una camisa también negra junto con una corbata rosa -esta ultima para que combinara con mi vestido-. A que no es lindo? Hasta ese momento, ya lo había visto varias veces de negro, pero pensaba que jamás se acostumbraría a eso. El contraste con la piel pálida convertía su belleza en algo totalmente irreal.

-Estás muy bien. Creo que te voy a poner esmoquin más a menudo.

Sasuke hizo una mueca.

-Prefiero que te dediques a quitármelo.- Soltó casi como un gruñido mientras cortaba la poca distancia que había entre nosotros y me rodeaba con sus brazos la cintura.

-Eso lo haremos más tarde. ¿Crees que vendrán tus padres?

Él se encogió de hombros con una indiferencia calculada.

-Supongo que sí.

Todavía se ponía tenso cuando hablaban de sus padres, pero los tres habían hecho algún progreso en el último año.

-Creo que se arrepienten mucho de haberte dado esa infancia. Y por lo menos ahora lo intentan.

-Yo también. ¿Crees de verdad que la gente puede cambiar?- Mientras acariciaba el rostro de ella con la parte externa de su mano y ella cerraba los ojos, disfrutando de esa tierna caricia.

-Claro que sí. Lo único que nos limita es el miedo y las fronteras que nos pongamos nosotros.

-Nuestra relación me ha ayudado a entender mejor eso -él comenzó a pasar la mano por su cuello, causandole un escalofrío por toda la columna-. Creo que la relación de mis padres es parecida a la nuestra. Después de treinta años, él todavía está loco por ella.- Tenia sus labios a escasos milimetros de sus labios, dicienle esto ultimo en un susurro. Torturándola por su lejanía, esperando que acortara esa distancia.

Por fin, después de un año, empezaba a creer en serio que ella lo amaba. Que no se iba a despertar un día y decidir que se había dado cuenta de que él no era como esperaba.

Un par de meses atrás la había acompañado a Kioto a conocer a su familia y había sido un fin de semana interesante. Naruto los había conquistado con su carácter extrovertido, pero Sasuke les había gustado más. Su padre lo había descrito como un hombre profundo. Su hermana Tenten lo consideraba raro, pero su hermana consideraba raros a todos los hombres que no jugaban al golf ni eran miembros de un club de campo.

Y Sakura supo de cierto que Sasuke empezaba a sentirse cómodo con su relación cuando le pidió que lo acompañara en otoño a Inglaterra a conocer a sus abuelos. Si todo seguía así, tal vez dentro de una década su amor se sintiera lo bastante seguro como para hacer la locura de comprometerse.

-Hablando de relaciones... ¿dónde está la feliz pareja? -preguntó ella.

Sasuke sonrió.

-Sai estaba nervioso y Naruto ha decidido que debían pasar unos minutos a solas antes de la ceremonia -se tiró de la corbata-. Una ceremonia de compromiso gay que tiene lugar en una galería de arte no es muy convencional. ¿No crees que podían haber elegido algo más vanguardista que un esmoquin?- Una sonricita baja salio de los labios de ella.

-Sai quería el esmoquin y Naruto quería complacerlo. Creo que Sai le ha venido muy bien.

-Desde luego. Es mucho más considerado que antes.

-Y me parece romántico que hayan elegido el aniversario del apagón.

-Muy sentimental.

Ella le dio un golpecito en el hombro.

-No seas idiota -sabía mejor que nadie lo romántico y sentimental que era él en realidad. Sasuke le sonrió, apretandola más a él.

-Perdona. Nosotros también llevamos justo un año y todavía hay algo pendiente entre nosotros.- De pronto se puso totalmente serio, y puso esa expresion que lo hacia ver tan sexy (aunque cualquier cosa que haga lo hace ver sumamente sexy) alzando una ceja y mirandola como si él supiera más que ella.

-¿Pendiente? -Sakura no sabía a qué se refería.

-Sí. Yo te di las fotos, pero tú todavía no has planeado mi fiesta. Y ahora necesito que prepares un evento.

-¿Qué clase de evento? -Sasuke no era hombre de fiestas.

-Algo parecido a esto, pero quizá un poco más lujoso.- Acerco sus labios hacia su oído mientras comenzaba a pasear sus manos por su cintura- En una iglesia y con una fiesta después y mucho baile.

¿Estaba diciendo lo que ella creía? A Sakura le dio un vuelco el corazón.

-¿Quieres una boda?

-Sí. -Comenzo a besar su cuello delicadamente.

-¿Estás seguro? Es mucho trabajo y, si crees que puedes cambiar de idea luego...

-Nunca he estado más seguro de nada.-No habia dejado de besar su cuello, y ahora bajaba por su hombro.

-Y supongo que habrás pensado en alguien. - Sakura había echado su cuello hacia un lado, para que el tuviera mejor acceso.

-Bueno, hay una criatura encantadora que me tiene loco de amor.- Una mano de él había caminado hacia su escote, y pasaba sus dedos casi rosando.

-¿Y se lo has pedido ya?

-Estoy en ello -dejando lo que estaba haciendo hace poco, él le tomó una mano y se dejó caer sobre una rodilla-. Sakura, ¿quieres casarte conmigo?

Ella siempre había creído que eso de arrodillarse para declararse era un poco cursi, pero era hora de recapacitar, porque realmente no lo era. Era tierno, dulce y, si acababa llorando y arruinaba el maquillaje, lo mataría.

-Me encantaría, Sasuke.

Él sacó una cajita de terciopelo del bolsillo de la chaqueta.

-Será un honor que quieras llevar mi anillo.

Abrió la cajita y sacó un anillo exquisito con un diamante grande en forma de pera.

-¿Te gusta? -preguntó.

-Me encanta -ella se lo puso en el dedo-. Es precioso -tal vez era una materialista, pero siempre había querido un anillo grande y su hombre acababa de dárselo-. Es una roca.

-¿Es tan grande como el de tu hermana?

Sakura sonrió.

-Sí. Éste la deslumbrará.

-¿Y es más grande que el de Naruto?

La joven supuso que seguían hablando del anillo.

- Sí... Es más grande que el de Naruto. Ha debido de costarte una fortuna.

Sasuke la abrazó y la besó con ternura en la sien.

-Tú lo vales, amor. Y además, lo he pagado con las fotos tuyas en el baño que he vendido en Internet.

Ella sonrió y le echó los brazos al cuello. Se oyó el clic inconfundible de una cámara y los, dos levantaron la vista justo en el momento en que Sai hacía otra foto.

-Ahora que he fotografiado el final feliz, ¿creéis que podemos seguir adelante con esta boda? -preguntó con una sonrisa nerviosa.

Sakura se echó a reír y no lo corrigió. Aquello no era un final feliz... aquello era sólo el comienzo.

ahora si FIN!

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