7.

163 13 0
                                    

Señales no captadas...

¿Era posible que él no captara que aquello era una invitación clara a que volviera a besarla y siguiera donde lo habían dejado, con sus dedos rozando las bragas mojadas de ella?

Era evidente que los dos se deseaban. Él había sentido su humedad y ella había sentido la erección de él, dura como una piedra. Y acababa de decirle, en términos claros, que ya no tenía un futuro con Naruto.

-La gente dice muchas cosas cuando está enfadada -repuso él en tono conciliador.

¿Quería insinuar que ella era irracional y debía perdonar que Naruto le pusiera los cuernos? Ja. Ella no tenía nada de irracional.

-No estoy enfadada.

Sasuke la miró sin decir nada.

-De acuerdo. Puede que esté un poco enfadada porque me ha engañado y lo ha hecho con un hombre -se encogió por dentro; se sentía gorda, fea y poco deseable-. ¿Cómo voy a competir con eso si no estamos equipados igual?

Sasuke movió la cabeza con cierta irritación.

-Tú no tienes que competir. Por mucho que te cueste creerlo, tú no tienes nada que ver en eso.

Para él era muy fácil decirlo.

-¿Alguna vez has tenido una novia que te dijera que había descubierto su lesbianismo interior contigo?

-Ah... no.

-Lo suponía. ¿No crees que eso puede hacer que te sientas un poco deficiente?

Él parecía un hombre que tuviera que enfrentarse a un pelotón de fusilamiento.

-Sé que puedes sentir eso, pero esto no sucede porque haya un problema contigo. El que tiene el problema es Naruto. Y me gustaría que hubiera hablado conmigo antes de hacer una estupidez que puede poner en peligro su relación contigo.

Su vehemencia y su crítica al comportamiento de Naruto la sorprendían. Normalmente los hombres se apoyaban entre sí, tuvieran o no razón. Y su reacción la sorprendía todavía más porque siempre había creído que no le caía bien a Sasuke.

Tomó una revista del arcón de bambú y se abanicó con ella.

-Me sorprende que no pienses que ha sido una suerte que haya podido librarse de mí.

Sasuke se sentó más recto en el sofá.

-Siento que hayas interpretado mal mis acciones en ese sentido.

¿Qué? ¿Ahora implicaba que era una neurótica que había malinterpretado su comportamiento amistoso? Sakura estaba enfadada, sudorosa y tenía mucho calor. Él había elegido el día erróneo para salir con aquellas tonterías. Se incorporó con una rodilla en el sofá y los brazos en jarras.

-Alto ahí. Espera un momento. ¿Sientes que haya interpretado mal tus acciones? Si te vas a disculpar, hazlo bien. Si no, ahórrate la saliva. Pero no se te ocurra insultarme con la disculpa.

Él tuvo el buen sentido de parecer algo avergonzado, pero todavía arrogante. Y muy sexy a la luz de las velas.

-Tienes razón. Me he portado como un imbécil y sigo portándome como un imbécil.

Aquello la sorprendió. Aunque, por otra parte, nunca sabía lo que podía esperar de Sasuke.

-Yo no te he llamado imbécil. Bueno, a lo mejor sí que era eso lo que insinuaba -ya estaba harta de todo aquello. ¿Qué sentido tenía?-. Vamos al grano. Yo nunca te he caído bien. Tú apenas has podido mostrarte educado conmigo y nunca he sabido por qué. El día que me fotografiaste pensé que era diferente... pensé... bueno, no importa. Ya soy mayorcita y, después de enterarme de que mi prometido prefiere a los hombres, supongo que esto ya no puede ser peor, así que ¿por qué no me lo cuentas? Dime por qué nunca te he caído bien. Dicen que la confesión es buena para el alma.

tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora