10.

137 14 1
                                    

Sacrificios

-¡No! ¡Vuelve!

Sasuke se incorporó de golpe, desorientado por la cama extraña, las velas y una mujer que gritaba.

Claro. Sakura. Su cama. El apagón.

-¿Qué pasa? -se puso en pie y agarró a Sakura, que temblaba como una hoja.

-Peaches -ella tragó aire con fuerza y señaló la ventana-. Ha salido al alféizar -se aferró a él-. No tiene uñas en las patas de delante. ¿Y si resbala?

Ella quería a aquel gato. Sasuke no vaciló, no pensó, se asomó a la ventana.

-¿Lo ves? -preguntó ella.

Peaches parecía haberse dado cuenta del error cometido y estaba inmóvil en el saliente, un par de metros más allá.

Sakura bajó la voz.

-Ven, precioso. Ven aquí. Tengo algo para ti -le temblaba la voz.

Peaches aulló con histeria felina, pero no se movió. Genial. Si la gente del siguiente apartamento abría la ventana, el gato seguramente se asustaría y caería a la calle.

Sakura volvió a aferrarse a su brazo y Sasuke intentó calmarla.

-Tranquilízate.

-Voy a salir a por él -dijo ella.

-De eso nada.

-No puedo dejarlo ahí.

-Iré yo.

-No. No puedo dejar que hagas eso. Y además, a ti no te conoce.

Sasuke no pensaba permitirle que saliera a aquel alféizar mojado. Bajó la vista... había siete pisos hasta el suelo y no, no le permitiría salir de ningún modo.

-Los animales asustados responden mejor a los extraños en una situación de peligro. Lo vi en un documental -mintió para mantenerla alejada del saliente. La apartó de la ventana-. Espera aquí y yo te lo pasaré.

No le dio ocasión de discutir. Subió a la ventana y salió al alféizar. Era mucho más estrecho de lo que parecía desde dentro.

Se agarró al marco de la ventana con la mano izquierda y se puso en pie despacio, luchando por mantener el equilibrio. Apoyó la mano derecha en la pared de ladrillo y deseó que el saliente estuviera hecho del mismo material y no de mármol mojado y resbaladizo. Abrazó el edificio.

Cometió el error de mirar abajo y el vértigo se apoderó de él. La cabeza le dio vuelta. Apretó los dientes y recuperó el equilibrio. No le gustaban nada las alturas.

-Sasuke, vuelve aquí -la cabeza de Sakura asomó por la ventana, cerca de sus rodillas.

-Volveré cuando tenga al gato -mantuvo los ojos fijos en el edificio y en Peaches.

-¿Y cómo lo vas a hacer?

Ella había elegido un mal momento para iniciar una conversación.

-No lo sé. Lo estoy pensando.

-¿Y no crees que deberías haberlo pensado antes de salir ahí?

Él avanzó hacia Peaches, y la toalla, cuyo nudo se había aflojado al subir a la ventana, resbaló un poco por sus caderas. Genial. Sólo llevaba una toalla y se estaba cayendo. Moviéndose muy despacio y con mucho cuidado, se la quitó y se la echó al hombro. Mejor enseñar el trasero a siete pisos de altura que tropezar con la toalla.

¡Maldición! Ni siquiera iba a morir con dignidad. Con honor, tal vez, pero con dignidad no.

Pero él podía hacer aquello. La clave para no morir estaba en moverse despacio. 0 al menos eso esperaba.

tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora