tentación

14.

Cuando Sasuke desapareció en el ascensor, Sakura salió a la calle y sacó su teléfono móvil, que no se podía usar en Urgencias. Respiró con fuerza. No le apetecía nada hacer aquella llamada.

Él contestó al segundo timbrazo.

-¿Sakura?

-Estamos en el hospital City North -dijo ella sin preámbulos-. La madre de Sasuke ha tenido un infarto. Tienes que venir aquí lo antes que puedas -caminaba por la acera y pasó a una pareja que fumaba un cigarrillo sentados en un banco.

-Pero estoy encerrado en la galería -protestó Naruto.

-Pues deja de estarlo. ¿No has oído lo que he dicho? La madre de Sasuke ha tenido un infarto. Te necesita aquí.

-No sé si...

Naruto agotaba su paciencia.

-Yo sí. Yo sé que tu mejor amigo te necesita ahora más que nunca y más vale que vengas aun que tengas que arrancar los goznes con los dientes -llegó una ambulancia con las luces encendidas pero la sirena en silencio-. No me hagas ir a buscarte, Naruto Uzumaki.

-Sakura.

-Esto no es un juego. Si es preciso, iré a sacarte de allí.

-Espera un momento.

Se abrió la puerta de atrás de la ambulancia y sacaron a una mujer hispana muy embarazada y muy nerviosa. Sakura se alegró de no ser esa mujer.

Oyó una conversación apagada al otro lado y después Naruto volvió al teléfono.

-Sai viene conmigo -dijo con tono de desafío.

-Me importa un bledo si te traes a toda la coalición del arco iris, pero ven aquí.

-Pero no hay taxis ni metro.

-Naruto, tú eres de Tokio, ¿verdad? Pues anda.

-Sé razonable. Llevo mis Bruno Ms.

Si un hombre volvía a decirle esa noche que fuera razonable... sakura apenas podía contener su mal humor.

-Naruto, sé que adoras esos zapatos y yo personalmente te pagaré unas suelas nuevas. Pero escúchame y escúchame bien. Finge que tú no eres el centro del universo y finge que tu amigo te importa por lo menos tanto como esos malditos zapatos. Esta noche has colocado a Sasuke en una posición espantosa y él lo ha hecho por ti. Me importa un bledo si tienes que arrastrarte, pero ven aquí. Tienes una hora para aparecer o te juro que convertiré tu vida en un infierno.

-Está bien. Voy para allá.

-Y Naruto...

-¿Sí?

-No te quejes de los zapatos cuando llegues aquí.

Colgó el teléfono, bastante segura de que Naruto aparecería antes de una hora. Pedirle que acudiera por su amigo no había sido tan efectivo como prometerle una vida infernal si no acudía. Porque Naruto sabía que ella cumpliría su promesa.

Apagó el móvil y volvió a Urgencias.

Se metió en el baño; después de orinar, se lavó las manos y se miró a espejo. Estaba horrorosa.

Sin maquillaje. Sudorosa. Con el pelo sucio pegado al cuello por el sudor y ojeras oscuras por la falta de sueño. Se lavó la cara y arregló el pelo lo mejor que pudo, pero sabía que esa noche no ganaría ningún concurso de belleza.

Salió del baño y buscó los ascensores. Salió en el cuarto piso, en un pasillo relativamente tranquilo que no formaba parte de Cuidados Intensivos, lo cual era buena señal. En el mostrador de enfermeras conversaban dos mujeres. Sakura siguió la flecha que indicaba el número de habitación que le habían dado abajo.