Capítulo 5

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Making Love Out Of Nothing At All - Air Supply

—Hay que salir del país, Cárter. ¡Lo descubrimos! —chilló Leandro, caminando de un lado a otro mientras yo metía los cuadernos a la mochila—. No quiero morir, soy muy joven. Soy buena persona, nunca lastimé o engañé a una chica. ¡Soy buen samaritano!

—Leandro... —quise detenerlo.

—¿Crees que me venda? —Abrió los ojos con miedo y tragó saliva pesadamente—. En la película que vi, los chicos como yo terminaban... vacíos. No quiero que eso me pase... Bueno, eso es mejor que ser el esclavo sexu...

—Ya, Leandro, basta. De verdad que me estás empezando a incomodar.

—¿No puedes ver la gravedad de esto, Cárter? —se enojó y me señaló con su dedo—. Es que es fácil para ti, como él está interesado en ti. ¡Yo seré el que tendrá que pagar los platos rotos!

—Si eso pasa, será porque fuiste curioso.

Apretó los puños y, ahogando su enojo, se sentó en la cama.

—No sabía que existían mafiosos gais—dijo en voz baja—. Quiero decir... seguro que si hay muchos, pero no creí que uno fuera tan abierto con su sexualidad.

—¿Qué intentas decir?

—Que Dagen Cardi es la revelación gay más impactante de este año. ¿Tendrá sumisos como en las películas?

Tiré la mochila a mi espalda y le miré con mala cara.

—Me voy, no pienso seguir escuchando un día más lo que tengas que decir.

Me agarró del brazo y me impidió salir. Su espalda se apoyó en la puerta y su pecho subía y bajaba.

—¿No tienes instintos de supervivencia? —se enojó, estirando los brazos a los costados—. No somos los mejores amigos, yo no lo soy, pero me preocupo. No quiero que desaparezcas y te mantenga encerrado en su... mansión por un año hasta que te enamores de él. Eso solo pasa en las películas. Seguramente terminas sin cabeza.

—Ya basta, estás exagerando.

Negó con la cabeza y apoyó las manos en los costados de la puerta. Me miró y torció los labios, más dudoso que al principio.

—Es que no tiene sentido, Leandro—le dije apartándolo de la puerta, tomando su mano y doblegando su fuerza—. Dagen no es un mafioso.

—Pero...

—Y te lo demostraré, hoy, al final de cada clase, lo buscaremos.

Casi grita del espanto, pero su móvil sonó y rápidamente lo miró. Sus teorías y miedo pasaron a un segundo plano en el momento que leyó el mensaje. Miré la puerta y la abrí. Pero, antes de salir, volví rápidamente a la mesita de noche y metí las películas de Dagen a la mochila para devolverlas.

—Es una chica—me explicó, señalando con un dedo la pantalla de su móvil.

—Qué sorpresa. —Volví a caminar a la puerta.

—Bueno, como sea. No estará mal tener algo de acción antes de... ya sabes. Te buscaré al final de tus clases. Si tengo razón con mis teorías, me pagarás un boleto a...

Salí de la habitación y caminé a la salida del edificio estudiantil. Mientras lo hacía, no podía dejar de pensar en la teoría de Leandro. No tenía sentido, pero tampoco el hecho de que Dagen Cardi no estuviera ocultando nada. Había algo raro en él, como los moretones interminables de sus nudillos o las vendas ocultas en su auto.

Pasé la tarde en clases y garabateando mi libreta. Pero de mi mente no salía las dudas de Leandro sobre Dagen. Pensé en cada detalle y ninguno me llevó hasta las sospechas de Leandro.

El sol que me dasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora