Capítulo 12

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Tomberlin - Any Other Way

Estábamos usando la camioneta de un amigo de Leandro, que era lo suficientemente espaciosa para que pudiéramos entrar la mitad del grupo, aunque tardaríamos en llegar por el exceso de peso. La otra mitad ya estaba en otra camioneta. Había un grupo de chicos con abrigos de invierno por el frío que se balanceaba en el aire esa mañana, aunque parecía de noche porque el sol estaba demasiado escondido. Empezaron a subir sus pequeños equipajes y repartirse los espacios para cada uno.

En la camioneta en la que debía ir yo, estaban Leandro, Eric, un chico de lentes llamado Sergio, Dagen, que aún no llegaba, y otros dos chicos que solo conocía de algunas clases que compartíamos.

—Vendrá Nelson —me susurró Leandro, después miró hacia la otra camioneta—. Creo que no debimos invitar a Eric.

Giré el rostro y ahí estaba Nelson, hablando muy cerca de un chico moreno muy guapo.

—¿Quién es él? —le pregunté a Leandro mientras veía al chico moreno.

—No tengo idea, pero se ve como un chico problema. Se ve bien al lado de Nelson, son iguales. Solo que Nelson tiene la cabeza rapada.

Sonreí y pude ver cómo Eric miraba a Nelson desde el otro costado.

—Ahí está Dagen —me informó Leandro, y rápidamente miré hacia donde él señalaba.

Dagen estaba llegando, con un bolso deportivo negro en mano. Tenía una chamarra deportiva negra con una línea delgada en los costados. Su piel se veía apiñonada por el frío, pero sus labios de un rojo pálido me hacían preguntarme cómo se sentiría si los tocara.

Me acerqué a él sin saludarlo y le pregunté rápidamente:

—¿Qué llevas ahí?

—Más directo no pudiste ser.

Me encogí de hombros y volví la vista a su bolso.

—Me ganó la curiosidad.

Aunque no dijo nada, supe que me había entendido.

—Ropa, ¿no es obvio?

Sonreí y sentí mis mejillas arder.

—¡Se hace tarde! —gritó un chico, sacando la cabeza de la ventanilla del asiento del piloto.

Fue ahí cuando me di cuenta de que solo estábamos nosotros dos parados aún fuera del auto. Los equipajes y la silla de ruedas de Eric estaban en la parte de atrás, amontonados entre sí. Había dos espacios vacíos en los asientos de en medio. Los asientos delanteros estaban ocupados por tres personas, incluyendo al conductor. Los asientos del centro estaban ocupados por Leandro, Eric y otro chico.

Dagen y yo debíamos ir atrás, donde nadie nos vería. Cuando subía, Leandro me guiñó un ojo y entendí que lo habían hecho intencionalmente.

Dagen tiró su bolso en la pila de equipajes en la parte trasera, cerrando la puerta de un fuerte portazo.

Me subí al asiento al lado de la ventanilla, Dagen ocupó el de mi lado y él cerró la puerta.

Leandro me miró e hizo unas señas sugerentes con su mano, después concentró su vista en los nacientes rayos de sol al final de la calle. El cielo estaba de un rosa pálido, siendo opacado por los suaves rayos del sol amarillentos.

—Ya, suéltenlo —nos dijo Eric, intentando girar el rostro.

—¿Qué vamos a soltar? —le pregunté.

—Ustedes saben qué. Obviamente están de pareja. Dios, Carter, qué rápido perdonas.

Fruncí el ceño.

El sol que me dasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora