Capítulo 8

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Kodeline - The One

—¿Qué?

—Que lo arruiné —repitió Nelson y sonrió de lado mientras miró al costado—. Ya no importa de igual forma, ¿no?

—Pensé que Eric te gustaba, pero...

—Y me gusta, Cárter —me dijo y apoyó la espalda en un poste gris al lado del edificio principal de la universidad—. Pero no todo puede salir bien, ¿lo entiendes? Me gusta cómo es él, pero no tenemos esa química más íntima.

—Bueno, entonces déjalo tranquilo —le pedí, receloso.

—Tampoco puedo eso.

—Lo lamento, Nelson. No sé qué decir. Eres un imbécil.

Negó una sola vez con la sonrisa de lado, se llevó una mano a su cabello rapado que empezaba a crecer y miró el cielo gris.

—¿Y cómo estás en tu nuevo trabajo? —me preguntó y después se encogió de hombros—. Te vi hace unas noches en la cafetería del gran gordo.

—Mejor y seguramente me viste en mi primer noche.

Asintió un par de veces.

—¿Ni una semana?

—Ni cinco días —le informé.

Quise dejarlo, pero en eso apareció Leandro con unos libros en mano y una sonrisa que se borró cuando miró a Nelson.

—Ey, Cárter, ya acabé. Podemos irnos —me dijo, aunque estaba improvisando para sacarme de la conversación con Nelson—. Hola, Nelson. ¿Ya te dije que tu nombre es ridículo?

—Es la primera vez que me lo dices.

—Yo usaría el segundo nombre —le sugirió Leandro—. ¿Cómo es tu segundo nombre? ¿Jimbo?

Me reí y caminé al lado de Leandro.

—Nos vemos, Nelson —me despedí con una sonrisa que él imitó.

Caminé por su lado y pude ver cómo Leandro me veía curioso por saber qué hacíamos.

—Hasta luego, Cárter. Por cierto, ¿ya te dije que caminas muy bien? Deberías ser modelo.

Leandro se giró con una sonrisa.

—Qué rara forma de intento de ligar, Nelson —le dijo—. Te aseguro que si no fueras de los pocos gays de esta universidad, seguramente Cárter ya te hubiera bloqueado de todas partes.

—¿Modelo? —Me reí mirándolo.

—Caminas muy elegante.

—Gracias. Tú deberías tomar clases para aprender a socializar.

Nelson caminó a nuestro lado y nos siguió en paso.

—Es mi forma de ser —me dijo con una sonrisa—. Pero de verdad, Cárter. Me gusta cómo caminas, eres como elegante y... me gusta eso.

—Deberías verlo cuando se quita la ropa —le dijo Leandro con una sonrisa lúgubre—. Algunas noches sale muy tarde del trabajo y solo se quita la ropa. Seguro pagarías mucho por verlo, ¿no?

—Dije que me gusta cómo camina, no que le tengo ganas —se defendió mientras inclinaba un poco la mirada para mirar a Leandro—. No es mi tipo.

—Mientes —le acusó Leandro—. Cárter es el tipo de todo hombre gay y mujer heterosexual.

—No compares ser gay con ser mujer —le pidió Nelson—. Es denigrante.

—¿Por qué? —le preguntó mientras caminábamos por un camino de bloques de piedra.

El sol que me dasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora