Capitulo 9

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Era domingo, Frank despertó más temprano y se vistió con su mejor ropa, la menos desgastada posible puesto que era día de iglesia. Gerard iba a rehusarse, argumentó que estaba algo débil y que prefería quedarse a dormir, Frank no sabía qué decir, tenía miedo de que en efecto fuera un ladrón y se arrepintió de haberle contado cada detalle de la granja, incluyendo dónde guardaban el dinero ahorrado.

Se escuchó llegar un carruaje, era Raymond quien pasaba por ellos para evitar que fueran en la carreta con el frío que hacía. Lucía bastante guapo con el atuendo color azul índigo, su sombrero y un bastón con detalles de oro que le daban todo el aspecto burgués. 

–Vaya, es la primera vez que paso por ti y estás listo a tiempo.– Bromeó y luego notó a la otra persona en la estancia.– ¿Buen día?

–Buen día.– Saludó fríamente, ese tipo había tenido el descaro de abrazar a Frank y besarle la mejilla a modo de saludo.

–¿Usted es pariente de Frankie?.– Preguntó extrañado el chico rizado. "Frankie" ese apodo le causaba conflicto, se preguntó qué tanta confianza se traía ese jodido burgués como para hablarle así de Frank.

–No, él llegó anoche, no tiene a dónde ir.– Explicó el aludido.

–Mmm, ya veo, y dígame, señor...

–Gerard, Gerard Way.– Contestó con firmeza, cada vez le molestaba más la idea de que ese sujeto estuviera tal vez interesado en su Frank o peor aún, que ya hubiera pactado algún tipo de alianza.

–Raymond Van Helsing, un placer.– Extendió su mano para saludar de forma adecuada pero fue por completo ignorado.– Bien, se nos hace tarde y supongo que usted también vendrá con nosotros.

–No, estoy algo indispuesto.

–¿Cuáles son sus síntomas? Soy médico y podría atenderlo

–No, así estoy bien.

–¿Seguro, tal vez sea algo mortal o quizá no tiene nada y está poniendo excusas para quedarse solo y despojar a esta familia modesta de sus pertenencias?

Gerard se impacientó, nunca en su vida, ni siquiera su padre, le habían cuestionado su actuar. Tensó el rostro y se preguntó si acaso se sentiría culpable por matar a una sola persona en su vida de vampiro.

–Se nos hará tarde Ray, confío en Gerard.– Sonrió Frank a ambos, Ray se preguntó si acaso su amigo necesitaba que algo horrible pasara para dejar de confiar en todos.

En el trayecto recordó el apellido de su prometido, Michael había mencionado a un hermano que vivía en Transilvania, la ciudad capital de ese poblado y sus alrededores, creyó que tal vez se trataba de ese Gerard, aunque descartó rápidamente la idea pues no tenía parecido alguno con su novio y para ser un conde, el Gerard que conoció se miraba bastante jodido, así que interpretó aquello como una irónica coincidencia.

En casa, Gerard escribió a Michael, le ponía al tanto de cómo había sido encontrar al amor de su vida, solicitaba que su hermano le enviara ropa, dinero y algunas pertenencias personales que podría usar para impresionar a su amado. Tuvo hambre y sintió culpa por tener que matar a una de las preciadas ovejas de Frank.

Había salido el sol, Gerard calculó que la misa estaba por acabar y completamente lleno de celos decidió ir por su enamorado al pueblo. Tomó precauciones como el uso de guantes, botas, lentes para el sol, sombrero y una sombrilla negra que encontró en la habitación de Jamia. Tardó un poco al intentar salir de la casa pues temía salir y morir en el intento.

Caminó bastante rápido y en la granja vecina rentó un pequeño carruaje a buen precio, no era lo que acostumbraba pero su futuro esposo y futura cuñada estarían cómodos en el trayecto. Bajó frente a la iglesia y esperó, muchas personas sino es que todos le miraban asombrados, lucía como en sus mejores años, los accesorios de oro reluciente le daban aún más el toque de gente noble.

Vampires will never hurt youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora