Luego de meses torturado y deprimido por su nueva naturaleza, Gerard escribió a Mikey, sólo él podía creerle, le pidió que no regresara pues no creía curarse y tenía miedo de llegar a atacar a su propio hermano, tanto que terminó por recluirse en su castillo, lejos de la sociedad que ya comenzaba a sospechar de su naturaleza, especialmente luego del abandono de los sirvientes al encontrar a una mucama muerta en uno de los pasillos.
Sentía asco por tener que devorar animales vivos, comenzó con roedores y luego con su propio ganado, por ensayo y error se dio cuenta de que podría comer carne siempre y cuando no estuviera tan cocida, eso ayudaba a aprovechar más un animal, el sol no le mataba sino que únicamente lo aturdía e incluso sus colmillos no parecían tan notorios.
Siguió leyendo sobre el vampirismo y se enteró de que tal vez su parte humana aún podía salvarse, sin embargo el remedio se encontraba en la segunda parte del libro, la cual no tenía.
Resignado, recibía constantes visitas de el ser en sueños, atormentandolo con pesadillas y haciéndolo dudar de su cordura. Como solución, pensó en mudarse, huir de aquel ser, contrató a un agente que pudiera ofrecerle alguna residencia para recluirse y morir en vida.
Antes de recibir a su invitado consumió la sangre de una vaca entera, para saciar su apetito y no tener que atacar al pobre hombre. Sin embargo, este se cortó al cortar el pan y tuvo que cubrirse para evitar que el olor de la sangre humana le comenzara a gustar, ese era su peor miedo y lo que más le atormentaba.
El hombre le parecía un ser bajo, lo miraba con cierta repugnancia por la inexistente etiqueta y propiedad a la hora de comer, su ropa de mal gusto y pésima calidad, los intentos de conversación no mejoraron su opinión sobre aquél sujeto, le pareció de lo más ignorante y corriente, alguien insignificante y completamente cerrado al mundo.
La situación no podía parecerle más insoportable, pidió los contratos con la intención de terminar cuanto antes y encerrarse en su habitación a pensar en su miseria, pero algo llamó su atención, el señor Iero al sacar el bolígrafo de su bolsillo dejó caer un relicario que se abrió por el impacto en la mesa, revelando así el retrato de un jóven.
Observó con detenimiento la imágen, el hijo de aquel hombre, nunca antes había visto un ser más bello, sus ojos, sus labios, su nariz, su cuello... Sentía una mezcla de sentimientos que iban de lo más puro a lo más profano y se preguntó cómo alguien tan desagradable pudo haber engendrado a un ser tan angelical.
Quiso quedarse con aquel retrato, lo deseó tanto que agradeció cuando el señor Iero tiró el relicario a la chimenea y este no fue absorbido por el fuego. Una vez que el hombre se fue a dormir, Gerard agarró de entre las cenizas el retrato de Frank.
Fue a su alcoba, siguió observando y pronto su imaginación comenzó a trabajar, pensaba en que ese chico sería tan puro y virginal dadas las costumbres de los pueblerinos, que tendría que enseñarle a hacer trabajos con la boca, esa boca tan apetecible... Gerard no era inexperto en cuanto a sexo se trataba, había tenido la suerte de que la monarquía y nobleza no teme a reprimir sus más bajos deseos, en cuanto Gerard tuvo una erección comenzó su vida sexual, con todo aquél que se le atravesara, al conocer la condición de su hermano, agradeció que en ninguna ocasión tuvo que lidiar con hijos bastardos.
Siguió observando a "Frank", pensando en cómo sería tenerlo justo en ese momento, incluso olvidó su condición de no humano, especialmente cuando sintió cosquilleos en la entrepierna, ¿Hace cuánto no descargaba sus impulsos?
Deslizó su mano derecha hacia su hombría y con la otra sostuvo el retrato, comenzó con movimientos lentos y cerró los ojos, imaginando a ese chico castaño de ojos avellana, se retorcía en la cama por el placer al momento que sus movimientos eran más rápidos y llegó a gemir "Frank", para su sorpresa, aún podía producir su semilla.
Terminó agotado y durmió profundamente, soñó de nuevo con Frank, no algo sexual, sino sentimental, se miraba a sí mismo en un prado con el castaño de la mano, sentía que no había nadie más en el mundo y que solamente él era su destinado, una vez su madre les contó a él y a Michael la historia del hilo rojo, un hilo invisible que te ata a tu único y verdadero amor y que trasciende cualquier cosa, pues el amor lo vence todo.
Sintió tanta ternura, por primera vez algo parecido al amor, incluso se percibió a sí mismo desesperado, necesitaba estar entre sus brazos ya mismo. Pero toda interacción emocional requiere tiempo, no podría presentarse ante el chico y pedirlo en matrimonio — aunque por una cuantiosa suma estaba seguro de que su padre se lo ofrecería hasta como esclavo— , antes debía conocerlo y ganarse su cariño, cómo alguien civilizado.
Vivir cerca de él era lo mejor, por primera vez desde la tragedia sintió en él esperanza, se sintió humano de nuevo y regresó su alma a su cuerpo. No le importó el aleteo de un murciélago en su ventana, pues ahora tenía una meta a la cual aferrarse.
El sr. Iero le pidió tiempo para preparar la nueva residencia, al menos unos meses, Gerard se mostró impaciente, estimó cuánto dinero sería necesario para reparar rápidamente los desperfectos y no dudó en dar todo a aquel sujeto. Sin embargo, no sospechaba que aquel monstruo que lo había despojado de su humanidad acechaba en las sombras, expectante.
Seguro de que el vampiro ya no sería problema — pues ya no había tenido contacto alguno con el monstruo — ocupó sus días a investigar artes oscuras, esoterismo, brujería y tradiciones arcaicas con el fin de encontrar un remedio a su situación, esto sin éxito, en sus momentos de desesperación y tristeza tomaba el pequeño retrato, aquel rostro apacible lo calmaba y hacía sentir en paz.
Con el pasar de los meses y habiendo enviado sus pertenencias, se dirigió a su nuevo hogar, encontrando que el dinero había sido derrochado por el señor Iero sin haber invertido siquiera algo en la limpieza del lugar, furioso, se encaminó a buscarlo sin importar que fuera de noche, no obstante, al encaminarse al hogar de los Iero tuvo que detenerse pues le pareció que el ambiente se cargaba de un olor dulce, no podía pensar en otra cosa, sintiéndose tonto.Era un olor embriagante, similar al de la leche tibia, le resultaba tan encantador y a la vez atrayente que incluso tuvo que hacer fuerza de voluntad para no tener que masturbarse ahí afuera, pues ESO era lo que le provocaba. Al acercarse más al origen de aquel aroma terminó llegando a la casa Iero, específicamente a una ventana.
A través de las cortinas y la luz de velas notó al ser que robaba su aliento, Frank le parecía irreal, deseaba tenerlo cerca, trepar por su ventana y yacer a su lado, aunque claramente no lo haría pues su orgullo de conde y caballero podía más que su voluptuosidad y olvidó el juramento de venganza para con su padre.Cada noche visitaba la ventana de Frank, durante el día dormía y en las tardes intentaba localizarlo en alguna parte del pueblo desde su ventana, extrañamente nunca salía, el proceso de conocer a Frank era nulo y aún así albergaba en él la ilusión de ser feliz, esto hasta que se enteró de las desapariciones extrañas de personas en el pueblo, temeroso de que fuera obra de su enemigo, una noche lo fue a buscar, había notado que desde la presencia del olor de Frank se sentía más humano y lleno de valor y fuerza para hacer frente a lo que fuera.
Miró con repulsión, asco y miedo cómo ese jodido espectro hurtaba a un bebé y huía al bosque, miró con más miedo cómo el padre de Frank salía detrás de él junto a una mujer, temeroso de que pudiera atacarlos, decidió seguirlos y pudo amenazar al hombre para que huyera, necesitaba mantener a salvo al amor de su vida de aquel monstruo, tenía miedo de encontrarse al Nosferatu y más temor sentía de que supiera sobre Frank.
Tuvo que visitar todos los pueblos de los alrededores, uno creería que el sr. Iero sería inteligente como para irse al poblado más alejado, sin embargo, en ninguno de los pueblos lejanos había rastro de los Iero.
Terminó en Wisborg mientras se dirigía frustrado al pueblo vecino, llegó de noche naturalmente, hambriento y fatigado, recorrió el camino que le había indicado el sr. Iero para llegar a su residencia, deteniéndose en una granja para robar alguna oveja, al día siguiente tenía planeado mandar por sus cosas de regreso a Transilvania
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Vampires will never hurt you
Fanfic"And if they get me, take this spike and You put the spike in my heart!" 🫀🩸 Cómo el grito nocturno de un ave de mal agüero, así quizás suene la palabra "Nosferatu", pero guárdate de pronunciarla o las imágenes de la vida se desvanecerán en las som...