Nuevamente había pasado otra semana.
Ese día caía entre semana, por lo que no había mucha gente en la biblioteca.
Wilbur ya estaba en los últimos capítulos del libro, y vaya que estaba sorprendido por éste.
Era el primer libro que leía con escenas “subidas de tono”.
Y aunque no lo admitiría en voz alta, le parecía bastante entretenido.Sin darse cuenta, ya habían pasado horas, por lo que ya en pocos minutos cerraría.
Levantó la mirada del libro, viendo que aún quedaba una persona en la biblioteca.
Esa persona era el chico de gorro.
Miro hacia la calle, estaba comenzando a llover.
Si el pequeño azabache no se daba prisa para irse, la lluvia aumentaría y provocaría que llegara empapado a su casa.
Y como el británico lo había predicho, la lluvia aumento.
Justo el reloj de la biblioteca sonó, anunciando que ya iba a cerrar.
El mexicano al escucharla, salió de su trance de lectura y se paró con mucha delicadeza para entregarle el libro al otro chico.
Rápidamente Wilbur identifico que el pelinegro no traía paraguas.
Él si llevaba uno consigo mismo, pues en su teléfono había visto una presente lluvia, por lo que prefirió prevenirse y llevarse una sombrilla.
Delicadamente tomo el libro que el chico le extendió y al surgirle una gran idea y una inexplicable valentía, por fin se decidió a hablarle.
- Se que sonara un poco raro esto pero...¿Gustas que te acompañe? Veo que no llevas paraguas, por lo que puedes venir conmigo si quieres, mi hora de trabajo ya acabo y aunque mi paraguas no es tan grande, puede cubrirnos a los dos -.
El mexicano solo lo miro demasiado confundido, ¿Por qué se ofrecía a cubrirlo de la lluvia? No lo entendía.
Miro detenidamente el suelo por algunos segundos pensando en si aceptar la propuesta del castaño.
Después de un largo minuto, el de gorro acepto con la cabeza.
Wilbur sonrió por aquello y con la misma sonrisa fue por su sombrilla y por las llaves para cerrar el lugar.
Ya afuera abrió la sombrilla y tapo con ella el cuerpo del azabache y el suyo.
Al no ser tan grande esta, el par de chicos quedaban un poco (demasiado) juntos, pero ninguno se quejó por eso.
El británico le pregunto al chico a donde iba, este solo le señalaba las calles por las que tenía que pasar.
Y aunque a Wilbur le parecía un poco confuso el echo de que el mexicano no le hablara, no pregunto y solo siguió las indicaciones con los señalamientos del azabache.
Realmente estaba concentrado en seguir el camino y cubrir el cuerpo del chico y el suyo de la lluvia, sin embargo no pudo evitar que algunas veces su mirada viajará a su acompañante.
Sus pestañas eran largas, sus mejillas y nariz estaban algo rojas debido al frío.
Wilbur sonrió tontamente al pensar que la bufanda del chico porfin tenía un uso claro.
Pero todos sus pensamientos fueron detenidos al sentir como el azabache se aferraba a su brazo.
Sin controlarlo lo volteo a ver, pero el azabache solo aparto la mirada apenado, por lo que Wilbur sonrió sin decir nada.
Por fin llegaron a una casa de dos pisos cerca de la biblioteca. Era café y estaba llena de flores.
Wilbur sonrió por eso.
- Bien, te dejo, cuídate -. Se despido con una sonrisa viendo como el de gorro se acercaba a la puerta de la residencia.
El azabache solo asintió para después despedirse con su mano junto a una pequeña sonrisa.
Y para que negarlo, el castaño quedó hipnotizado algunos segundos por aquella sonrisa encantadora de los labios cereza del pelinegro.
Segundos después el mexicano entro a su hogar y Wilbur se marchó del lugar con una sonrisa de oreja a oreja.
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Libros ||Quackbur
FanficPorque a Wilbur le gustaba ver a Quackity sumergido en los libros, y al chico le gustaba sentir la mirada curiosa del castaño en él. Y si Quackity no podía hablar, ¿Qué más daba si su mirada decía más que mil palabras? 📚✨📚✨📚✨📚✨📚✨📚 ¡SE EMPAREJA...