II.- Wet.

842 166 15
                                    


Lena POV.

No sé cómo hice para contenerme de rugir cómo un animal enjaulado mientras trataba de atravesar a cada una de las insulsas personas a mi alrededor, qué retrasaban el encuentro privado qué tanto he deseado tener con Peyton desde qué la conocí; y ahora qué sé quién realmente es detrás de aquellas luces del escenario qué tan bien domina, ni siquiera tengo qué preguntarme porqué después de tantos años, al fin siento en mí esa necesidad tan crudamente física por una mujer, porque sí esos azules no me mintieron hoy, y sé qué nunca lo hicieron en el pasado, toda la pasión qué hizo nacer en mí en mis cortos diecisiete años, fue y es mucho más grande e incontenible qué nunca ahora qué creo haber encontrado a ese puro amor, qué creí perdido desde hace tantos años.

Siento cómo mis labios arden de tanto morderlos buscando apaciguar todas mis ganas de desaparecer todo el maldito The Krypto Club, sólo para devorarme por completo a Peyton mientras nuestras miradas se absorben abrasadora y enteramente; porque en cuánto la tenga totalmente desnuda debajo de mí cuerpo, contoneándose tan firme y apasionadamente contra mí y tenga mí hinchada erección en lo más profundo de su cálido interior;  sé qué ella no tendrá fuerzas, ni conciencia para seguir fingiendo qué no es nadie más qué la mujer de mi vida.

Quisiera darme golpes de cabeza por haber sido tan tonta en no reconocerla antes, pero no estaba pensando con nada de claridad con la enorme cantidad de mi sangre concentrada en larga extensión entre mis piernas, pensando en Peyton y en todo lo qué quería hacerle en cuánto a ella le diera la maldita gana de dejarme acercarme lo suficiente y estuviéramos finalmente a solas para quemarnos en el fuego de nuestro deseo qué sigue tan intacto en mí, cómo estaba la primera vez qué posé mi penetrante mirada sobre la inocente y jovial hija de los Zor-El, qué después de ese primer encuentro de ambas, la inocencia dejó de ser parte de nosotras para siempre.

Pero sé qué no puedo hacer nada para solucionar el pasado y ya suficiente tiempo perdí viniendo cada bendita noche a ver sus cortos y tan sensuales espectáculos; sin contar toda la maldita década qué dejé pasar por no asumir la colosal estupidez qué cometí al dejarla atrás sin ninguna jodida explicación después de todo lo qué habíamos vívido juntas.

Porque ¿Cómo demonios no me dí cuenta antes? Por supuesto debía ser ella, sólo Kara, mí Kara, porque todo mi interés hacia una mujer, nació y ha permanecido en mí linda rubia desde qué la conocí; y sí hubiera sido lo suficientemente razonable, sin dejarme llevar por la evidente emoción de mi cuerpo por esa mirada azul tan penetrante y esos movimientos qué tan bien hace sobre el escenario; qué son sólo un pequeño abrebocas de todo lo qué puede hacer su hermosos cuerpo, porque joder, ella sí qué sabía volverme completamente loca en la cama y verla actuar y desearla tanto cómo la provocadora y sensual Peyton, sólo me hace anhelar aún más tener de nuevo conmigo a la primera y única mujer de mí vida.

Mi cartera pesa mucho menos sin el peso del grueso fajo de billetes de cien dólares qué repartí a los de seguridad cada dos pasos qué daba en dirección a los camerinos y con cada uno de ellos, iba encontrando mi camino hacia Peyton; y los dí con todo el gusto, porque al menos tener dinero sirvió para algo realmente importante para mí, pero aunque me alegra estar cada vez más cerca de ella; me molesta muchísimo pensar en qué en vez de tratar de saber mucho más sobre Peyton con la dueña de éste clandestino Club, debí haber repartido cualquier gran cantidad de dinero, justo cómo acabo de hacer para obtener lo qué tanto buscaba; y quizás de haberlo hecho, habría recuperado desde hace mucho tiempo a mi dulce rubia, mi linda Kara.

Pensar en ella, comprime mi pecho por todo el peso del dolor de tantos años alejada de su lado, sabiendo qué fui una tonta al dejarla atrás en Midvale sin ni una sola explicación de mí actuar, y no contenta con hacernos sufrir a ambas, yo seguí siendo una completa idiota todos estos años por no tener el valor suficiente para regresar y pelear por tenerla de nuevo conmigo, cuándo es todo lo qué más he querido desde qué me fui.

PEYTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora