X.- Tangled.

536 113 12
                                    


Kara POV.

La puerta principal se abre ligeramente frente a mí, llamando mi atención sobre ésta y desde mi lugar puedo ver claramente a mi madre, saliendo con gracia por la puerta con las llaves de su campero sonando al compás del viento, mientras mi padre, Jon, la sigue fluidamente cargando en sus hombros a mí Clarence, qué silva encantado por ser mimado por su abuelo mientras mi papá cierra lentamente la puerta. Mi sonrisa nace grande en mis labios viendo la escena, disfrutando de estos valiosos momentos que apenas he podido vivir en pocas ocasiones con mi mudanza definitiva a Rusia.

El inconfundible sonido del motor encendiéndose, es lo último qué escucho de mi familia, dejándome sola con mis pensamientos, qué no han parado de atormentarme desde qué abandoné a Lena hace unos días; porque aunque extrañaba a mis padres, su cariño y el gran apoyo que han sido para mí con todo lo qué tiene que ver con Clarence, sé dolorosamente bien qué yo no estaría aquí ahora de no ser porque estoy huyendo de cierta ojiverde, qué temo se aparecerá en cualquier momento por esa misma puerta por la que acaba de irse mi familia; exigiendo una explicación y exigiendo respuestas qué no creo que pueda darle; porque aún no me explico cómo es qué terminamos teniendo sexo aquel día después de confesarle todo lo qué tenía guardado en mí sobre Clarence.

Y no puedo culpar más que a mí estupidez por caer cómo una tonta a Lena y a esa mirada tan verde que no he dejado de amar por más daño que me hacía recordarla y ahora estoy aquí, en casa de mis padres, justo cómo lo estaba hace 10 años, y sin saber que demonios haré ahora; porque Vladivostok fue un buen lugar para estar y qué Lena no supiera absolutamente nada de mí ni queriendo hacerlo, y mucho menos sabría de la existencia de Clarence, lo qué era perfecto hasta hace unos días; pero ya había dejado salir toda la verdad de mí boca y ahora Lena no tendría muchos problemas en encontrarme aquí, porque no pienso moverme de Midvale, no huiré de nuevo por más qué eso sea lo único que me provoque de sólo pensar en enfrentar a Lena y estoy segura de que aparecerá por aquí y quizás eso sea lo mejor para las dos y para nuestro hijo porque ya llegó el momento de dejar de escapar, ¿No? Tal vez es tiempo de aplicar todo lo que he estado estudiando desde qué me fui de aquí, formar mi imperio periodístico tal y cómo siempre ha sido mí sueño, con mi hijo y toda mí familia a mi lado y quizás también pueda enfrentar al fin lo qué sea que pase entre Lena y yo.

- No será nada fácil.- murmuro cortando el silencio a mi alrededor, recordando qué no ha sido fácil desde hace mucho tiempo y quizás debería haberme acostumbrado a estas alturas, pero supongo que nunca me acostumbraré a la idea de qué el amor de mi vida, muy probablemente no es el amor para toda mí vida; sí los últimos diez años son un indicio de eso.

Suspiro pesadamente, recordando aquel día dónde no me importó que fuera de madrugada cuándo escapé de ella, ni me importó qué hiciera un frío demencial afuera de mí penthouse, y mucho menos me detuve en recorrer las calles a mediana velocidad con Clarence ligeramente inconsciente por su sueño, al igual que Lena estaba cuándo la dejé, para cruzar en mí camioneta y con las maletas de mí hijo y mías guardadas algo deprisa en el asiento trasero de mí camioneta, para cruzar toda Vladivostok hasta alcanzar el tren transiberiano, que nos llevaría muy lejos de Lena, en un viaje de 7 días hasta la ciudad de Moscú. Y mientras viajaba, juro qué estaba por volverme loca con cada día que pasaba en ese tren, con mí hijo tan admirado por el invernal paisaje a nuestro acelerado paso, preguntando insistentemente por su mamá, a la que no le permití verlo de nuevo por sentirme cómo una débil que se dejó llevar por la indecente pasión que siempre me ha unido a ella, cuándo en cambio debí botarla de mi penthouse después de escucharla decirme que estaría para nuestro hijo que la necesita más que nunca, qué era lo qué pretendía cuándo decidí jugar todo el asunto de Peyton, antes de qué se me saliera de control por mis celos sobre Lena porque ella sólo podía mirarme con deseo a mí y eso no va a cambiar nunca.

PEYTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora