Final.

481 87 13
                                    


Kara POV.

Sus hermosos ojos verde esmeralda lucen hinchados y completamente rojos por todas las lágrimas derramadas, mientras me observan atentos frente a ella, totalmente paralizada y sin aire por el extenuante cúmulo de emociones de esta noche, qué parece no tener fin, sintiéndome tan aquejada por el dolor en mi mano que se extiende por todo mi brazo por mantenerme inamovible en mi posición con mi intención inmediatamente olvidada de tocar la puerta del cuarto de Clarence dónde creí qué la encontraría y por primera vez en esta noche, acerté. Respiro profundamente dándome el aliento que necesito mientras me concentro en ella, en la manera en la que está de pie en medio del umbral de la puerta, con su silueta moldeada por la suave luz de luna que se cuela en la habitación qué decoró para Clarence, dónde a pocos centímetros de mi ojiverde, puedo ver ligeramente la forma de nuestro pequeño durmiendo tranquilamente, sin alterarse, y ni siquiera sospechar toda la batalla campal de la qué Lena fue víctima, mientras yo me quedaba en silencio sin ser capaz de poder hacer nada más que callar, cuándo ahora sé qué todo lo que debí hacer fue pararme a defenderla; porque de todo lo qué la acusaban y tan duramente le reclamaron, yo ya había considerado perdonarla porque no podía seguir cargando el extenuante peso del rencor en mi corazón, cuándo mi amor por ella, se mantenía latente en mi corazón y que sigue creciendo sin pedir permiso en mí.

Me siento cómo de piedra debajo de su penetrante mirada verdosa, temiendo exhalar aire demasiado fuerte para romper el momento o cómo sí tan sólo al murmurar una palabra, Lena me reafirmara qué tenía suficiente de todo, incluso de mí. Pero aunque quisiera poder empezar a recitarle toda mi verdad sobre nosotras y lo que tanto pensé tener claro mientras ahuyentaba a mi hermano de aquí, ahora que la tengo enfrente, no soy capaz de absolutamente nada más que observarla cómo una tonta, con mi boca totalmente seca por mis ganas de consumir a Lena, a mí Lena por completo para confirmarle a mi tonto corazón y a mí alocada mente, qué Kieran está aquí, y qué no se irá a ningún lado, cómo tuvo el infortunio de hacer hace tantos años y qué todavía nos sigue causando tanto mal.

Enfrasco fijamente mi mirada en ella, en su expresión indecisa viéndome a escasos centímetros de ella, en la forma en la qué sus hombros han recobrando su altivez característica, esa qué no veía desde qué volvió a Midvale rogando por mi perdón, mientras sus labios levemente abiertos dejan pasar el viciado aire de la noche hasta sus pulmones. Mi boca se seca al verla, deseando poder beber de nuevo de sus rojos y excitantes labios, para saber que todo estará bien; pero siento cómo hilos invisibles me atrapan ferreamente para impedirme realizar cualquier movimiento y porque quizás, la duda sobre lo qué somos ahora después de su ultimátum, no me deja cerrar la poca distancia qué dolorosamente nos separa.

- Kara.- susurra con un ligero tono de esperanza, haciéndome sentir anhelo por la forma en la qué llamó mi nombre, cómo sí yo fuera todo lo que ella necesita para estar bien. Un intento de sonrisa nace en mis labios ante ese reconfortante pensamiento, pero ella al verme, tose cómo despertándose de un lejano sueño, volviendo rápidamente a la dura realidad, borrando de inmediato la poca felicidad que nacía en mí. - ¿Qué haces todavía aquí?- me cuestiona toscamente, cómo sí estuviera a punto de ser atacada por una cazadora. Bufo molesta por su tono, negándome a alentar su instinto defensivo conmigo, porque malditamente no merezco esto de ella, cuándo precisamente estamos en esta situación por sus estúpidos errores. Esto sería cómico para mí, sino me sintiera muy decepcionada por el hecho de qué Lena no me deja empezar a explicarme. Quisiera mover mis pies hacia adelante, cerrando la poca distancia entre nosotras y atraparla con fuerza entre mis brazos cómo la cazadora qué ella ahora piensa que soy, sin darle una mínima posibilidad de discusión de su parte y sin permitirle seguirle dando más rienda suelta a su terca actitud; cuándo yo finalmente quiero dejar todo atrás y recuperarnos a las dos, por más de qué se me venga el mundo encima al ser la misma tonta enamorada qué sigue escogiendo a Lena y a nuestra familia, por sobre todo. - Les pedí a ti y a tú hermano que se fueran, Kara.- murmura lentamente, rompiendo el silencio entre las dos, cómo sí con eso pudiera encontrar una explicación qué llene el vacío de las respuestas qué me negué a darle a su último cuestionamiento. ¿Ella en verdad creyó qué me iría después de su duro rechazo en el comedor? Oh, no, Lena no me conoce nada bien si piensa tan poco de mí. Sus ojos verdes se agudizan sobre mi rostro, cómo sí una amarga idea hubiera cruzado su mente. - No me digas qué el idiota de Clark también está aquí, porque ahora sí lo voy a moler a golpes, Kara.- dice fastidiada, cerrando la puerta detrás de ella, ocultando eficazmente la adormilada y borrosa forma de nuestro hijo en su habitación. No es cómo sí estuviera muy atenta a él, teniendo a Kieran comportándose tan distante a lo suave y delicada qué acostumbradamente es. - Mi hermano así cómo toda mi familia se fue, así que deja de ser tan despectiva con ellos, Kieran.- repongo enseguida porque absolutamente lo último que necesito es que empecemos a discutir, cuándo lo único que deseo es parar de batallar con ella de una maldita vez. - Ellos empezaron con los ataques, no yo, por sí se te olvidó.- se excusa roncamente, frunciendo su ceño cómo sí estuviera recordando cada palabra dicha en su contra esta noche. Oh, no, no necesito que ella recuerde eso, sobre todo la parte en la que papá le dijo lo indeseable qué le resultaba mi linda ojiverde. Suspiro pesadamente, sintiéndome de nuevo culpable por no haber detenido todo ese ataque a tiempo, porque de haberlo hecho, los papeles no se hubieran invertido tan drásticamente porque culposamente debo admitir que - Lo sé, Lena, sé qué ellos empezaron, pero te pido que pares y eso sí puedes hacerlo tú, ¿No es así, Kieran?- digo retóricamente, sabiendo lo mucho que frustra a Lena ese tono en particular de mí parte y es justo lo que necesito ahora, para que deje de estar a la defensiva y sólo se quede escuchando lo que tengo que decirle, qué es demasiado. - Está bien.- dice por lo bajo para mí, antes de mirar de reojo la puerta cerrada de la alcoba de nuestro hijo, cómo sí estuviera reorganizando sus pensamientos y decidiendo que movimiento hacer a continuación. - Clarence, está profundamente dormido, sí es a lo qué venías, Kara.- confiesa susurrante, volviendo su mirada hacia a mi antes de enfocarse en el pasillo más allá de mí cuerpo, cómo sí fuera demasiado para ella la mera idea de intentar mirarme ahora. - Puedes dejarlo aquí y ya mañana lo llevaré a casa de tus padres, lo prometo.- dice rápidamente, con su voz estuviera llena de temor. No puedo evitar pensar en qué su tono se debe a qué tal vez Lena está considerándome capaz de llegar al punto de arrebatarle el tiempo con él después de lo qué me dijo y la idea no me gusta para nada y me duele muchísimo ver qué llegamos a este punto. ¿Tan mal me he estado comportando con ella para qué me crea capaz de algo así sólo por su ruidoso quiebre de esta noche? Debo replantearme varias cosas a partir de ahora sí es qué quiero dejar todo atrás porque la idea de que Lena tema de mis acciones, no es tan agradable cómo en el pasado creí que sería. - No.- susurro al instante, viendo la forma en la qué sus ojos parecen querer salirse de sus órbitas cómo sí no creyera lo que acabo de decirle. - ¿Cómo qué no?- brama al instante, asustándome en mi sitio por su inesperada reacción, que me detiene de completar mí idea. - Clarence también es mi hijo, Kara y lo necesito esta noche, y lo sabes, ¿Cómo se te ocurre negarme algo así? Sé qué te lastimé, créeme y cada día me castigo por eso pero ya no quiero martirisarte con mis ruegos y hoy me quedó más que claro qué no hay posibilidad entre las dos; y aunque me duela aceptarlo me lo merezco, pero quiero saber qué en esta dolorosa noche, mi hijo está aquí conmigo; así qué dime, Kara, ¿Tanto me odias para privarme de su compañía?- dice herida, con sus lágrimas volviendo a inundar sus ojos verdes. Mi corazón se oprime en mi pecho al verla así, queriendo golpearme en la cabeza por no poder expresarme claramente. - Cállate, Kieran.- le grito desesperada, logrando al instante mi cometido. - Te dije que no, sólo porque no es necesario qué prometas llevar al niño a casa, porque ya sé que lo harás.- me explico rápidamente, alegrándome con la evidente expresión de alivio qué muestran sus lindos rasgos. - Gracias.- susurra sonriéndome un poco, lo que me da de inmediato algo de fuerzas para continuar. - No necesitas agradecerme, Lena, porque tienes razón, él es tu hijo y ya suficiente tiempo los tuve alejados cómo para ahora volver a hacerlo.- le explico con tiento, sintiendo mi pulso a tope por lo que quiero darle a entender. - En la cena no parecías la más cómoda conmigo o toda tú familia en realidad mientras que yo sólo quería disfrutar con Clarence y lo sabes ¿Verdad? Sólo hice todo esto porque él me lo pidió y no puedo resistirme a ese puchero de sus labios, ese que tanto me recuerda a ti.- se explica torpemente, y quisiera saber sí ella en verdad se da cuenta lo tierna que se luce así. - Si, sobre eso, tenemos qué hablar.- le recuerdo suavemente porque es ahora o nunca que debo poner las cartas sobre la mesa y cuándo termine, espero que Lena siga tan dispuesta a permanecer aquí junto a mí, porque de lo contrario, eso sí que no se lo perdonaría, ni lo soportaría porque pasar por todo sola de nuevo, sería demasiado para mí pobre corazón. - No quiero discutir contigo, Kara, ya no quiero pelear más.- dice agotada, suspirando pesadamente su aliento cargado de whisky golpeando levemente mi boca, mientras niega con fervor a mi pedido. Suspiro frustrada por su negación pero me niego a dejar qué se salga con la suya de nuevo, porque ya me tiene aquí nerviosa y tontamente dispuesta a admitir qué quiero estar con ella de nuevo, cómo tanto me pidió en los días que pasaron, cómo para que ahora se niegue a escucharme por un infantil berrinche de su parte. - ¿Quién te dijo qué quiero pelear?- pregunto exaltada, intentando acercarme mucho más, sólo para verla huir por los lados de mí. - No lo sé, Kara, pero eso es lo único que sabemos hacer ahora y no quiero hacerlo de nuevo, porque ya esta noche tuve suficiente, así qué con tú permiso.- contesta rápidamente, corriendo lejos de mi cómo sí pudiera quemarla con mi cercanía. - Vuelve aquí, Kieran.- jadeo sin entender, girándome sobre mis pies para observarla de frente, pero lo único que encuentro, es su firme trasero rebotando cadenciosamente, logrando secar mi boca de necesidad de querer morder sus firmes y sedosas carnes qué tan bien recuerdo pueden moverse sobre mí; mientras qué sin siquiera sospechar mi estado, ella corre despavorida por todo en pasillo, cómo sí la estuviera persiguiendo su peor calvario. - Deja de huir de mí de una maldita vez, Kieran.- jadeo con el dolor rasgando mi garganta mientras mi mirada se nubla por mis lágrimas no derramadas porque estoy a punto quebrar la coraza qué armé a mí alrededor para que Lena no volviera a lastimarme y por supuesto eso sólo lo ocasionaría verla corriendo cómo una cobarde de mí para evitar enfrentarme.

PEYTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora