Victoria Prince

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Toda mi vida la he dedicado a enriquecer mis conocimientos y a trabajar muy duro, cuando mi madre murió, mi padre se dedicó a sus negocios, jamás me falto nada, solo la atención y el amor de mi padre. Tan solo meses después de la muerte de mi madre, mi padre se casó con una mujer mucho más joven que él, ella hizo de mi vida un infierno. Para cuando tenía 12 años me mude con mis abuelos, antes de irme de mi casa escuche una noticia, que habían secuestrado a una niña de tan solo 6 años. Mis abuelos dieron gracias a Dios el día que salí de esa casa, no había sido la primera niña que secuestraban y estoy segura de que no fue la única.

Para cuando tenía 20 años de edad, mi abuelo había fallecido, no sin antes dejarnos protegidas a mi abuela y a mí, era un hombre de negocios, toda su vida estuvo dedicado a la economía, se dedicaba a comprar pequeñas empresas, inyectarles capital y luego venderlas a diferentes inversionistas, las vendía en partes, casi nunca se quedaba con ellas. Hizo su gran fortuna de ese método, aparte invertía en el sector agrícola y en otros negocios, me dedique a estudiar economía empresarial, marketing y uno que otro título más, él siempre me dijo que jamás dejaría en manos de mi padre su legado, aunque a mi padre tampoco le faltara nada, para mi abuelo su hijo no era suficiente.

Me dediqué en cuerpo y alma a las empresas Prince's, empecé a trabajar desde los 21 años, con mi carrera terminada, los conocimientos de mi abuelo ya era uno de los empresarios más fuertes del país, superando a mi padre, ya no solo vendía empresas pequeñas, ahora también reconstruía empresas gigantes para luego vender sus acciones a otras empresas más grandes, había hecho creer todo el negocio.

Cuando tenía 29 años de edad, ya tenía mi vida resuelta, aunque en el mundo de los negocios para una mujer era más difícil, mi abuelo había puesto una cláusula en su testamento, que antes de cumplir mis 30 años yo debía casarme, de lo contrario dejaría de ser el CEO de mi propia empresa y pasaría a manos de los directivos, no lo iba a permitir. Tenía una relación de tantos años, no era el mejor tipo, pero era mejor eso que nada, él también tenía sus negocios y era un hombre influyente, le propuse casarnos, aunque para el sí era un casamiento real, a mí no me importaba mucho.

Ese día que salí del edificio Prince's, tenía una reunión para una de las empresas adquiridas no logramos hacer el contrato con el inversionista, estaba enojada y solo quería irme a casa. Ya era tarde y las calles estaban solas y oscuras, era una de las horas que siempre salía de trabajar. Con mi chofer logramos ver a una niña corriendo a nuestra dirección.

- Señorita Prince - me miro por el retrovisor.

- Espera un momento - si venía a pedirnos ayuda, claro que la ayudaría, pero de lo contrario solo seguiríamos nuestro camino.

A medida que se iba acercando, solo parecía que era una prostituta corriendo tal vez de algun hombre al que le había robado, no me extraña las mujeres que se dedican a eso hacen ese tipo de cosas.

- Espere - llego golpeado la ventana del coche - espere.

Mi chofer empezó a bajar la ventana.

- Ayúdeme, por favor - suplico casi sin aire - me vienen persiguiendo.

Mi chofer y yo nos miramos por unos breves segundos, no dude en ayudarla y él tampoco, sabía lo que debía hacer

- Señora - solo corroboro lo que yo estaba pensando.

- Súbela - le confirmé.

No dudo nada y se metió dentro del auto, casi cayendo encima de mí, si no me corría ella se hubiera sentado en mis piernas, estaba toda sudada y descalza, miraba a una sola dirección, estaba aterrada y temblando y como no venía casi desnuda.

- Rápido - grito - ya vienen.

Mi chofer casi hace que nos impactemos en los asientos de al frente y justo cuando iba a gritarle mire al menos 5 hombres vestidos de negro con armas buscando algo o mejor dicho a alguien ¿Quién era esta niña?

Justicia (proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora