Lili Anderson

3K 312 84
                                    

Desde la cena con Victoria y su nana había estado sintiéndome confundida, pero de una manera extraña, no sabía por qué ella en momentos me parecía diferente y me hacía suspirar. Su nana me dijo que no debía tener sentimientos de otra clase, excepto de agradecimiento, pero el problema era que no sabía diferenciar, mi cabeza me decía una cosa y los latidos de mi corazón me decían otra cosa.

Sabía que Victoria no iba a llegar a dormir, así que tuve que dormirme con la incertidumbre en mi cuerpo, me sentía cansada, mi día había sido muy cansado, tantas cosas y emociones que sentí me dejaron agotada.

En el transcurso de la madrugada escuche unas voces y me levante rápido, al principio me dio miedo, pero después la escuche a ella, aunque sonaba diferente, podía reconocer su voz y la de alguien más. Después de unos minutos ya no escuche más voces y regrese a la cama, probablemente ya está dormida.

- Ya está aquí, puedo dormir tranquila - me abracé a mí misma con la almohada que había usado ella.

Cerré mis ojos y comencé a contar en mi mente, siempre me ayudo a dormir cuando estaba en esa habitación oscura y fría, aunque esto no se sintiera igual y era más cálido, tenía problemas para poder dormir. A medida que los minutos iban pasando empezaba a conciliar el sueño, no recuerdo si estaba despierta o dormida, pero su voz llego a mis oídos.

- Eres hermosa Lili - su voz se escuchaba lejana - pero debo alejarme de ti, no necesitas más problemas en tu vida.

Mi corazón comenzó como un tambor, ¿Ella quería alejarse de mí? ¿Por qué? ¿Hice algo mal? No me atreví abrir los ojos, sabía que seguía cerca de mí, podía sentí su perfume, aunque se camuflaba con un olor que logre reconocer de golpe.

Era ese horrible olor que tenía el hombre gordo de traje blanco, podía sentirlo como respiraba cerca de mí nuevamente, como el aire caliente que expulsaba de su nariz quemaba mi piel. Un escalofrío subió desde la punta de mi dedo del pie hasta la punta de mi cuero cabelludo, sentía como mi cuerpo temblaba y como comenzaba esa horrible pesadilla nuevamente.

Y todo eso quedo en segundo plano, cuando sentí unos labios en los míos, fue tan sutil y si no hubiera estado despierta no lo hubiera sentido para nada, sabía como eran los besos, muchas veces mire a mis padres hacerlo y en su momento me daba un poco de asco, luego lo que paso con ese hombre me cerré a intentarlo en mi vida.

Pero ahora, sentir ese roce, mi cuerpo reacciono de manera diferente, no me dolía, no me hacía sentir asco, me hacía sentir mariposas revoloteando en mi estómago, quería sonreír y decirle que lo hiciera otra vez, que me gustaba y me hacía sentir feliz, pero antes de hacerlo escuche como la puerta se cerró.

Abrí mis ojos poco a poco, tratando de calmar a mi corazón que quería salirse por mi pecho y dando palmadas en él para poderlo detener, me levante y casi tropecé por ir detrás de ella, antes de llegar me detuve de golpe, ¿dijo que era hermosa? ¿De verdad cree que soy hermosa? Pero, ¿ella se quiere alejar?

- Ah... me confunde - regresé a sentarme.

Sabía que no lograría dormir en toda la noche, tenía mi energía al 100% después de ese beso, camine al rededor de toda la habitación, conté cada ladrillo que había en el suelo, dibuje figuras en el aire y explore cada rincón de la habitación, pero aun así no pude dormir. Sentía como iba amaneciendo y decidí que era mejor irme a duchar, tal vez así lograba despejar mi mente de lo sucedido.

Salí de la habitación ya lista para enfrentarme al día que tendría, aún no sabía que haría, pero algo me decía que sería movido. Baje recorriendo con mi vista las pinturas que colgaban de la pared que llevaban a la parte baja de la casa, eran hermosas y daban tanto sentimiento que te transmitía paz y a la vez tristeza.

Justicia (proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora