"𝗔 𝗺𝗶 𝗲𝘁𝗲𝗿𝗻𝗼 𝗱𝗼𝗹𝗼𝗿..."
Cuando se conocieron ambos buscaban lo mismo en el otro, ninguno podía sentir algún tipo de sentimiento por el otro, nunca se imaginaron estar completamente enamorados de alguien.
Pero con el tiempo todo cambia...
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— ¿Ya viste que tus fotos con esa chica están por todo Internet? — dijo Bill demostrando una obvia molestia.
— Ah sí, incluso apareció en las noticias. — contestó Tom sin demostrar interés.
— ¡Ahg, Tom! — Bill le lanzó una chamarra que iba a meter en su maleta. — Denisse me caía bien, si ella se entera de las fotos y si es que ya las vió, nos dejará de hablar, bueno, pero ahora creo que no te importa tanto.
— Oye, tranquilo. — se levantó de la cama y miró a su hermano. — Mira, Denisse sabe que así es ésto, un día te acuestas con alguien y al día siguiente, ese alguien se acuesta con alguien más. Ella puede hacer lo que quiera y yo también, ¿recuerdas que ella y yo no somos nada?, y además, tú no le has hecho nada, no tendría por qué dejar de hablarte a ti.
— Espero que tengas razón.
La banda ya había terminado la primera parte de su gira, se tomarían alrededor de un mes para descansar y después regresar a los escenarios nuevamente.
28 de julio 2007
La chica abrió sus ojos con sorpresa. — ¿Qué es lo qué haces aquí? — preguntó al ver a aquel chico en la puerta de su casa.
— A mi también me agrada verte, preciosa. — dijo con sarcasmo al ver la reacción de la pelinegra.
En el lapso de tiempo que se iba a tomar como descanso de la banda, Tom y Bill habían viajado hasta Los Ángeles sólo para ver a aquella chica pelinegra, pero Tom era el que más emocionado estaba, ya habían pasado alrededor de 3 meses desde la última vez que la vió, claro que se sentía ansioso por verla.
Y justo ese era el momento en el que ya se encontraba en la puerta de su casa, Denisse le había abierto la puerta con cuidado, mientras que con la misma puerta cubría su cuerpo, solo era su cabeza la que se asomaba.
— Tom, claro que me da gusto volver a verte, pero ahora no es momento. — dijo Denisse mientras volteaba un poco hacia el interior de su casa.
Ella solo mordió levemente sus labios con nerviosismo, y antes de que pudiera decir alguna palabra, un chico de pelo castaño oscuro apareció detrás de ella, pero lo que le había causado molestia a Tom, era que ese chico no tenía puesta una camisa, dejando ver todo su pecho.
— ¿Por qué tardas tanto, Denisse? — le preguntó aún sin notar la presencia del guitarrista.
Ella cerró los ojos con fuerza y pareció maldecir en todos los idiomas habidos y por haber en su mente.
— Louis... — musito la chica.
— Oh, hola, tú eres el guitarrista de Tokio Hotel, ¿no? — dijo animadamente el castaño. — Un gusto, soy Louis, soy su bajista. — señaló con la cabeza a Denisse y después estiró su mano para poder saludar a Tom, pero él simplemente lo ignoró y volvió su vista a la chica.
