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【 𝒫𝐿. 𝟬𝟬𝟵 】

Recién regresé a la casa y Aleksander seguía ahí pero se veía molesto

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Recién regresé a la casa y Aleksander seguía ahí pero se veía molesto.

– ¿Sabías que hay una ventana rota? – preguntó, sí que estaba enojado.

– Ah, sí, sobre eso – dije tratando de contener la risa al recordar lo que Bill me había dicho.

– Necesito hablar contigo – dijo seriamente y se sentó en uno de los sillones de la sala.

Sabía perfectamente lo que me diría.

– Ayer, echaste por la borda 11 meses de no haber consumido ninguna droga – regaño – Todo tu esfuerzo se fue a la basura, ¿por qué?

– No lo sé...

– Ayer ni siquiera hubo señales de Marcus

– Aleksander, hay más personas a parte de Marcus que venden drogas, ¿no lo sabes? – dije y solté una risa – No te imaginas la cantidad de gente que vende drogas en esta industria, por ejemplo, todos esos chicos Disney que son el ejemplo para miles de niños, ¿y sabes por qué? – me levante y camine hacia él – Porque nadie aguanta la presión y necesitan de algo para poder mantener la cordura... todos están rotos. ¿Acaso tu nunca lo has hecho? – solté y su rostro se palidecio – porque creo que ayer tu estabas en el mismo estado que yo, y también podría jurar que te ví irte con un chico, ¿no es así, Aleks?

–... ¡SÍ!, lo hago porque es cansado arreglar tus desastres, Denisse – dijo casi gritando, al momento se dió cuenta de lo que dijo.

Ninguno de los dijo alguna otra palabra, sentía como nuevamente el nudo en la garganta se formaba.

Hasta que en ese momento se escuchó que tocaron la puerta.

– Yo iré – dijo y camino hacia la puerta para abrirla – Tom Kaulitz, que sorpresa verlo por aquí.

Al escuchar su nombre, tomé las llaves de mi auto nuevamente y me dirigí a la puerta.

– Hola, ¿nos vamos? – le dije al chico con rastas, el cuál solo asintió confundido.

Los dos nos dirigimos al auto con Aleksander siguiendonos.

– Yo manejaré – dijo Tom y le entregué las llaves, abrió la puerta para mí y él se dirigió a la puerta del conductor, pero antes de entrar fui detenida por Aleksander.

– Denisse, yo no quise decir eso – dijo torpemente debido a los nervios.

– Aleksander, tómate una semana – contesté tranquila – ve a tu casa y descansa, nos veremos después – sin dejarlo decir otra palabra, entre al auto.

– ¿A dónde vamos? – preguntó Tom.

– No lo sé, tú sólo conduce – contesté y comenzó a manejar.

𝗣𝗮𝗶𝗻 𝗼𝗳 𝗹𝗼𝘃𝗲; Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora