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【 𝒫𝐿. 𝟬𝟮𝟰 】

— Louis, ya deja de estar molestandola

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— Louis, ya deja de estar molestandola. — dijo el baterista de la banda lo suficientemente fuerte para que el bajista lo escuchara.

Cameron, Lucas y Louis se encontraban en un club. Estaban sentados en unos sillones un poco apartados de la demás gente, y los tres estaban rodeados de unas pocas chicas, pero el bajista no les daba importancia.

— Déjalo, le gusta ser un perrito. — se burló Lucas, el tecladista, mientras le daba un trago a su vaso. La chica que estaba a un lado de él se rió.

— No me ha contestado ni una sola llamada. — dijo Louis sin darle importancia a las palabras del tecladista.

— Yo podría darte todo lo que ella no quiera darte. — susurró en su oreja la chica a un lado de él. El chico hizo un ruido con su boca y la apartó de él con evidente desagrado.

— Ese guitarrista debe de hacerla muy feliz en la cama como para que ni siquiera Aleksander pueda alejarla de él. — dijo con cierta burla el tecladista.

— Lucas. — regañó Cameron, el mayor de la banda.

El bajista también lo miró con molestia. — Yo pienso que deberías tener cuidado con lo que dices si es que quieres seguir siendo parte de la banda.

— ¿Qué? ¿Acaso tu vas a correrme? ¿O vas a ir a contarle todo a Denisse? — dijo aún con burla.

Louis iba a contestarle pero fue detenido por Cameron. — Esta tomado, no sabe lo que dice.

— Tomado o no, sigue siendo un idiota. — Lucas lo miraba con una sonrisa burlona. — Ya me voy. — el bajista se levantó molesto, tomó sus cosas y salió del club.

[...]

El sol iluminaba la habitación y el sonido de un teléfono sonando hizo que la chica despertara, ella colgó la llamada, sin siquiera darle importancia a ver quién era.

Podía sentir su cabeza doler, eso pasaba siempre que bebía. La noche anterior, Tom, Bill y ella, por petición del gemelo menor — y también apoyado por Denisse — habían ido a un club para pasarla bien un rato, pero los tres perdieron el control y se pusieron bastante ebrios, pero cuando el club cerró alrededor de las 3:00am, continuaron la fiesta en la casa de la pelinegra.

El teléfono volvió a sonar.

— ¿De quién carajo es ese teléfono? — musito una voz proveniente del suelo de la habitación.

A Denisse se le hizo un poco extraño escuchar aquella voz en su habitación, se giró sobre su cama y lo que vio fue una escena bastante divertida; ambos gemelos estaban en el piso con unas cuantas botellas a su alrededor y una pequeña cobija cubriendolos a ambos.

El teléfono seguía sonando.

Bill, el que había hablado antes, colocó una mano en su oído e hizo un gesto de frustración aún con sus ojos cerrados, mientras que su gemelo seguía profundamente dormido en el suelo, él tenía un sueño bastante pesado según el mismo Bill.

𝗣𝗮𝗶𝗻 𝗼𝗳 𝗹𝗼𝘃𝗲; Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora