02. La marca del destino

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Participar en la cacería de esa noche no era algo que hubiese pensado desde el inicio del festival, pero Hyungseok era tan serio con sus promesas que no encontró motivo alguno para retractarse y solo decidió esperar a que la noche llegara para ir ...

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Participar en la cacería de esa noche no era algo que hubiese pensado desde el inicio del festival, pero Hyungseok era tan serio con sus promesas que no encontró motivo alguno para retractarse y solo decidió esperar a que la noche llegara para ir directamente hacia el comienzo del bosque, donde se llevaría a cabo dicha actividad. Ciertamente, no era algo que lo entusiasmara demasiado, pues no era un hombre hecho para la caza, pero sí que se sentía ligeramente interesado por saber qué tanto tenía Daejoon para mostrarle en ese reto.

Hyungseok conocía al omega como la palma de su mano. Desde que eran solo unos bebés, las relaciones entre sus padres habían permitido que se acercaran lo suficiente para entablar una amistad. No solo por la cercanía de sus edades, sino también por lo bien que complementaban sus personalidades al momento de conversar o realizar una actividad juntos. Hyungseok era mucho más calmado, serio y reservado, actuando solo cuando la razón se lo permitía. Daejoon, por su parte, era mucho más animado, impulsivo y osado, realizando todo tipo de acciones incluso cuando era guiado por sus sentimientos. Eran claros opuestos, pero seguían siendo tan amigos que esa oposición no llegaba a ser problema para alguno de ellos.

Eso les sirvió para que el vínculo de amistad que compartían creciera con el tiempo, llegando a reconocer muchos de los sentimientos del otro sin siquiera tener que escuchar lo que les aquejaba. Daejoon, al ser mucho más extrovertido del alfa, tendía a llevarlo de un lado para otro, sin necesidad de preguntar de antemano. Incluso en la escuela, cuando alguien osaba molestar al hijo del líder, era el omega quien se colocaba en frente para defenderlo, haciendo lucir de primera mano sus habilidades para la lucha. Por supuesto, Hyungseok tenía el poder suficiente para que esos otros niños pagaran por ello, pero no se atrevía a hacer mucho cuando veía a Daejoon ir justo al frente para mantenerlo a salvo. Pues aquello le divertía y enternecía en partes iguales.

Al pasar el tiempo, y teniendo el alfa la responsabilidad de prepararse arduamente para heredar el trono cuando su padre decidiera abdicar a su favor, sus reuniones dejaron de ser recurrentes y solo aprovechaban el poco tiempo de sus descansos para platicar o acompañarse por un momento. Hyungseok se había alejado por completo del omega, pero seguía conociéndolo tan bien que no podía dejar de pensar que esa reunión en particular le resultaría mucho más significativa que otra antes realizada.

Hyungseok sintió como se le formaba una sonrisa al recordar la manera tan tímida en que le pidió acompañarlo esa noche. Era inusual ese tipo de comportamientos en el omega, pero lo había disfrutado mucho. No entendía la razón detrás de su fascinación por verlo tan avergonzado frente a él, pero parecía que su lobo disfrutaba conocer esa faceta casi desconocida de Daejoon.

―¿Ha pasado algo bueno, Hyungseokie?

La voz de Taehyung invadió el interior de su habitación, llamando su atención por completo. Después del pequeño almuerzo que habían compartido en familia, el alfa creyó no volver a ver a su padre hasta el anochecer, dadas las responsabilidades que tenía con todo lo relacionado al festival, pero agradeció que estuviera allí en ese momento, pues su presencia siempre le había parecido reconfortante.

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⏰ Última actualización: Aug 11, 2023 ⏰

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