01. El corazón de Jeon Daejoon

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El sonido de las espadas chocando entre sí inundó todo el campo de entrenamiento, mientras un gruñido enojado se levantaba sobre los murmullos que muchos de los maestros mantenían bajo las columnas de aquel hermoso y majestuoso lugar

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El sonido de las espadas chocando entre sí inundó todo el campo de entrenamiento, mientras un gruñido enojado se levantaba sobre los murmullos que muchos de los maestros mantenían bajo las columnas de aquel hermoso y majestuoso lugar. Uno de ellos observó en dirección de los contrincantes, teniendo ligera curiosidad por conocer al ganador de aquella contienda, pues ambos eran tan diferentes en técnicas y tamaños que era imposible adivinar quién sería el ganador. Un gruñido volvió a escucharse en medio del campo, hasta que fueron un par de golpes los que resonaron antes de que uno de ellos terminara en el suelo, siendo amenazado por la espada de su contrincante, quien sonreía victorioso desde su altura.

Incluso los maestres se sorprendieron de ver la facilidad con que el omega en cuestión había logrado salir victorioso de una lucha contra un alfa mucho mayor a él, pero toda sorpresa se disipó para ellos cuando descubrieron que el hombrecillo de cabello oscuro y sonrisa orgullosa era Jeon Daejoon, el segundo hijo del príncipe Jimin.

―¿Debería empezar a disculparse por haber subestimado mi fuerza, hyung? ―mencionó el más bajo, quitando su espada del pecho contrario para dejarlo sobre la arena―. Recuerdo haberle dicho que mis habilidades con la espada habían aumentado los últimos meses, pero continuó diciendo que podía vencerme.

―Aún continúas cometiendo errores ―dijo el contrario.

―Debo mejorar algunos aspectos, pero eso no importa mucho porque gané esta pelea y tendrás que invitarme un bocadillo de regreso a casa.

Wooyoung sonrió ante sus palabras y se puso de pie, limpiándose el polvo que había cubierto su vestimenta. Alrededor pudo ver a los espectadores, quienes murmuraban sobre el resultado de la pelea, seguramente vanagloriando al omega y dejándolo a él como un alfa débil que no podía hacerle frente a un joven mucho menor a él. Por supuesto, aquello no era algo que molestara al alfa, pues conocía de primera mano la habilidad que tenía Daejoon con la espada desde muy joven, pero sí que se sintió avergonzado consigo mismo, pues seguía sin ser tan fuerte como hubiese deseado demostrarle al omega.

Daejoon recogió su espada y la dejó en su lugar, agradeció a los maestres por haberles permitido practicar en aquel lugar y corrió hacia los vestidores, donde cambió su vestimenta de entrenamiento por una más informal. Era todavía muy temprano para regresar a casa, por lo que decidió permanecer un rato más en el pueblo, aprovechando que el Festival de verano había dado inicio el día anterior. Existían varios puestos de comida que exponían diversos platillos y postres, por lo que aprovecharía su victoria para pedirle al mayor que le consiguiera un poco de lo que vendían los pobladores.

―¿Ya estás listo? ―cuestionó Wooyoung desde el exterior de los vestidores.

―¡Lo estoy! ―exclamó el omega, colocándose la pequeña mochila que llevaba en el hombro―. Y también estoy listo para dejarte en la quiebra.

Daejoon le sacó la lengua juguetonamente antes de echarse a correr fuera del edificio. Su risa se extendió por el viento, mientras corría de un lado a otro, esperando que el mayor no lo alcanzara en esa pequeña carrera. No era de extrañar que, entre ambos, quien tenía mucha más energía en aquellos asuntos era el omega, no solo por los años que le llevaba al alfa, sino también por su propia personalidad alegre y vivaz.

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