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En algún momento había terminado así, hecho un desastre, con el culo alzado y la cara contra el colchón, acariciándose de arriba a abajo, de vez en cuando apretándose con la diestra y penetrándose con un vibrador en su potencia máxima, todo por la fugaz idea de que JooHeon podría estar dándole la cogida de su vida en este momento.

Aún así, nada de eso podía complacerlo lo suficiente, hasta su imaginación lograba quedarse corta en comparación a lo que realmente necesitaba en ese momento.

Cómo si fuera una manifestación por arte de magia, logro apenas ver con sus ojos acuosos cómo a su lado la puerta de la habitación se abría, dejando entrar un hilo de luz de afuera, suficiente para exponerlo.

Un suspiro.

Su mirada se dirigió allí. Era él, por la mierda que era él. No alcanzó a sentir vergüenza ni alivio, la voz de su amigo vino primero.

—ChangKyun...— murmuró.

Éste pasó saliva, sintiendo como su miembro se endurecía más si es que eso era posible.

Temblando, comenzó a enderezarse, quedando sentado sobre sus rodillas en la cama, pero antes de lograrlo por completo, JooHeon de nuevo habló —Lo siento— se disculpó y salió corriendo de la habitación, cerrando la puerta tras él.

Im cerró los ojos, esperando un segundo portazo de la entrada para indicar que ya se había marchado, pero este no sucedió.

Suspiró, lentamente retiró el vibrador y con un pañuelo intentó, casi en vano, secarse.

Con todo su cuerpo sensible y tembloroso intentó vestirse, sabiendo de sobra que su dolorido miembro no tendría intenciones de bajarse, mucho menos después de todas las malas pasadas que su propia imaginación le estaba dando, sobre las mil y un formas en las que Lee JooHeon se lo podría estar follando.

—JooHeon— lo llamó, encontrándolo en la sala de estar, recostado en el sofá boca arriba, cubriéndose el rostro con uno de sus cojines.

—Tú sigue tranquilo, yo te espero

Rodó los ojos ¿Por qué lo hacía tan difícil? ¿A caso se estaba aprovechando de él?

—¿Puedes venir? Si quieres... Ya sabes— ya era un adulto, pero había sonado como un estúpido.

Lee descubrió sus ojos, queriendo confirmar a través de ellos lo que acababa de oír.

No iba a negar que estuvo al borde de saltar sobre él como una maldita bestia en el momento en que abrió la puerta y lo vio tan necesitado y expuesto. Tampoco que su mirada se estaba desviando demasiado de los ojos oscuros y acuosos de su amigo, paseando por todo el pecho desnudo y ligeramente marcado, que se movía agitado de arriba a abajo, hasta aquélla visible marca en los pantalones de chándal gris, que mostraban cuán excitado seguía.

—¿Estás seguro?— murmuró, volviendo, sin saber qué tipo de respuesta esperaba.

ChangKyun asintió lentamente, era su maldito fin, lo supo.

JooHeon intentó no brincar del sofá para salir corriendo hasta la habitación, imitó la energía tranquila de Im y tras él, salió caminando como una persona civilizada.

¿Qué se suponía que tenía que hacer ahora? ¿Tomarlo por el hombro, besarlo salvajemente y hacerlo suyo? Un momento ¿Besarlo? ¿Estaría bien besarlo?

Sumergido en su debate mental, no supo en qué momento pero ChangKyun lo tomó de los hombros y hundió su boca en la suya.

Sostuvo la pequeña cabeza a ambos lados intentando no parecer tan sorprendido a como realmente se sentía en ese momento.

3 A.M. | 𝒋𝒐𝒐𝒌𝒚𝒖𝒏 ʰDonde viven las historias. Descúbrelo ahora