16 - Rosa manchado. Hirai es un asco.

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Sana se encontraba en clases, sus brazos estaban recargados en la mesa, y ella recargaba su mentón en estos, mirando desinteresada a todos. Sus ojeras ni siquiera fueron tapadas, no hizo el esfuerzo para parecer mejor. Estaba de la mierda, y lo demostraba.

Habían ya pasado los días, pero simplemente no podía procesar que había acabado de perder a su madre. El funeral, los sentimientos encontrados, el llanto, las noches sin dormir. Se sentía ajena a su vida de hace cinco meses, en aquel tiempo podía ser feliz.

Dahyun estaba sentada a su lado, luego el asiento de Momo estaba vacío porque se fue al baño. Sana observó a Dahyun colorear, pues ella había terminado el trabajo que había puesto el profesor Lee.

Este docente no era tonto, sabía de las recurrentes tensiones y problemas que su grupo estaba teniendo. Sabía el cómo se podían sentir incómodos después de las situaciones que han pasado.

Felix se sentía angustiado, esto porque se había esforzado tanto por formar un lugar cómodo para todos ellos, y parecía estar destruyéndose.

En otras noticias, justo ayer hubo otro asesinato de la Asesina de Dios, la conocida así por toda la cuidad. Y no fue nada más y nadie menos que la señora Min, misma que también era docente en el colegio.

Todos se habían angustiado por esto, porque temían que la asesina creyera que el maestro Felix era religioso y fuera a por él. Temían que sus padres fueran los siguientes, que los adultos que querían fueran una nueva víctima.

La angustia se sentía intolerante, pero ahí estaban. Otro día de clases, todos asistieron puntuales, uniformados. Sus expresiones no eran lo mejor, pero estudiaban y intentaban seguir.

Sana dirigió su vista a la mesa, en el lugar de Momo estaba su celular, al parecer lo había olvidado, ya que siempre lo tenía con ella.

Sana se preguntó si tal vez Momo se quedó encerrada en el baño de nuevo, y no podía comunicarse con nadie porque olvidó su celular. Ya estaba tardando algún tiempo, incluso el horario para ir al baño se había acabado.

— Momo tardó mucho — murmuró hacia Dahyun, quien la miró y luego dirigió su vista hacia el asiento de su novia, pensando.

— Debe estar bien, tal vez una urgencia — fue lo que Dahyun comentó, alzando sus hombros mientras volvió a su colorear. Estaba coloreando otra vez para Momo, un último dibujo.

Sana frunció el ceño por su despreocupación. Dahyun hubiera hecho casi un escándalo por no encontrar a su novia a tiempo allí, pero en igual de eso coloreaba concentradamente una princesa de rosa.

Sana parpadeó repetidamente, tomando un respiro al sentirse sofocada y con falta de aire. De nuevo recostó su mentón en sus brazos sobre la mesa, buscando relajarse, pero no lo conseguía.

Su vista fue al salón de clases, viéndolo detalladamente. Fueron minutos, y entonces frunció el ceño al notar que Momo seguía sin regresar, pero nadie a su alrededor parecía darse cuenta, ni siquiera el maestro.

Veinte minutos, eso es mucho para ir al baño.

Cerró los ojos y los restregó, luego dirigiendo su vista hacia el lugar de Momo, observando el celular con funda rosa. Frunció el ceño al notar que estaba manchado. Lo tomó, intentando limpiarlo por pura distracción, pero una imagen en su mente la hizo detenerse.

Su cerebro pareció quedarse estático al igual que todo su cuerpo. Miró a Dahyun colorear, a el celular estar en sus manos, al maestro dar clases, y a sus compañeros poner atención, pero su mente no los captaba realmente.

Tenía una suposición grande. Estaba harta también.

La funda rosa estaba con una pintura verde, como si se hubiera manchado accidentalmente. Su vista recorrió el celular completo, notando que la funda estaba bastante manchada.

GRUPO LGBT+  ❄︎  DAHMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora