/ Momo (Prt. 2)
Era un buen día, uno donde una Momo de trece años salió de su casa con un propósito en mente, un propósito que en su libreta color rosa había anotado.
¿Qué había pasado en los últimos años? Se había desarrollado lo que Hirai Momo era.
Desde sus seis años, edad donde cambió por completo su mente, Momo no demostraba estar afectada. Lo demostró los primeros días, su padre le decía que se parara de la cama o moriría, pero era su madre quien la convencía más suavemente de comer.
Se habían mudado desde esa edad a otro pueblo. En palabras de su padre, fue para iniciar una nueva vida en este y que sería un hogar definitivo. Momo no había dicho nada ante eso.
Aprendió a esconder las fotos de su hermana cuando su padre encontró una en su habitación y la quemó enfrente de ella, diciendo que debía olvidarse de eso. Ahora tenía fotos de Mina ocultas, en sus libros, en su mochila, entre sus cajones.
Momo aprendió a fingir que estaba bien. Con los años pasando, ella no era nada tonta, debía ser algo más que una persona depresiva por lo que sucedió con su hermana. Hizo como si lo hubiera olvidado, como si aquel acontecimiento de el asesinato de Myoui Mina no hubiera existido, pero en su mente estaba siempre Mina. Para satisfacer a sus padres, hizo una vida como si lo hubiera olvidado.
Ella logró entender el por qué le hicieron eso a su hermana, y realmente empezó a tener un odio creciente por la religión. Lo que tenía que ver con ella, lo repudiaba. Odiaba que esos religiosos se hubieran juntado a hacerle eso a Mina. Odiaba tener que actuar como si nada hubiera pasado. Odiaba todo aquello con toda su alma.
Al crecer, había tenido un diario donde solía contar lo que pensaba o lo que ocurría, incluso qué pensaba hacer y sus pensamientos de odio. Siempre esa libreta color rosa estaba escondida, pero cada que llegaba a su habitación era sacada para empezar a escribir sus más oscuros pensamientos.
Y fue a sus trece cuando se convirtió en una asesina.
Ella salió de su casa, pero con un objetivo en mente. Se consideraba a sí misma lo suficiente capaz, capaz de ejecutar sus planes, mismos planes que fueron creados bien pensados por ella.
Tenía a una víctima en mira, lo había estudiado e investigado hace un mes después de verlo disparar a un gato callejero. Era un hombre que atendía en la tienda cerca a su casa, y sabía bien que ahora sábado debía estar yendo a cazar solo hacia los bosques de las afueras del pueblo. Había observado muy bien la rutina de ese hombre casi de tercera edad.
Momo solo necesitó tomar prestada el arma de su padre (sacarla de su despecho mientras dormía). Estaba decidida, así que siguió directamente al hombre, y cuando lo tuvo en mira, disparó sin siquiera dudarlo.
Miró con curiosidad como caía al suelo, lo observó analizándolo. Todo ella no podía sentir remordimiento, no era un inocente, así que no le había disgustado. Su comisura de labio se movió en una mueca, viendo con ojos entrecerrados al muerto.
Sacó su libreta rosa, su diario, escribió un poco y se fue de ahí sin voltear atrás. Ella no tuvo alguna expresión al volver, escondió el arma de nuevo y simplemente se echó a caminar para llegar lo más antes a su casa.
Ese fue su primer asesinato, a un hombre que mataba animales, incluso domésticos, por pura diversión y asistía fielmente todos los domingos a la Iglesia. Momo no llegó a disfrutarlo, porque simplemente no sintió nada más que curiosidad.
Siguieron los años, Momo solo se convirtió en una asesina inteligente, alguien que planeaba y analizaba toda situación para moverla a su favor. Su apariencia de niña dulce, social y linda la ayudaba a que nadie sospechara de sus crímenes. No hacía asesinatos seguidos, ni iguales, por lo que no se sospechaba que sea un mismo asesino el de todos.
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GRUPO LGBT+ ❄︎ DAHMO
Fiksi PenggemarMomo siempre supo que le gustaba eso a lo que la sociedad llamaba, femenino; las faldas, el rosa pastel, los aretes bonitos, el cabello largo y cuidado, el maquillaje, los vestidos, y muchas cosas más. Pero, oh sorpresa, también le gustaban las muje...