Capítulo 11.

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Le di un sorbo a la taza de café sin decir una sola palabra, aún seguía dormida.

—No tienes un muy buen humor al despertar.. —El búlgaro alzó las cejas mientras untaba mantequilla en una tostada con una sonrisa.
Dejé mi taza sobre la mesa y le miré por unos segundos más antes de que deslizara la tostada sobre un plato por la mesa hasta que esté llegase a mí.
—Gracias. —Murmuré antes de darle un mordisco.

Se sentó a mí lado, en cuanto lo hizo no dudé en preguntar por su hombro.
—¿Cómo lo llevas? —Señalé con mi cabeza su hombro.
—Bien, mientras no haga mucho esfuerzo. —Acarició mi hombro descubierto con una sonrisa leve mientras yo le daba otro sorbo a mi taza.

Se levantó del taburete alzando sus cejas y se metió en el baño dejando la puerta de este abierta. En cuanto escuché el agua caer cogí mi teléfono.
Busqué entre los contactos el nombre de Clara y pulsé en este.

—¿Qué pasa? —Su voz era ronca, suponía que se acababa de despertar.
Me dirigí al salón poniéndome sobre la alfombra llevándome una mano a la cintura.
—¿Tú crees que le intereso? —Mordí mi labio y apreté los ojos.
—¿Mar que cojo.. -le interrumpí-
—¡Lo digo enserio! —elevé un poco la voz— A lo mejor solo soy un rollito de par de semanas.

A veces tenía pensamientos absurdos como este y aunque no lo pareciera, me comían la cabeza.
Después de lo que pasó hace poco con Leo, no me fío de nadie.

Clara intentó convencerme y me avisó de que pasaría por mi casa al mediodía y que así podríamos comer algo juntas e ir por Gran Vía.

En cuanto noté un tacto en mi hombro mientras acariciaba a Mierdón, di un respingo del susto abrazando al perro mientras me giraba.

Fulminé a Misho con la mirada mientras este se reía a causa de mi reacción. Llevaba una toalla atada a la cintura y el pelo húmedo.

—Gilipollas.. —Murmuré bromeando llevándome una mano al pecho.
—¡Solo te he tocado! —Extendió sus brazos.
—¡Ya pero como si fueras un espíritu, me has dado un susto que te cagas! —Rodé los ojos volviendo a acariciar a Mierdón.
—Veo que no has tardado mucho en encariñarte.. —Desapareció por el pasillo sin dejar de hablar conmigo.
—Es que es.. —Acaricié la barriga del perro sin saber describirlo mientras este moría de placer.

Misho volvió y esta vez llevaba unos pantalones cortos vaqueros con un diseño de lo que aparentaban ser dagas. De parte de arriba una camisa de tirantes y encima de esta una de lino de color blanco.
Un cinturón marrón con par de grietas y sus dedos estaban decorados por par de anillos.
Aún no llevaba los zapatos.

Le miré de arriba a abajo y me levanté poniéndome enfrente suya.

—¿Te vas ya? —Me preguntó pasándome un mechón de pelo por detrás de la oreja.
Asentí y me separé para recoger mis cosas y abrir la puerta, Misho estaba detrás de mí.
—Hablamos luego. —Le dediqué una sonrisa y le di un abrazo antes de volver a mi puerta.

Giré la llave y al entrar dejé todo sobre la mesa de la entrada para después tirarme en el sofá. Estaba demasiado cansada.

...

Me puse las gafas en la cabeza y la miré sorprendida, no esperaba aquello tan de repente.

—¿Estás de coña, verdad? —No, no era mucho de palabrotas pero literalmente esto me descolocó por completo.
—Es que lo estuve pensando, te vienes a Barcelona y todo será más fácil. Y por el trabajo no hay problema, tienes un despacho allí. —Se cruzó de brazos y me negué.

Estábamos en la estación del AVE, esperando a que este llegase para despedirme de Clara.
Después de la calma, empezó la tormenta.
No sé qué había pasado pero de un día para otro pasó a decirme que me quedase en Madrid a que volviese a Barcelona.

Me llevé una mano a la cabeza y en cuanto el AVE iba llegando le di un abrazo a mi hermana mientras ella me movía de lado a lado, haciendo que soltara una pequeña risa.

—Sólo piénsatelo y me dices. Pero piénsatelo, no digas solo que no por tu novio. —Me señaló antes de meterse entre las puertas con varias personas.

En cuanto la vi desaparecer me fui de allí con un pensamiento en la cabeza, otro más.
¿Volver a Barcelona?

Salí de la estación y entré directamente en el coche, deseando llegar a casa para solamente tumbarme en el sofá.

Una llamada apareció en la pantalla del coche y lo cogí confusa, Natalia.

¿Mar? —Preguntó, su voz era un hilo.
—¿Estás bien?¿Qué ha pasado? —Pregunté preocupada cambiando de carril, yendo a casa de Natalia.
Es Elena, por si puedes venir a buscarla. —Noté como cogió aire y según hizo eso aceleré un poco más. Esta vez no era para salir de fiesta, lo tenía claro.

Corté la llamada después de decirle que iba para allá, no tenía ni idea de que había pasado pero la que más preocupaba era la niña.

Al llegar a la casa toqué la puerta repetidas veces guardando las manos en mis vaqueros de tiro bajo.
Elena apareció con una mochila y con su mirada me suplicó que la abrazara. No sabía dónde estaba Natalia pero entendí que su hija se quedaría conmigo.

Ambas nos subimos en el coche y conduje hasta la casa mirando repetidas veces por el retrovisor, asegurándome de que ella estaba bien.
Sabiendo que no.

...
Maratón 4/5

📥:PERDÓN PERDÓN PERDÓN SÉ QUE ES CORTO.
He actualizado tardísimo porque he estado mala del estómago y donde vivo hace un calor increíble y lo estoy pasando fatal.

Me da un poco de penita Elena peeero, el drama>>>

Gracias por leer.
💓

Opuestos || Misho AmoliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora